Se ha tocado techo, hay que admitirlo. Una vez más, con esta última eliminación en PlayOff ha quedado más que evidenciado que el proyecto de los Toronto Raptors ha llegado a su límite. Y esta situación se ve producida por el hecho de que da igual el nivel al que llegue el equipo de Canadá a los PlayOff, que su temporada finalizará en el momento en el que los emparejamientos por el título, coloquen en la misma serie a los Cleveland Cavaliers con los antiguos Huskies.
En esta temporada, la sensación de pasadas campañas ha quedado mucho peor marcada por la diferencia a cuanto nivel que han mostrado ambos equipos y a la evidencia de que cuando el equipo de Lebron James quería subir una o dos marchas de ritmo sobre el parqué, se llegaban a diferenciar en el electrónico con una facilidad pasmosa sin encontrar resistencia y combatividad alguna por parte de su rival.
Unas semifinales de Conferencia, donde dio igual el Canada Center, el efecto de jugar en casa, la posibilidad de coger fuera de ritmo en los primeros partidos al rival debido al haber estado parado varios días, ni que tuviéramos en nuestras filas al mejor jugador de la franquicia en su pronta historia cómo equipo NBA. Absolutamente nada ha servido para frenar lo más mínimo al Rey en su camino de conseguir una nueva final de la NBA y optar a llevarse un nuevo anillo para su amplio palmares de logros.
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Cuando comenzaba la temporada, hace ya mucho tiempo, la aspiración del equipo era más que clara y concisa: intentar quedar primeros de Conferencia y derrocar a los Cavs en los PlayOff. Éramos la gran alternativa en el Este y los grandes candidatos a poder tumbar a los que siguen siendo Campeones de la NBA, teniendo un proyecto más que definido, con una estrella recién renovada y con una filosofía orientada únicamente a intentar un éxito que no estaba tan lejano si se observaba en los PlayOff del año pasado, donde la franquicia del Norte por un momento llegó a pensar que eliminar a los chicos de Tyron Lue era posible.
Los meses pasaban, los Raptors seguían su hoja de ruta siempre entre los tres primeros puestos de la clasificación y en una gran parte del año liderando la conferencia con mediana facilidad, demostrando con más fuerza que los Toronto iban en serio, y más aún cuando, una vez más, Masai Ujiri volvía a hacer magia y se sacaba de la chistera una operación majestuosa eliminando de un plumazo dos de los grandes déficit que la plantilla tenía: llegaba el ansiado Ala-Pívot en la persona de Serge Ibaka y un alero que pudiera parar a Lebron en los PlayOff, como PJ Tucker.
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Todo pintaba bonito e ilusionante por el Norte pero varias rachas negativas y unas semanas sin poder conseguir una línea regular de buen juego y de resultados positivos y consecutivos colocaron a los de Dwayne Casey en un quinto lugar de la clasificación que enterraba las esperanzas canadienses de sobremanera sabiendo que si eliminaban primero a los Bucks, su siguiente rival serían los Cavs, una ronda antes de lo esperado.
Milwaukee dio guerra, pero se superó en seis partido. Lebron esperaba ya en la siguiente ronda y las esperanzas volvían a estar presentes conociendo que si se eliminaba a James y compañía, las opciones de unas hipotéticas finales de la NBA, podían ser más que evidentes. Pero todo ello desapareció tras el primer partido de las semifinales viendo cómo ambos equipos afrontaron la serie y la clamorosa superioridad de la franquicia de Ohio.
Una eliminatoria que terminó 4-0 de manera fácil, sencilla y que ha dejado muy tocado en lo moral a Toronto Raptors, que pasó de la máxima ilusión en febrero, a la depresión en mayo y con una sensación de proyecto finalizado y a un escenario de posible reconstrucción habida cuenta del rendimiento de algunos jugadores, del staff técnico o de la finalización del contrato en este verano de estrellas como Lowry o Ibaka.
La Plantilla
Hasta seis jugadores finalizan contrato este verano en los Raptors, de los cuales Powell y VanVleet tienen opción de equipo y se espera que debido al año que han realizado, sobre todo Norman, la extensión se lleve a cabo.
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La preocupación viene más bien por el resto de agentes libres de la plantilla, como son Kyle Lowry, PJ Tucker, Patterson o Ibaka, donde Ujiri deberá emplear y decidir quién se merece una llamada del presidente de la Franquicia en la búsqueda de que sigan vistiendo la camiseta del equipo varios años más.
El base americano y segunda espada del equipo de Canadá ha sido el más rápido en prepararse de cara al verano y tras borrarse de los dos últimos encuentros de la franquicia en semifinales de Conferencia, evitando así una posible recaída en su lesión de tobillo y la merma económica en su nuevo contrato (ya que ha roto su opción de jugador que tenía con los Raps), ha declarado que sólo piensa en conseguir un anillo y ha comenzado una retahíla de mensajes de despedida a Toronto que dejan entrever que se ha bajado del barco cuando ni tan siquiera a atracado en el puerto.
Muy distinta la situación de Serge Ibaka, quién se le ha visto encantado con la Franquicia, la ciudad y la afición que trae consigo el equipo y que ha mostrado con diversos gestos su no objeción a renovar si se diera el caso con los Toronto Raptors. Todo dependerá de si Ujiri considera oportuno renovar a una pieza que había sido siempre su segunda opción tras Millsap y si el dinero que se invertiría en su persona saldría a cuenta dado los nombres que figuran en la agencia de agentes libres este año. Por rendimiento sobre la pista, el Ala Pívot español debería de tener una oferta ya sobre la mesa de renovación.
Si por el rendimiento de juego se debería de basar una posible renovación en la plantilla canadiense, la figura de Patterson se vería muy duramente perjudicada tras la serie que ha realizado el Ala-Pívot suplente de Ibaka donde ha realizado unos porcentajes de lanzamiento al aro paupérrimos que le han perjudicado tanto en la relación de minutos que fue teniendo a lo largo de la eliminatoria, cómo en el sistema de juego tanto ofensivo de los pupilos de Casey, cómo defensivo en los de Lue, quienes comenzaron a flotarle y a no sostener la intensidad defensiva en sus tiros.
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PJ Tucker por último se ha ganado a base de defensa y de muy buenos lanzamientos al aro la renovación en la franquicia por años, gracias al juego que lleva realizando desde que aterrizó en Toronto y convirtiéndose en una pieza clave en el sistema del equipo logrando lo que aún no ha llegado a demostrar DeMarre Carroll, que llegó con el papel que ha estado desempeñando estos meses Tucker.
El Staff Técnico
Para un servidor, el gran culpable del desastre de un equipo que por primera vez en muchísimos años, tenía un plantel para plantar cara y tratar de tú a tú a una franquicia como Cavaliers. Sin las carencias en las posiciones del cuatro y el alero que pudiera defender al rival que se le pusiera delante, Ujiri le dio una oportunidad más a un entrenador que ha vuelto a realizar un desastre tanto en los sistemas de juego, cómo en las rotaciones, haciéndolas casi de manera improvisada y sin saber muy bien que quería buscar exactamente.
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Minutos en sus jugadores que variaban de manera drástica de un partido a otro y que durante toda la temporada regular (ampliándose luego en la fase definitiva de la temporada), exprimía hasta la última gota a sus dos grandes baluartes poniéndonos más de treinta y siete minutos por encuentro casi hasta febrero donde el técnico sexagenario se compadecía de sus dos estrellas y les reducía el minutaje hasta los treinta y cuatro minutos. Una locura.
Si bien algunos entrenadores de la liga, sabiendo que llegarán fácilmente a los PlayOff, guardan bastantes aspectos tácticos durante la temporada regular y además realiza cambios y probaturas durante todos los meses previos al momento decisivo. Pues este no es el caso de Casey, quién seguía un guión preestablecido y que en la mayoría de jugadas y planteamientos ofensivos se basaban únicamente en un uno contra uno de la mano de DeRozan o en un pick & Roll con Lowry y Valanciunas esperando que sucediera algo que les hiciera anotar.
Un año que ha dejado en la palestra al técnico de los Raptors que tiene pie y medio fuera de la Franquicia y que, salvo algún giro drástico de los acontecimientos, en pocas semanas comenzará sus vacaciones sin equipo al que entrenar.
Todo ello si Masai Ujiri se atreve a mover ficha. El GM del equipo tiene un papelón este verano y deberá una vez más hacer magia para intentar salvar un barco que empieza a hacer aguas y estará obligado a mover ficha tanto en el banquillo (Casey tras sus actuaciones no merece una prórroga de su contrato), cómo con una plantilla que necesita reajustes y cambios, a fin de reagrupar de un grupo de jugadores que pueda dar respaldo al mejor jugador de la Franquicia de Canadá.
DeMarre Carroll y su gigantesco contrato, Lowry y su correcto rendimiento sólo en temporada regular, Jonas Valanciunas y su eterna evolución, Norman Powell pidiendo minutos con gran rendimiento en la pista, Ibaka, PJ Tucker… Se aproximan curvas en el Norte.
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