Las chicas del Mecalia Atlético Guardés consiguen el título de Liga, el pueblo entero se viene abajo, “festa rachada”. La temporada 2016-2017 del Mecalia Atlético Guardés se recordará durante décadas y décadas, como se recuerda aquel Sociedad Hípica de A Coruña que fue el primer club femenino gallego en conseguirlo.
Empezaba el Atlético Guardés una nueva temporada a mediados de Mayo de 2016, con las noticias de la no renovación de su entrenador Manuel Etayo y la marcha de varias de las jugadoras emblemáticas que han ayudado a este equipo a subir escalones en la Liga Loterías DHF.
Desde entonces mucho se ha hablado de construir un equipo no tanto con figuras de renombre, si no con la polivalencia necesaria para ser regular en una competición de larga duración como lo es la Liga.
El mayor responsable y primer fichaje estrella, que se pedía incluso por parte de la afición, Jose Ignacio Prades, y con él, jugadoras como Africa Sempere, Marisol Carratú, Luciana Mendoza, Rosario Urban, Gabriela Romero.
Por su parte la directiva intentaba suplir las bajas por lesión de Ana Rodrigues, Anthía Espiñeira y Estela Carrera, que no iban a estar en óptimas condiciones en los inicios de la temporada, llegaron también Rosa Alvarez, Xeila Fervenza y Elena Onicas, para ayudar a la capitana Estela Doiro, Inés, Alesia y Haridian, incluso las jugadoras del equipo de 2ª autonómica, Raquel Lorenzo y Marta Pombal, fueron requeridas para ayudar al primer equipo.
El sorteo del calendario deparaba una nueva dificultad a la que enfrentarse, pues en la jornada 7, 8 y 9, llegaban ya partidos muy difíciles, desplazamiento a Canarias para enfrentarse con el Rocasa, recibir en casa al Zuazo, y desplazamiento a Donosti para luchar contra el Bera Bera.
Con todo esto encima de la mesa, Jose Ignacio Prades y su cuerpo técnico, comenzaron a tejer lo mimbres de este nuevo Atlético Guardés, y a dibujar distintos esquemas tantos defensivos como ofensivos, situando a las jugadoras en los lugares donde mejor rendimiento iban a dar según el esquema táctico a utilizar.
Todo esto quedó patente en la primera jornada, el público de A Sangriña se vio sorprendido por la nueva defensa 3-2-1, pero encantado viendo lo férrea que resultaba y las transiciones tan rápidas que desencadenaban al robar el balón en primera y segunda oleada.
Las nuevas posiciones de las jugadoras, así como las variantes de juego, empezaron a formar parte de las tertulias de los vecinos de La Guardia.
Fueron pasando los partidos y las victorias se sucedían, llegaban momentos importantes en el calendario.
Se perdió en Canarias contra el Rocasa, se ganó al Zuazo y se perdió en el feudo del Bera Bera. Sin embargo Jose Ignacio Prades una vez más dio muestras de ser un entrenador con grandes cualidades, no dejando que el equipo se viniese abajo.
Volvían algunas jugadoras lesionadas, lo que daba un poco más de versatilidad al equipo y llegaban los compromisos Europeos.
La primera eliminatoria Europea fue más fácil de lo previsto, el Atlético Guardés superó claramente al equipo ucraniano, HC Dnepryanka Kherson.
Llegaba el parón por el Europeo, pero no sucedió como en las anteriores temporadas, ya que el equipo volvió mejor de forma y con todas las jugadoras de la plantilla.
La posibilidad de mover el banquillo le dio un plus al equipo, que potenció en su máxima expresión la velocidad en el juego.
En Febrero un nuevo enfrentamiento Europeo, esta vez con el Colegio Gaia de Portugal, la nueva victoria suponía el acceso del club, por primera vez a unos cuartos de final de una competición Europea.
En la Liga el equipo no cedía ni un solo punto, mostrándose intratable tanto como local, como visitante.
Se llegó con la moral muy alta a los cuartos de final, para el choque con las suecas del H 65 Höörs HK, pero la acumulación de partidos les pasó factura, la desventaja de 3 goles que se produjo en el primer partido en tierras escandinavas fue insalvable y aunque el equipo lo intentó en el partido de vuelta con el empuje de su afición, no pudo ser.
Pero nuevamente la derrota no se tradujo en un fracaso, porque haber llegado hasta allí era un logro muy importante para un pequeño club.
Y llegaba un mes de Abril terrorífico, enfrentamiento con los equipos de la parte alta de la clasificación y la Copa de la Reina.
Con las expectativas muy altas y el convencimiento de que el equipo haría un gran papel, ya que había ganado en los fines de semana precedentes al Rocasa, Zuazo y Bera Bera, compartiendo el liderato de la Liga, llenaron los aficionados el Pabellón Municipal de Porriño.
El Atlético Guardés jugo un mal partido en cuartos contra el KH7 BM Granollers al que superó en el último suspiro, y jugó como nunca las semifinales, pero las perdió como siempre ante el Bera Bera.
El equipo estaba tocado, y sin tiempo casi de pasar el duelo, le tocó un partido tremendamente difícil contra el Aula Valladolid, que había que ganar si o si, si se quería seguir optando a la Liga.
La victoria costó sangre, sudor y lágrimas, y esta victoria devolvió al equipo las ganas de luchar por el último premio que le quedaba esta temporada. La consigna era ganarlo todo y esperar un tropiezo del líder.
La jornada 25 hizo ese deseo realidad, el Rocasa vencía en Telde al Bera Bera y las gallegas se ponían primeras con 2 puntos de ventaja, a sólo 2 jornadas para el final.
Y con esa ventaja de 2 puntos, se llegaba a la última jornada y enfrente el KH7 BM Granollers, equipo que había puesto entre las cuerdas al Guardés en la Copa de la Reina.
Una iniciativa de un aficionado, cubría balcones, ventanas y coches de todo un pueblo, y de otras partes del mundo, porque el cariño a este equipo no entiende de fronteras.
Los días y las horas se hicieron eternos, los nervios estaban a flor de pie.
Este era el momento histórico que podía convertir el sueño que el club del pueblo había hecho soñar a todos sus vecinos, en una realidad.
Foto; SextoAnillo
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