Boxeo Reportajes

Bob Arum, moviendo los hilos del boxeo

Durante estos días el planeta boxístico permanece desierto. Al margen de las cuarentenas respectivas de los atletas, todo el asunto se está moviendo entre bambalinas. Es el momento de los promotores como las empresas como Top Rank y las teleconferencias. En estos momentos en los que todo permanece detenido es cuando sus teléfonos no paran de sonar y ahora mismo están negociando por Canelo, por Fury, por Wilder, etc.

Entre estos tiburones metidos a empresarios del boxeo hay uno al que le vamos a dedicar hoy este reportaje. Bob Arum, otro tipo de semblante serio que no se despega estos días del teléfono tampoco. ¿Quieres saber de dónde viene su fortuna de 300 millones de dólares? Sigue leyendo.

Un magnate de Brooklyn

El magnate del boxeo nació en Brooklyn, en una familia de judíos ortodoxos. Fue a la facultad de derecho de Harvard, aunque ya ahí sabía que él era diferente de los chicos estirados que le rodeaban, más aventurero quizás. Se hizo todo un nombre en la abogacía, llegando a fiscal durante el mandato de Kennedy.

Tras la muerte de este volvió al derecho civil en un despacho de Wall Street. Sin embargo, una serie de hechos muy turbios relacionados con la corrupción le alejaron de la idea de proseguir en este ámbito profesional.

Su salida la encontró cuando se le asignó confiscar parte de los beneficios del primer combate Liston- Patterson, en 1962. En este trabajo conoció nada menos que a Lester Malitz, un tipo que por aquel entonces estaba promocionando pesos pesados. De hecho, Lester fue el que mostró a Bob el combate Terrell-Chuvalo, el primero que veía Arum en su vida, con 34 años ya. Por intermediación de la estrella de fútbol americano Jim Brown, Arm empezó en el circuito de promotores.

Entró por la puerta grande, mejor dicho, ya se convirtió en uno de los gerentes de la promotora de Muhammad Ali. Jim Brown también estaba metido en el ajo y entre los dos llevaron a Ali algunos de sus combates más memorables.

Los 80 ven su despegue

Sin embargo, fue en los 80 cuando Arum empieza a despegar en solitario, alejado del ala de Ali y adentrándose en la nueva oleada de boxeadores que venían. Su estilo marcó época, no escatimando en espectáculo y poniendo siempre toda la caña en el asador. Algunos promotores prefieren hacer cuatro combates con teloneros mediocres. Arum por su parte se esforzó siempre en presentar siempre a campeones como parte del show.

Prueba de esto son los combates de Hagler contra Durán, Hearns, Sugar Ray Leonard y Holyfield contra el viejo Foreman. En los 90 se agenció a otros campeones como Julio César Chávez, Oscar de la Hoya o Manny Pacquiao. Todos ellos proporcionaron a Arum los grandes éxitos que todos conocemos. Ya en el siglo XXI acompañó al ring al gran Miguel Ángel Cotto y al villano Margarito.

Malas relaciones con sus pupilos

Este último boxeador, acusado de utilizar vendas ilegales, fue uno de los muchos casos controvertidos que Bob ha tenido a lo largo de su carrera. Mantuvo 40 años una enemistad con el promotor Don King, litigios contra miembros de los comités reguladores del boxeo, cruces de palabras con antiguos boxeadores suyos. Es un personaje peculiar investigado por la justicia una gran cantidad de veces, pero airoso casi siempre. Cuenta entre sus amigos personales al billonario de Las Vegas Sheldon Adelson y se declara votante del Partido Demócrata. Además, lleva décadas abogando por la legalización de la marihuana, ya que según el tiene grandes propiedades terapéuticas.

Algunos de sus boxeadores han aireado públicamente sus desavenencias con su promotora Top Rank, ya según ellos, les quita parte de lo que les corresponde y manipula jueces y funcionarios a su antojo. Sin embargo, Floyd Mayweather, que había defendido esta tesis anteriormente, se retractó de ella hace unos años, asegurando que las relaciones con el señor Arum eran cordiales.

Se trata sin duda de una de las grandes mentes financieras y estratégicas detrás del boxeo que vino después de Ali. A sus 88 años parece dispuesto a seguir dando la cara y ya está trabajando bajo el radar para traernos la revancha del Wilder-Fury. Además, ha asegurado que el boxeo podría continuar emitiéndose durante la crisis del Coronavirus si se grabaran los combates en estudios de televisión sin público.

Desde luego una mente brillante que nunca para de adaptarse a los tiempos que vienen. Mucho ánimo desde la redacción de Sexto Anillo, ¡el deporte volverá pronto!

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