Análisis

Busquets: un juego “a mig toc”

Desde siempre me he preguntado cómo algo puede ser tan simple y complejo a la vez, tan bueno y tan malo, o tan dulce y tan amargo. Cómo podemos pasar de la alegría a la tristeza en unos segundos por culpa de la acción más insignificante.

Supongo que estas sensaciones son las que te provoca el fútbol, una especie de sueño donde el rival más débil es capaz de deshacer los esquemas del líder. Un deporte donde la afición cobra más importancia que la táctica y el juego. Algo así como una ciencia inexacta.

Sin embargo, no todas las encrucijadas futbolísticas son difíciles de resolver, al menos cuando jugadores como Busquets están en el campo. El internacional con España, que afrontó ayer ante Israel su partido número 100 con la absoluta, ha dejado grabado en la mente de todo buen aficionado un sinfín de pases y jugadas a lo largo de su carrera, así como un palmarés más que envidiable donde figuran la Euro de 2012  y el Mundial de Sudáfrica.

Y es que Busquets controla balón, tiempo, espacio, compañeros y rivales a la vez. No juega para él, juega para el resto, buscando siempre potenciar las virtudes de los demás por encima de las suyas propias. Un jugador que cuando todos reculan usa su inteligencia para presionar, robar la pelota y volverla a sacar como una bala. Por eso, no es de extrañar que desde su debut en 2009, el centrocampista de Badía se haya  ganado con el tiempo la confianza de técnicos, compañeros y afición, así como un puesto indiscutible en la Selección Española.

Como ya decía Charly Rexach, Sergio Busquets juega “a mig toc”. Es decir, “a medio toque”.

Imagen destacada: diario Marca.

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