Ciclismo Opinión Otras vueltas

Reflexión obligada para el Movistar Team. Cambio de estrategia

Parece inevitable en el caso del Movistar Team. Cada año surge un nuevo rival que amenaza las aspiraciones de los “escaladores puros” de ganar una clasificación general en una de las grandes vueltas. Cuando no es Chris Froome, aparecen otros como Tom Dumoulin o Steven Kruijswijk y, ahora, más recientemente, Primoz Roglic, quien gracias a su notable actuación en la Tirreno Adriático y en la Vuelta al País Vasco, se ha ubicado a sí mismo en el radar de los contendientes para las tres grandes del 2018.

Roglic, Froome, Dumoulin y otros, a diferencia de esos escaladores natos, son ciclistas que tienen etapas contra el reloj demoledoras y que se sostienen valerosamente en las etapas de montaña, de tal manera que pierden poco o nada de tiempo contra sus competidores en las etapas más sinuosas.

Y es que los equipos de escaladores no parecen atinarle a la fórmula para enfrentar las carreras y lograr extraer una verdadera ventaja competitiva de las calidades de sus pedalistas. Es precisamente el caso del Movistar Team, que no ha encontrado aún la receta para explotar al máximo el hecho de contar con dos de los mejores escaladores que hay en la actualidad: Mikel Landa y Nairo Quintana.

En lugar de aprovechar una condición casi inigualable, a la que se suma el hecho de tener gregarios como Alejandro Valverde y el mismo Winner Anacona, el Movistar Team no parece haber dado aún con la estrategia para ser el equipo dominador del World Tour, aunque fácilmente podría serlo.

De hecho, la recién terminada Vuelta al País Vasco dejó más dudas que respuestas. No porque haya sido un total fracaso, como creen algunos, pues un segundo puesto no lo es; sino porque Nairo y Landa no lograron sumar fuerzas para destronar a sus rivales en las etapas de montaña.

No es que Nairo y Landa hayan competido el uno contra el otro ni que hayan hecho carreras separadas, como opinan algunos periodistas y aficionados. Por el contrario, Nairo asumió claramente el rol de gregario y Landa el de líder. Nairo corrió para que Landa buscara la general y, en la medida de las posibilidades y con dificultades evidentes, apoyó al español para lograrlo. Landa respondió activamente su papel de jefe de filas y trató de aprovechar la ayuda que intentó proveerle Nairo, aunque en definitiva no fuera suficiente.

Por ello, de cara a lo que viene en el 2018, el debate no es, ni puede ser, sobre si los dos ciclistas corrieron en equipo, ni sobre si Nairo atacó o no a Landa en la primera etapa, o si le ayudó o no en las restantes. No. Esa discusión debe superarse y debe analizarse más bien si es que el Movistar Team carece de una verdadera estrategia para afrontar y explotar las etapas de montaña, ganar la carrera y así callar la especulación.

El Movistar Team está en la misma situación que la mayoría de equipos, los cuales corren un ciclismo cada vez más minucioso y técnico, y menos “corajudo” que el de hace unos años. Salvo contadas excepciones, son pocos los que ganan sus podios en la general tomando riesgos. Los pedalistas que han ganado las Grandes Vueltas en los últimos años han logrado sus diferencias en el terreno plano y contra el reloj, porque a los escaladores los tienen atados, asustados de los segundos que puedan perder si buscan un ataque desde lejos.

La táctica del Movistar no parece ser distinta. En lugar de pujar por hacer grandes avances en la montaña, esperan durante largo tiempo y mantienen con vida las aspiraciones de esos otros ciclistas que, siendo “menos” escaladores, ganan la general con equilibrio táctico.

Por ello, si el director técnico del equipo Movistar quiere una general en el Tour de Francia, tendría que rebuscar un poco más de agallas para definir estrategias más agresivas, aprovechando a los ciclistas que tiene. Ello le podría ayudar, además, a proyectarle a los demás equipos que entre sus corredores sí existe verdadera química.

Parece sutil, pero lo cierto es que si no lo hacen, nuevamente los van a derrotar en el Tour de Francia y las demás carreras que corran, pues la química no sólo tiene efectos al interior de un equipo, sino fundamentalmente al exterior del mismo. Si no, pregúntenle a los “All Blacks” de Nueva Zelanda, que prácticamente tienen la mitad de sus partidos de rugby ganados cuando hacen el tradicional “Haka”; y no porque sea un acto de guerra, sino porque es una presentación coordinada que demuestra que un equipo es algo que va más allá de la simple suma de buenos deportistas.

La cohesión del equipo Movistar se está reflejando de manera pobre en las carreras. Y no por culpa de Nairo ni de Landa, sino por la falta de decisiones claras de quienes los deben dirigir y guiar.

Landa dijo, al finalizar la Vuelta al País Vasco, que él y Nairo serían una “pareja peligrosa” para los demás. Hoy no lo parecen y sus rivales no están asustados. El equipo no les da las herramientas, las ideas y las indicaciones para que verdaderamente lo sean. Así que, si el Movistar quiere ganar el Tour con alguno de ellos, tendrá que ser más agresivo y aprovechar las etapas de montaña para romper la carrera y sacar, en una sola etapa, una ventaja de esas que se veían por allá en la década de los 80`s; una ventaja que una crono no pueda afectar.

Ojalá Nairo y Landa se crean lo que dicen y corran como equipo. Y que su director técnico les arroje el salvavidas que hoy requieren estratégica y anímicamente. De lo contrario, nuevamente se verán en el segundo o tercer peldaño del podio en París.

Foto destacada vía : Movistar Team.com

Síganme en @alonsodelapavav

Y sigan toda la información y actualidad deportiva en @SextoAnillo, en www.facebook.com/sextoanillo o en nuestro Instagram: sextoanillo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *