Verano, ola de calor, sudor, balonmano playa y final de la temporada. Estos meses son atípicos e indescriptibles en los que los clubes perfilan sus conjuntos para la próxima campaña. El nivel de recomposición de la disciplina balonmanística lo emprende la primera línea de acción: las entidades deportivas que buscan afianzarse, continuar con su dominio o la siempre difícil tarea de crecer.
Sin embargo, en el escalafón superior, allí dónde las federaciones habitan y en dónde los trámites se materializan, no suele haber más que los cambios habituales. Que si la IHF pone un jugador más sin necesidad de que sea portero, que si se piensa en una tarjeta de un color diferente o incluso si se obliga a las chicas del balonmano playa a que lleven bikini. Esto es con lo que se distrae el segundo nivel de decisión.
La cortina de humo que suponen estos debates, que se deben hacer, pero que desvían la atención de noticias más relevantes para el futuro de nuestro deporte. Este mismo mes atípico se ha conocido que el presidente de la Real Federación Española de Balonmano, , Francisco Vidal Blázquez, se ha subido el sueldo. No seré yo el que desmerezca los éxitos de la dirección actual, pero resulta gracioso, cuanto menos, cuando ya dijo que no haría tal cosa. Lo prometió durante la campaña, por supuesto.
Este tipo de cosas suceden al alumbre de debates, reitero, necesarios pero no estructurales. Este mismo mes indescriptible, Manolo Laguna publicaba un artículo sobre su posicionamiento respecto al balonmano playa en La Ovación. La posición de este referente para tantos, entre los que me incluyo, era invitar a pensar sobre los nuevos deportes espectaculares que atraen a los jóvenes a practicarlos y compararlo al balonmano, en este caso el de playa.
Laguna, invitaba a algo muy necesario a día de hoy, “reflexión”. Desde este espacio (Sexto Anillo), me sumo y animo a toda la comunidad que ama, siente y disfruta con el balonmano a convertir estos meses de resaca de la temporada y de planificación de la siguiente a que sean eso, uno meses de debate. Pero no solo a nivel de clubes o de federaciones, que es esencial, sino a nivel estructural. Discernir sobre el tercer nivel de acción.
Con una Asobal que ha perdido el interés por el título. Con una Liga Loterías Femenina que ha ganado en interés pero que en vez de atraer talento lo exporta. Con una presidencia de la federación que ha inclumplido promesas electorales. Con todo ello y mucho más es necesario pensar en el balonmano que queremos ser. De qué forma se puede ganar competividad, de qué manera se puede apuntalar lo que ya está bien y solucionar lo que sobra.
Es evidente que en el diálogo deben aparecer los éxitos del balonmano español, como que se valore el potencial de los entrenadores. Ahí está el ejemplo de que los tres últimos campeones de la Champions tenían preparadores españoles. Raúl González con el Vardar, Talant Dujshebaev con el Kielce y Xavi Pascual con el Barcelona. Además de aquellos que están fuera de nuestras fronteras pero que no son tan mediáticos.
Sin desmerecer lo bueno, los meses de junio, julio y agosto no pueden quedarse en un espacio de tiempo para que la primera línea y la segunda línea de acción se miren el obligo. El debate estructural del balonmano ha de estar más vivo que nunca en este período. ¿Queremos un balonmano que exporte talento y busque éxitos con la selección? ¿Queremos atraer talento como antes de la crisis y una competición más competida? ¿Queremos promesas incumplidas? ¿Lo queremos todo? ¿Cómo lo podemos hacer? En definitiva, mirar al largo plazo y reflexionar para que el verano deje de ser atípico e indescriptible y pase a ser una oportunidad de pensar el balonmano.
Imágenes vía: RTVE y AS
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