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¿All Star? No, gracias. Parte 1: Votaciones

Si a un vegetariano le haces la pregunta: “¿Te gusta la carne?”, una de las probables respuestas será: “No, a mí me gustan los animales” y es una respuesta totalmente extrapolable al tema que nos ocupa, el All Star.

Antes de nada voy a puntualizar que cuando digo “All Star” me refiero al partido como tal, no a todos los eventos que se han creado a su alrededor ya que son posteriores al propio partido de las estrellas.

El primer All Star se celebró en Boston en el 1951, con el objetivo de reunir a los mejores jugadores de la temporada en un único partido. Sobre el papel la idea no puede tener mejor aspecto, reunir a las grandes estrellas de ambas conferencias sin importar sus franquicias dando lugar a dos súper equipos que se enfrentarían en un partido único cada temporada en los que se verían finales de infarto, donde cada jugador daría su mejor nivel y cada punto sería un triunfo, suena épico ¿verdad? El mejor partido del año, pero… ¿y si no es así?

Actualmente el All Star, lejos de cumplir el noble objetivo para el cual había sido creado, se ha convertido en un partido de broma, dado que  para lo único que sirve es para que las superestrellas se luzcan, y que no se toma en serio, empezando desde el principio: las votaciones.

En los primeros All Star las selecciones las hacían periodistas especializados y comentaristas, esto cambia en el 1975, año en el cual se empieza a tener en cuenta a los aficionados y los porcentajes de importancia van variando hasta el día de hoy en el que las votaciones se dividen de la siguiente manera: 50% voto de los aficionados, 25% jugadores y 25% medios de comunicación (suelen ser un grupo representativo formado por periodistas especializados en la liga). Una vez explicado esto voy a hacer hincapié en el 50% dedicado a los votos de los aficionados por ser, en mi opinión, un terrible error. El porcentaje de los aficionados es el primero que se conoce (mediante las tablas de votaciones que se van publicando) y esto ha dado lugar a verdaderas locuras. Sin ir más lejos, este año, Zaza Pachulia el “legendario pívot” de los Warriors (el mismo que promedia 6 puntos, 6 rebotes y 2 asistencias por partido) lideraba la Conferencia Oeste en votaciones de los fans, por encima de jugadores como “La Ceja” Davis y “Boogie” Cousins. Las votaciones de los fans no son algo definitivo (y menos mal) pero son la mitad de la participación en el All Star, la mitad.

Pero voy a señalar otro caso bastante llamativo que se ha dado este mismo año, que no es otro que el de Russel Westbrook. ¿Cómo es posible que un jugador que esta promediando un triple doble y liderando la liga en puntos por partido se quede sin la titularidad del All Star? Pues la respuesta es sencilla, puede promediar un triple doble, ser el máximo anotador de lo que va de temporada y uno de los principales candidatos a MVP, pero no juega en Golden State Warriors así que no recibe los votos que debería porque, al tener Warriors más fans por todo el mundo, se los lleva Stephen Curry. ¿En qué momento pasó la calidad a depender de la camiseta y no del rendimiento? Nada más sencillo de responder, en el mismo instante que se valora más la opinión de los fans que la de los jugadores profesionales o la de los periodistas deportivos. No nos olvidemos que un fan es un forofo de un equipo y, postureo incluido, va a votar antes al jugador de su equipo que al de uno rival, porque para eso es un seguidor de su equipo y no del contrario. De de este sencillo (y comprobable) ejemplo se deduce que el criterio de un aficionado es el que se podría esperar de él, ignorando rendimientos, aptitudes y méritos de otros jugadores porque su camiseta no lleva los mismos colores que la que se ha comprado de su jugador preferido.

Cuidado, porque estoy pasando por alto el hecho de que otras estrellas con gran tirón mediático (cantantes, actores…) puedan pedir votos a sus propios seguidores (ignorantes totalmente en materia baloncestística) para sus jugadores preferidos, habiendo alterado así todo el sistema de titularidades, como ejemplo tenemos el caso de Justin Bieber que pidió el voto a sus millones de seguidores por Twitter para  Kyle Lowry, que acabó siendo titular en el All Star.

¿Es bueno que se tenga en cuenta al aficionado? Por supuesto, pero en algo que debería ser un premio al rendimiento y no al tirón mediático, la influencia debería ser mucho, muchísimo menor. Dado que llegar a disputar un All Star es uno de los mayores honores en la NBA (muchas veces se mide la calidad de un jugador en el número de partidos de las estrellas que ha disputado) las elecciones deberían ser hechas por personas especializadas o preparadas para tal cometido, dado ahora se están valorando votos de personas que votan a un jugador porque comparte su nacionalidad sin, y no estoy exagerando, saber ni en que equipo juega.

Y con esto me despido hasta la segunda parte en la que hablaré del propio partido y todo lo que le rodea, espero que te haya resultado entretenido el artículo y si tienes alguna cuestión o simplemente quieres hablar de NBA te invito a que me escribas a la cuenta de Twitter que te dejaré más abajo. ¡Hasta la próxima!

-¿Te gusta el All Star?

-No, a mí me gusta el baloncesto.

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foto vía: www.nba.com

 

2 Responses

  1. Gran artículo y buena reflexión que nunca me había parado a pensar, compañero. Enhorabuena y gracias por este particular punto de vista.

    1. Muchas gracias Víctor! Me alegro que te haya gustado y haya ampliado tu visión a cerca de este importante evento, que también tiene sus imperfecciones.

      PD: hoy mismo ha salido la segunda parte

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