El turf argentino, agoniza (ya hace un tiempo) se muere lentamente, ante la indiferencia de unos, la incapacidad de otros y la tristeza de aquellos, a los que se les termina un negocio.
Los grandes Haras, como La Quebrada, de la familia Ceriani Cernadas, deben adaptarse a las circunstancias; y en el caso de La Biznaga, no ven un futuro promisorio. El magnífico Hipódromo de San Isidro, se cae a pedazos y da lástima ir a ver carreras allí. En el argentino, no se puede correr sin perder dinero.
Destruyeron la otrora prestigiosa “Prensa Especializada”, dejando solo algunos párrafos en algún periódico y una sola revista que informa(o trata) de informar sobre todo el turf nacional.
Autoridades Nacionales, muestran la total indiferencia y solo se acuerdan del turf, a la hora de buscar sumar algún impuesto. Faltan los Políticos “del palo” o burreros, como todavía tiene Uruguay y Brasil. Y aunque el Presidente de la Nación, es socio del Jockey Club, lo es de “la parte Social” y no de “la Hípica”.
En materia de dirigentes, ya no quedan los Lotero, los Blaquier, el mismo Don Hernán Ceriani Cernadas. Aquellos pioneros, que vieron las cosas con 20 y 30 años de anticipación. Ni siquiera está, el último de los más criticados, cómo lo fue Bruno Quintana.
Los conductores de hoy, no están por la hípica, sino por el negocio. Está clara la intención de crear un gran medio de prensa hípico, y cuando destruyeron a todos y advirtieron que “ya la vaca no daba tanta leche”, lo fundieron. Cada uno defiende su chacra, y se conforma con lo poco que consigue. No importa el todo, el conjunto, la Actividad, la Industria que “enferma” agoniza.
Primero fueron por “la Prensa” y como no todos eran periodistas, no les importó. Luego fueron por “la Calidad de las Carreras” y como no todos tenían caballos de calidad, no les importó. Luego fueron por “los Haras” y como no todos eran Criadores, no les importó. Mañana vendrán por las otras cuentas del rosario.
Y pasado mañana, se estará ante una situación (si ya no se está) lamentable: Al turf nacional lo fueron matando de a poco, lo fueron dejando morir. Nadie llamó a la emergencia, nadie atinó a consultar a un “Médico Especialista”, nadie se animó a defender a todos, ni defenderse a sí mismo.
Esta película ya se vio, en el cine de “Uruguay”. El final es triste. Los “yuyos” de Maroñas, pasaban el metro y medio de altura. Los viejos studs, eran las nuevas casa-habitación de la gente que se quedó sin Actividad y por tanto, sin trabajo.
En Uruguay, apareció un Jorge Batlle, “Burrero de Ley” que impulsó la Re Apertura. Pero la excepción, nunca es la regla. El Milagro, existió. Pero los Milagros se dan una sola vez.
Hugo A. Yubar
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