Crónica

Victoria de Sato y Honda rompe el sueño americano de Alonso

Takuma Sato pasó a la historia como el primer japonés en ganar la prestigiosa prueba de las 500 Millas de Indianápolis, el ex piloto de F1 (BAR Honda y Super Aguri) se impuso en un trepidante final al brasileño Helio Castroneves. Fernando Alonso, extrapoló los problemas de los que huía en la F1, y tuvo que abandonar a 21 vueltas del final por una avería en su motor Honda, cuando se encontraba en plena pelea por la victoria. Por otra parte, el otro español de la prueba, Oriol Serviá, también quedo fuera de la carrera en un choque con Davidson cuando marchaba sexto.

Start your engines”. Con estas palabras, como es tradición, dio comienzo una de las pruebas más importantes del mundo del automovilismo, la Indy 500. Los semáforos se apagaron mientras el ruido de los motores no conseguía tapar el fervor del público, una salida limpia a vuelta lanzada, definitivamente esto no era la Fórmula 1.

Los coches se ponen en filas de tres, la sensación de velocidad puede sentirse desde la televisión. Alonso baja a la novena plaza y Dixon mantiene la cabeza de carrera, aunque por poco tiempo, Kaanan decide no esperar y adelanta al poleman. Mientras, Alonso comienza a remontar a partir de la vuelta 20, llega a ponerse tercero antes de entrar a parar, tras Carpenter y Alexander Rossi. Para en la vuelta 30, mala parada que le hace perder tiempo, pero aun así, aguanta la tercera plaza, y en la 39 se convierte en el segundo español de la historia en liderar las 500 millas. Sin cambios hasta la vuelta 49, en la que es adelantado por Rossi. Las siguientes vueltas fueron una dura lucha con continuos adelantamientos entre ambos, hasta que Alonso se escapa a casi dos segundos, pero entonces un accidente espectacular sacude la carrera: Scott Dixon sale volando contra la valla en un choque con Jay Howard. Bandera roja y a boxes.

Se relanza la carrera, pero por poco tiempo, Conor Daly pierde el control de la parte delantera de su coche y acaba contra el muro, bandera amarilla y el pace car entra en acción. Alonso rodaba sexto, y Serviá decimoctavo, esperando a la parte final de la carrera. La amenaza de lluvia hizo que el ritmo de carrera fuera endiablado, mucho más rápido que en ediciones anteriores, pero a Alonso no pareció importarle demasiado, el rookie más mediático que se recuerda en Indianápolis se colocaba tercero detrás de Rossi y Hunter Reay, se pasan varias veces entre ellos, intercambiando las tres posiciones de arriba, Alonso falla un poco respecto a sus rivales en el rebufo, pero su paso en curva, sobre todo en la 3, pone los pelos de punta. A las pocas vueltas Reay abandona la carrera por un problema en su motor Honda, mal augurio para el piloto asturiano.

A las pocas vueltas todos los pilotos de delante paran en boxes, Alonso sale duodécimo y Serviá décimo, en la vuelta 150 un toque de Ed Carpenter deja restos en la pista y sale el coche de seguridad. En la vuelta 166 otra bandera amarilla hace que los pilotos entren a boxes, en teoría la última parada para la mayoría, las numerosas banderas amarillas provocan un baile de posiciones en el que Alonso se ve perjudicado. Alonso noveno y Serviá sexto. Max Chilton, otro ex de la Fórmula 1, lidera la carrera.

Cuando parecía que el campeón asturiano se quedaba atrás, comienza una remontada espectacular adelantando a un piloto por vuelta, hasta ponerse sexto. Dicen que las 500 millas eligen a su propio ganador, y el destino no le tenía reservado a Alonso ese placer, el motor Honda rompe y Fernando abandona el circuito sin quitarse siquiera el casco de la cabeza. El público reconoce su esfuerzo con un gran aplauso. Continúa la carrera y a las 2 vueltas Serviá se ve involucrado en un accidente múltiple cuando se encontraba en quinta posición, con grandes posibilidades de ganar la carrera.

En las vueltas finales una dura batalla se libra entre Takuma Sato y Helio Castroneves, los dos pilotos nos habían dejado ya varios adelantamientos espectaculares durante la carrera, el japonés tiró de orgullo nipón para llevarse finalmente la carrera, el culmen para la extensa carrera del piloto japonés. Merecido. El equipo Andretti lo celebró por todo lo alto, baño de leche incluido, y Alonso mientras tanto, resignado, pero consciente de que había vuelto a poner en pie a todo el país como ya hizo antaño.

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Foto destacada: Diario AS

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