La pasada temporada, los Big Blue empezaron como aspirantes a todo después de los refuerzos en la plantilla y la gran defensa existente. Nada más lejos de la realidad, todo se quedó en un espejismo, consiguiendo uno de los peores récords de la franquicia y acabando con la destitución, tanto del general mánager Jerry Reese como del head coach Ben Mcadoo.
Los New York Giants decidieron pasar página y renovar completamente el staff del equipo. El primer nombre en llegar fue Dave Gettleman como general manager, procedente de los Carolina Panthers. Un hombre de football como se suele decir, y que tiene bien claro el nuevo rumbo que deben tomar empezando por las trincheras.
Una de las primeras decisiones que tomó fue la de fichar a Pat Shurmur como entrenador jefe, anteriormente coordinador ofensivo en Minnesota Vikings. Una mente ofensiva, que ha demostrado en su carrera que puede ser capaz de llevar un gran ataque y adaptarlo de una manera eficaz al quarterback.
Junto al fichaje de Shurmur se produjeron también las incorporaciones de Mike Shula como coordinador ofensivo procedente de los Panthers y James Bettcher al cargo de la defensa procedente de los Cardinals.
Con todas estas nuevas caras, se rompía con una línea de actuación llevada por Reese que parecía agotada. Lejos de olvidar los dos últimos títulos conseguidos bajo su dirección, las últimas temporadas de los Giants parecían no tener un claro rumbo marcado. Todo esto y el nefasto record del año pasado, junto a la polémica decisión de sentar a Eli Manning para probar a Geno Smith en lugar de Davis Weeb, acabaron costándoles el puesto tanto a Reese como a Mcadoo.
Nuevos aires en East Rutherford
Una vez instaurado el nuevo front office, los Big Blue se han puesto manos a la obra. Gettleman cogió los mandos y empezó su nuevo proyecto con una agencia libre bastante movida.
Han llegado como nombres más notables, Alec Ogletree, linebacker procedente de los Rams, Nate Solder, left tackle procedente de los Patriots, Johnathan Stewart runningback procedente de los Panthers, el linebacker Kareem Martin y el defensive end Josh Mauro, ambos procedentes de los Cardinals.
El Draft. Por fin llegó el momento
Después de muchas especulaciones de analistas y aficionados sobre el pick #2 absoluto de los Giants, Saquon Barkley runningback de Penn State, fue finalmente el elegido. Un Jugador de los que pueden marcar una época y del que se espera que sea toda una estrella. Su calidad y su proyección están fuera de duda, pero para muchos, elegir un corredor tan arriba es un sacrilegio. Sin embargo, si Barkley cumple con todas las expectativas y es capaz de ser el runningback dominante que te cambia un ataque, nadie se acordará de las críticas por elegirlo tan alto.
Tras el bombazo de primera ronda, Gettleman se movió como pez en el agua en el draft y acabó con una actuación más que notable. Will Hernandez, guard de UTEP en segunda ronda y el “robo” de Lorenzo Carter, linebacker de Georgia en tercera, confirmaron el buen criterio del nuevo front office.
Después llegaron los defensive tackle B.J. Hill de North Carolina State, también en tercera y R.J. McIntosh de Miami en quinta.
Una de las sorpresas, fue la elección del quarterback de Richmond Kyle Lauletta en cuarta ronda. Tras haber elegido a Davis Webb en tercera ronda del año pasado, parecía que el relevo en la dirección del equipo estaba cubierta, pero Gettleman y Shurmur creyeron conveniente generar competencia por el puesto, con un jugador de gran proyección.
La ofensiva Big Blue
El ataque de los Giants ha dejado bastante que desear estas últimas temporadas. Una línea bastante deficiente, un juego de carrera casi inexistente y un quarterback en el final de su carrera sin apenas tiempo para lanzar, han sido en mayor medida los factores desencadenantes.
Esta temporada han decidido atajar el problema de una vez por todas y así poder aprovechar los probables uno o dos últimos años de la carrera de Eli Manning. Han reforzado la línea ofensiva para poder darle protección y más tiempo. Aunque el lado derecho de la línea tenga menos nivel, estos cambios permitirán poder abrir huecos para el juego de carrera y que la selección de jugadas esté más compensada y poder administrar mejor el reloj.
Con Barkley en el equipo se espera que el juego terrestre libere de presión a Manning, terceros downs asequibles, generar amenaza constante y permitir a los receptores tener más libertad de acción. Contarán también con el veterano Jonathan Stewart y el rookie de segundo año Wayne Gallman para ayudar por tierra.
En cuanto al juego de pase, el menor de los Manning contará con un gran grupo de armas para lanzar. El retorno de la lesión del gran Odell Beckham Junior, Sterling Sheppard, Evan Engram y el propio Barkley recibiendo, ha de ser un abanico de posibilidades suficiente para doblegar a cualquier equipo. También contará con el receptor procedente de los Broncos Cody Latimer, adquirido en la agencia libre.
Está claro que sentar a Eli Manning después de las consecuencias en la temporada pasada, es un tema complicado. Al contar con un nuevo front office, este año será determinante para el veterano quarterback, que con Shurmur tiene la oportunidad de demostrar lo que le queda de football, o si debe dar paso a uno de sus sucesores drafteados en los dos últimos años.
OBJ
No cabe duda, de que Odell Beckham Junior es uno de los mejores receptores de la liga. Su lesión el año pasado pasó una factura muy grande al equipo y acabó con cualquier posibilidad de remontada tras el mal comienzo de los Giants.
Aunque este año se presenta como uno de los posibles “comeback player of the year” para muchos analistas, también viene con la solicitud de renovación debajo del brazo. Después de declarar abiertamente en público que no jugaría hasta renovar, a la franquicia de Nueva York se le presenta un problema que tarde o temprano tenían que atajar. Parece ser que las negociaciones van por buen camino y que probablemente se convierta en el receptor mejor pagado del momento. Hasta entonces, toda la tormenta mediática que genera un jugador como él no dejara de sonar.
¿Una gran defensa?
Hace dos años nadie ponía en duda que fue la unidad defensiva de los Giants la que llevó en mayor medida al equipo a los playoffs. Acabó siendo una de las mejores de la liga, a pesar de contar con un cuerpo de linebackers que dejaba bastante que desear.
La temporada pasada, fue la parte del equipo que generó más polémica. Los continuos problemas en el vestuario por parte de algunos jugadores, junto al bajo nivel mostrado en el campo, acabaron desencadenando sanciones y malestar en el equipo.
A todo esto se le juntó la nula capacidad del ataque para controlar el reloj con el fin de mantenerse en el campo y así poderles dar descanso para saltar frescos a jugar.
Este año se avecina un cambio de grandes proporciones. La destitución de Steve Spagnuolo como coordinador defensivo y la llegada de Betcher, hace pensar en un cambio de esquema hacia el 3-4 más agresivo. El traspaso de Jason Pierre-Paul a Tampa ha confirmado el cambio. Para poder llevar a cabo este esquema, Dave Gettleman ha hecho una gran apuesta por el cuerpo de linebackers, del cual solo permanece B.J. Goodson. El cambio de Olivier Vernon al Outside linebacker, los fichajes de Ogletree, Connor Barwin y Martin, sumando al rookie Lorenzo Carter, muestran en gran medida el giro en defensa. En la línea, “Snacks” Harrison y Dalvin Tomlinson contarán con nuevas caras como Josh Mauro, que estará suspendido al comienzo de la liga y con jugadores que puedan entrar en la rotación como B.J. Hill, que ayudará a dar consistencia a esa línea. El rookie R.J. McIntosh tendrá oportunidad de aprender de la experiencia de los anteriores de cara al futuro.
En cuanto a la secundaria, los Giants tendrán que confiar en que dos de sus jugadores más importantes hagan buena temporada. El safety Landon Collins y el cornerback Jannoris Jenkins serán las piezas más importantes de esta unidad. Después de la marcha de Dominique Rodgers Cromartie, la baja en el rendimiento de Eli Apple y la desafortunada lesión de Sam Beal, estará en sus manos el acabar con la amenaza profunda. También contarán como incorporaciónes más notables con el safety procedente de Miami Michael Thomas y con el cornerback Curtis Riley procedente de Tennessee.
Un nuevo Front Office
La franquicia de Nueva York ha decidido cortar por lo sano. Después de una época con Jerry Reese al mando, la temporada pasada decidieron dar un giro y romper con el pasado. Gettleman sabe que están ante un cambio de ciclo, y que va a tener la confianza necesaria para poder desarrollar un proyecto a medio o largo plazo.
Para llevar a cabo todo esto, ha empezado por atajar problemas evidentes en el equipo, como la línea ofensiva, el juego de carrera y el cuerpo de linebackers. Poder completar la total transformación del equipo no será posible en un solo año y deberá seguir construyendo en el mismo sentido en temporadas venideras.
Todo este cambio estará comandado por Pat Shurmur, que después de ser “offensive coordinator of the year”, deberá demostrar de lo que es capaz como head coach. Está claro que Shurmur tendrá mucho que decir en el ataque, aunque cuente con el recién llegado Mike Shula. Después de hacer un gran trabajo con Case Keenum el año pasado en Minnesota, se espera de él, que saque el máximo partido de los últimos años de Manning y que vaya preparando su relevo.
Pronóstico
Esta temporada los Big Blue son toda una incógnita. Después de haber hecho un gran número de cambios en el equipo a nivel de jugadores y a nivel de staff, será determinante la rapidez con la que se adapten al nuevo esquema. Uno de los grandes problemas con los que van a encontrarse, es con el nivel que hay este año en la NFC. A nivel de división también tendrán una gran competencia ya que es una de las más disputadas de toda la liga, además de contar con los actuales campeones. Por todo esto, la franquicia neoyorquina debería andar esta temporada rondando las 6-8 victorias como máximo y olvidar el tropezón de la pasada. Que este ranking cambie en un sentido o en otro dependerá de que todos los grandes jugadores, tanto recién llegados como veteranos den un paso al frente y hagan un buen año. Para que esto se produzca, el nuevo coaching staff deberá adaptar la plantilla a su esquema lo antes posible. Con el calendario que les espera y con el anteriormente mencionado nivel en la conferencia, unos pocos errores al principio pueden lastrar el resto de la temporada.
De una manera o de otra, este año será clave en el futuro de los Giants. Despejará las dudas sobre el relevo de Eli Manning y de cuándo se producirá. También servirá para ver si Shurmur está preparado para llevar una de las franquicias más mediáticas de la liga y soportar la presión constante de los medios.
En East Rutherford han empezado los cambios hacia un nuevo rumbo. Veremos si son suficientes para competir desde ahora o si deberán construir un equipo en varios años. Lo que ha quedado claro es que habrá un cambio de nombres en los pilares en los que se cimentarán. Barkley, OBJ, Collins, Engram, etc. cogerán el relevo del veterano Manning y marcarán el punto de inflexión en el futuro de los Big Blue para poder seguir cumpliendo con el “Giants Pride”.
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