Crónica

Unicaja se resiste con baloncesto

Ambiente infernal, pabellón lleno, afición volcada, cartel de no hay entradas, factores todos que ayudan pero que no hubieran servido de nada sin la fina muñeca de Jamar Smith, la imponente presencia física de Allen Omic o la intensidad de Dani Díez y Alberto Díaz. En resumen, que los factores externos cuentan, pero el baloncesto, de muchos kilates hoy, de Unicaja ha resultado mucho más definitivo que todo lo demás junto.

Se iniciaba el partido con una agresividad tremenda por parte de Unicaja que pronto conseguiría las primeras rentas en el marcador, todo basado desde la solidez defensiva, negando pases en condiciones para que Dubljevic hiciera su juego, ahogando a Van Rossom con un ritmo altísimo y subiendo la línea defensiva para evitar conceder tiros fáciles. A todo esto se sumaba una superioridad aplastante en el rebote en ambas canastas y una fluidez ofensiva desconocida en todos los partidos anteriores. Waczynski desde el perímetro volvía a martillear el aro taronja y a levantar a la siempre fiel, numerosa y ruidosa feligresía cajista de sus asientos. El inicio soñado por cualquier aficionado local. Los 21 puntos encajados en el primer parcial eran excesivos para una defensa acostumbrada a ser decisiva en cada choque “taronja”.

Pese a todo, los valencianos no tiraban la toalla y se mantenían vivos en el partido a base de coraje, orgullo pero poco baloncesto. Jamar Smith comenzó su particular recital con acciones técnicas de mucho mérito y un acierto fuera de lo común, superando al capitán contrario una y otra vez. El ataque no funcionaba y la defensa no era suficiente para los de Pedro Martínez. Omic y Okuo hacían desaparecer a Sikma, Dubljevic y Oriola de los dos aros y el juego exterior era también verde, con lo que el dominio era aplastante y claro. Tan solo Sato y Vives parecían mantener vivo a su equipo.  El pabellón llevaba en volandas a su equipo y un triple sobre la bocina de Brooks marcaba la máxima diferencia cuando los equipos ya enfilaban el camino de los vestuarios. 43-34

El Valencia Basket debía mejorar mucho sus estadísticas para conseguir frenar a este Unicaja, superior en todos los apartados numéricos del segundo partido de la final. Parecía conseguirlo con un parcial favorable al inicio de los últimos 2o min de partido pero fue un espejismo que los locales se encargaron de borrar de inmediato tras un balón perdido por San Emeterio que devolvería la inercia previa a los malacitanos. El VBC había llegado a colocarse a tan solo tres puntos (43-40) pero un nuevo estirón “chufla” llevó el marcador a diferencias ya insalvables. (62-46)

Aún así, en una nueva demostración de no rendirse nunca, no se fue nunca del partido y se resistió al mejor Unicaja de la temporada, intentando mantener sus pocas opciones de ofrecer batalla. A cada ligero acercamiento del líder de la Liga Endesa, respondían los de Joan Plaza con triples, más y mejor ataque y saliendo de cualquier atolladero en el que Pedro Martínez intentara ponerlos. Al final un marcador engañoso para una superioridad manifiesta. La Fonteta dictará sentencia, la Caldera Taronja verá al próximo equipo de Euroliga.

Foto destacada vía: as.com

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