Análisis

Basket Zaragoza a por la permanencia: última llamada

Ha llegado el momento que nadie quería vivir y Basket Zaragoza se juega todo en una jornada que puede ser dramática. Objetivo, la permanencia. El descenso a LEB Oro puede convertirse en un hecho si es derrotado por Estudiantes y Betis vence a Unicaja en Málaga. Por tanto, a Zaragoza sólo le queda una opción: reaccionar o morir. Última llamada para la salvación, jugar con la suerte puede acarrear finiquitar la institución.

Pero, ¿qué ha pasado?

El cúmulo de despropósitos que han llevado a esta situación es innumerable. Se puede decir que, de un tiempo a esta parte, todas las decisiones importantes que se han tomado han sido erradas. Se puede apelar a la mala suerte, al destino o a factores externos pero la realidad ha acabado por sacar a la luz la pésima gestión del club.

Zaragoza es la quinta capital española por población. La tradición baloncestística de la capital maña es casi legendaria. El mítico CBZ, anterior abanderado de la ciudad, logró poner a Zaragoza en el mapa del baloncesto europeo e incluso mundial. ¿Qué ocurre con Basket Zaragoza? Penúltimo presupuesto de la liga y antepenúltimo clasificado, empatado con Betis. Puesto 15 de 17.

Pero habría que ir más allá de cifras meramente económicas. Nuestra querida ciudad luce en su escudo los títulos que ostenta y que son: muy noble, muy leal, muy heroica, muy benéfica, siempre heroica e inmortal. Casi legendaria es también la famosa “rasmia” aragonesa. Un equipo de Zaragoza, que lleva su nombre allá donde va, debería como poco hacer suyas esas señas de identidad de nuestra tierra. Los aficionados zaragozanos pueden perdonar muchas cosas. Son pacientes, calmados, resignados incluso, pero no pueden perdonar que en su equipo haya indolencia y hasta dejadez. Hoy por hoy es lo que se ve en Tecnyconta Zaragoza y nadie ha sido capaz de sacar a ese vestuario de esa espiral que no sólo se mantiene, sino que va a peor.

Una historia de 15 años en peligro

Echando la vista atrás parece que los 15 años de historia de la entidad sólo han vivido una etapa de orgullo y coherencia cuando estaba dirigiendo al equipo el siempre añorado José Luis Abós. Su tándem con Willy Villar, hoy en Estudiantes,  dieron a la afición los mejores momentos e hicieron soñar con volver a ser el club que Zaragoza merece. Desgraciadamente la vida nos arrebató prematuramente a José Luis y todo comenzó a desmoronarse.

La crisis económica no ayudó, cierto es, pero con una gestión adecuada se hubiera podido capear. Se pasó de ser un club por el que pasaban jugadores interesantes en fase previa a su explosión deportiva, a ser un carrusel de mediocridades. Se suele llenar también la boca hablando de la cantera, que la hay y muy importante, pero luego no se le da oportunidad.

Fruto de los problemas económicos acaba por abandonar el club su director deportivo Willy Villar y se forma una comisión que iba a hacer su función. La CAI abandona el patrocinio del club, que muestra una vez más su incapacidad para captar alguna empresa de Aragón o nacional que aportase liquidez. Con todo esto se acaba por diseñar una plantilla de mínimos, en teoría de calidad, pero escueta. La jugada estaba clara, todo a una carta. Y claramente se ha perdido la baza porque ir de farol con una carta baja eleva el riesgo hasta el infinito.

La presente (infumable) campaña

El equipo empieza la temporada mostrando una cara aceptable y con Andreu Casadevall como entrenador de perfil bajo pero aceptado como capaz. Empiezan los problemas de actitud y de compromiso, saltan las carencias de plantilla y todo se tambalea. ¿La solución? Quitar el foco de la directiva y de esa comisión deportiva. Se ficha a Salva Guardia como director deportivo y quizá como parapeto para una junta que empieza a recibir cada vez más críticas.

El grupo no reacciona, la plantilla no abandona su trayectoria descendente de actitud y compromiso. Se lesiona el único pívot nato, Henk Norel, y saltan las alarmas. Todo el mundo veía la necesidad de contratar un cinco, era vital. Pero la dirección deportiva no lo ve así y va dilatando la toma de decisiones. Se va recuperando Norel y optan por dar salida a Stephen Holt para hacer caja. Contra pronóstico, en lugar de traer un pivot se cesa a Casadevall para traer a Luis Guil y ponerlo al mando de un banquillo enfermo, casi terminal. Decir que Guil es mal entrenador es un poco aventurado, ya que es como poner a un piloto profesional a “pilotar” un carro tirado por bueyes. El tipo de entrenador que es, no lo podremos saber a ciencia cierta, si bien es cierto que no ha dado muchos motivos para creer en su solvencia.

También llega otro parche en forma de fichaje sorpresa, Marcos Knight. Otro jugador combo que juega de todo pero no acaba de hacer bien nada. Pone voluntad y se esfuerza, es físico, pero la verdad que, para lo que necesitaba el equipo, es traer una tirita para una doble fractura abierta de tibia y peroné.

En la plantilla hay jugadores como Kraljevic que son descartes desde las primeras jornadas y que se visten de corto por puro tema contractual. Los hay que han bajado su nivel de juego y compromiso escandalosamente como Isaac Fotu que muestra una apatía sonrojante. También los hay condenados a jugar los minutos de la basura y muchas veces ni eso, como es el caso de Barreiro y Servera. Los hay con casta y compromiso como Sergi García o el siempre voluntarioso Norel. Están los irregulares y fríos como Juskevicius y Gecevicius. Y por último está Jelovac, capaz de lo mejor y de lo peor, que ha llevado mucha responsabilidad sobre sus espaldas, jugador anárquico pero con calidad y que parece haber dicho “hasta aquí” y haber bajado los brazos. Con contrato en vigor a final de temporada quedarán Bellas, García y Barreiro, un legado minúsculo.

Y así se llega a este punto actual. El equipo que se lo juega todo a una carta de nuevo. Tiene que ganar a Estudiantes en el Príncipe Felipe o depender de lo que haga Betis en su enfrentamiento con Unicaja. Por el bien del baloncesto de Zaragoza, debería de permanecer en ACB pero aún en ese supuesto, mucho tiene que cambiar la mentalidad de la entidad de cara al futuro.

Llegará la campaña de abonados y se pretenderá que los actuales socios renueven pero, ¿a cambio de qué? ¿qué se les va a ofrecer? La masa social y los seguidores llevan varios cursos dando señales de hastío, y con razón. Tanto se descienda como no, Basket Zaragoza debería de reinventarse y casi partir de cero despojándose de lo poco que le queda, encontrando una filosofía en la que creer de verdad, porque de lo contrario estará condenado a desaparecer. Tabla rasa.

El domingo en el Príncipe Felipe el último acto de este drama que ha representado Tecnyconta Zaragoza en la presente temporada. ¡¡Suerte Zaragoza!! ¡¡Ánimo aficionados!! Y al equipo, al club… Última llamada. El tren de la permanencia no va a esperar y no subirse el domingo sería lo más injusto para la ciudad y sus seguidores.

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Fotos vía: basketzaragoza.net  (ACB Photo/ J. Alberch)
Foto destacada vía: basketzaragoza.net  (ACB Photo/ J. Alberch)

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