La noche del jueves es una noche importante en Bilbao. No sólo porque continua la semana grande de la capital vizcaína, sino también porque el Athletic se juega cerrar definitivamente su clasificación europea, clasificación para la que está sudando más de lo que se esperaba. Una tarea que los leones deberían haber solucionado con sobriedad y entereza, pero que les está resultando hercúlea.
La alusión de este adjetivo a este héroe no es casual, ya que enfrente tendrá a los compatriotas del héroe griego por antonomasia. El Panathinaikos, uno de los clubes clásicos europeos, no lo tendrá tampoco nada fácil contra los rojiblancos, ya que su derrota como local en la ida hace muy difícil la remontada. Pero bueno, cosas más difíciles se han visto, como las 12 pruebas que Hércules (Heracles en su forma original) realizó. Una de ellas fue la de estrangular al león de Nemea, y a su héroe se encomendarán para degollar al de San Mamés.
El Athletic ha demostrado en sus últimos partidos un juego que ha hecho de la desconfianza el sentimiento más común entre sus aficionados. El runrún de la grada ya se hizo notar en la apertura de la liga con un empate mediocre, y si a eso se le añade al partido de ida en Atenas, donde, de no ser por unos mágicos 10 minutos, estuvo a punto de ocurrir una debacle.
En lo que al partido frente al Getafe se refiere, el Athletic mantuvo la dinámica de la ida de esta ronda clasificatoria, pero sin ocasiones no se puede marcar gol, y de no ser por el fallo del árbitro al no conceder un gol legítimo a los azulones, las caras se hubiesen alargado más que las colas para tomar chupitos en las txosnas locales.
En lo que a la plantilla respecta, además de la lesión de De Marcos, falta competitividad. Ninguno ha dado un paso definitivo al frente para asumir las riendas del vestuario. Si bien todavía resultan los goles de Aduriz, lo cierto es que el easonense no parece tener la misma participación. Sigue marcando goles, pero tal vez por la dinámica del equipo no brilla tan a menudo como otras temporadas. Raúl García y Muniain han sido los más impetuosos, pero con un Williams ineficaz las ocasiones de gol son menos comunes y encima se desaprovechan. Por su parte, la defensa está muy concesiva, y no ha mostrado la solidez que un equipo con la calidad que atesora el Athletic debe tener.
Por su parte, el equipo del trébol (como allí se le conoce popularmente), lleva siendo el único club que hace frente a la tiranía del Olympiakos, club al que hasta hace unos años entrenaba el exentrenador rojiblanco Ernesto Valverde, y solo ha concedido dos de los últimos veinte títulos ligueros, ambos arrebatados por el Panathinaikos. Debido a este dominio arrollador, la única opción de obtener títulos es a nivel internacional, la opción que buscarán mantener pese al palo sufrido en el partido disputado en tierras helenas.
Pese a la marcha de Marcus Berg, el goleador estrella en las últimas temporadas, lo cierto es que los griegos se han reforzado con el ex delantero del Leganés Luciano, y la contratación del argentino Insúa. El finlandés Lod y el ecuatoriense Cabezas, los autores de los dos goles en Atenas serán importantes en el mediocampo, asi como el portugués Nuno Reis en el centro de la zaga.
Todo esto habrá que ser tenido en cuenta a la hora de acabar con todo esto de las previas. El tiempo de la clasificación está a punto de terminar y la Europa League ya empieza a asomar. Falta una última prueba que, prueba que, al igual que las que Hércules realizó, no será nada fácil para ninguno de los dos.
Imágenes vía: @NasuOtraMovida
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