Si de decepciones se habla, en el sentido más natural de la palabra, quizás los Pittsburgh Steelers sean una de las escuadras que en los últimos años sigue sin cumplir. El equipo de la Ciudad del Acero sigue contando con una plantilla digna de pelear por el campeonato, pero siguen quedándose a la orilla del séptimo anillo de la franquicia.
La gestión de Mike Tomlin sigue siendo muy criticada pero los resultados hablan por ella misma, en todos los sentidos. Los resultados de los Steelers siguen siendo positivos pero no suficientes. El punto bueno para el entrenador en jefe sigue siendo su capacidad para manejar un vestuario de varias estrellas, que a pesar de uno que otro problema mínimo en los domingos han sabido mantener su ego en su lugar.
Las coordinaciones han dado de qué hablar en el equipo. La defensiva, tras la baja sensible de Ryan Shazier terminó por colapsar en la final de la Conferencia Americana. Sin embargo, el cambio llegó en el lado opuesto de los controles; Todd Haley terminó su relación con los Steelers luego de comandar a una de las mejores ofensivas de la liga, y también una de las más completas.
Y precisamente la ofensiva fue claramente el punto fuerte de Pittsburgh en la última temporada. La triple B que conformaron Ben Roethlisberger, Le’Veon Bell y Antonio Brown demostró de lo que es capaz cuando cada uno de sus miembros se encuentra sano. Además, un cuerpo de receptores completo, compuesto principalmente por Martavis Bryant y JuJu Smith-Schuster también aportó talento y manos confiables para que el número 7 del equipo contara con armas suficientes. Para poner la cereza en el pastel, un pateador sumamente confiable como Chris Boswell aparecía en los momentos en los que era requerido.
Sumado al importante arsenal que presentaban los de negro y amarillo cada semana, la línea ofensiva por fin dejó de ser un dolor de cabeza para el equipo. David De Castro, Alejandro Villanueva, Marcus Gilbert, Maurkice Pouncey y Ramon Foster pudieron mantenerse sanos la mayoría de la temporada de manera simultánea, y fueron uno de los factores por los cuales el Big Ben podía contar con el tiempo necesario para conectar con sus receptores. También, los cinco hombres de la línea ayudaron a que el número 26 del equipo pudiera tener otra temporada destacada.
Por el contrario, como ya se mencionó previamente, la defensiva sigue siendo el aspecto más vulnerable de los Steelers. A pesar de que pudo ubicarse dentro de las 10 mejores en términos generales y lideró la liga con capturas, su imposibilidad para detener la carrera y proteger los pases profundos fue evidente. Dentro de lo rescatable, T.J. Watt demostró que puede ser un líder, ese que tanto necesita Pittsburgh para que la Cortina de Acero pueda resurgir de las cenizas.
Temporada regular
Los aspectos que mancharon la campaña de los Steelers fueron muy claros: irregularidades y toma de decisiones en momentos importantes. A pesar de que en la segunda mitad de la temporada uno de ellos fue más evidente que el otro, de haber corregido dichos aspectos, quizás Pittsburgh hubiera podido recibir la postemporada.
Sus tres derrotas llegaron de manera inesperada, ya que los desempeños estuvieron por debajo de lo que regularmente pudieron ofrecer en la campaña. Ante los Chicago Bears, el equipo fue incapaz de liquidar el encuentro y de controlar el ataque de los contrarios. Frente a los Jacksonville Jaguars se evidenció su falta de decisión para detener a Leonard Fournette. Finalmente, en contra de los New England Patriots, más allá de la polémica, un manejo de tiempo fatal y una selección de jugadas incorrectas terminaron por condenarlos; misma historia que se repitió en la ronda divisional de los playoffs.
Los Steelers se devoraron la AFC Norte, donde tuvieron menos problemas para asegurarla que la temporada pasada. Si bien el resto de los equipos, los Baltimore Ravens, los Cincinnati Bengals y los Cleveland Browns no mostraron su mejor cara, los seis veces campeones supieron mantenerse invictos ante sus rivales directos. Muchas veces ayudados por actuaciones soberbias de Antonio Brown o Chris Boswell, el título de la división llegó por segundo año consecutivo.
Más allá de los altibajos, la gran campaña de Pittsburgh terminó por trasladarse al Pro Bowl, donde los Steelers lideraron la NFL en jugadores enviados. Antonio Brown volvió a tener una campaña histórica, que ya puede ubicarlo en la charla de los receptores más importantes de la NFL. Y por último, las evidencias de las derrotas, dolorosas algunas, siempre estarán ahí para que la autocrítica haga su trabajo.
Offseason
La novela que sostiene Le’Veon Bell con su contrato escribe otro capítulo de cara a la temporada del 2018. El corredor que ahora se ubica como un agente libre sigue pretendiendo un contrato millonario de varios años, mientras que Pittsburgh sigue aprovechándose de la franchise tag. El talento del egresado de Michigan State es innegable, pero su falta de disciplina y algunas lesiones ponen en duda su verdadero valor. Un tema que la gerencia del equipo ha tratado de seguir gestionando pero que no parece encontrar un punto final.
En cuanto a las adquisiciones en un mercado que ha estado bastante revolucionado, los Steelers se han mantenido bastante mesurados. Pittsburgh únicamente ha registrado tres adquisiciones en posiciones en las que evidentemente necesitan apoyo, sobre todo tras haber dejado en libertad a gran parte de su defensiva secundaria. Los nuevos integrantes del equipo son el profundo Morgan Burnett, proveniente de los Green Bay Packers, el LB Jon Bosic, ex de los Indianapolis Colts y el safety Nat Berhe que antes jugaba para los New York Giants.
La lesión de Ryan Shazier que tanto afectó al equipo condicionará el hecho de que los Steelers enfoquen su próximo draft y sus siguientes adquisiciones en el sector defensivo. Las posiciones de CB y LB siguen frágiles y se encuentran como las principales zonas en las que hay que trabajar de cara a la siguiente campaña.
(Fotos: steelers.com)
Rodrigo Camacho
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