Análisis

Cristiano Ronaldo, de futbolista a rematador

Hace ya más de siete años, concretamente el 6 de julio del año 2009, el Real Madrid llevaba a cabo la contratación de un jovencísimo Cristiano Ronaldo, el cual aterrizó en el club de Chamartín con tan solo 24 años. Al cerrar el fichaje del portugués, el club presidido por Florentino Pérez incorporó a sus filas a uno de los deportistas más mediático del momento, en unas circunstancias que no dejaron indiferente a nadie, pues los 96 millones que desembolsó el Real Madrid al Manchester United dieron de que hablar alrededor de todo el mundo. Tal fue la repercusión del fichaje, que 90.000 personas de todos los rincones del mundo abarrotaron el Santiago Bernabéu, con el objetivo de ver por primera vez a Cristiano con la camiseta de su nuevo club, algo inédito hasta aquel momento.

Durante su primera temporada con la elástica merengue, se pudo ver al futbolista que deslumbró en Manchester y se llevó el Balón de Oro en el año 2008, que se caracterizaba por una velocidad endiablada, una enorme potencia y una gran habilidad a la hora de regatear a los futbolistas del conjunto rival. Durante esa primera temporada, a las órdenes de Manuel Pellegrini, el luso marcó 33 goles en 34 encuentros disputados, lo cual situaba su tasa goleadora en 0.94 goles por cada encuentro disputado. Sin embargo, se trataba de un jugador que tenía más influencia en el juego colectivo del equipo, ya que se situaba más alejado del área, de modo que la tasa de regates se encontraba en 3.2 regates exitosos por partido.

Con la llegada de José Mourinho al equipo blanco, el rendimiento goleador del luso comenzó a crecer exponencialmente. Esto se debe a que el entrenador de Setúbal quería exprimir al máximo el potencial ofensivo de Cristiano, de modo que con el paso del tiempo, eran cada vez mayores las situaciones en las que se veía a Cristiano jugar más cerca del área, a pesar de que, como él mismo confesó, jugar de nueve no era su posición favorita, pero él siempre estaría dispuesto a hacer lo más beneficioso para el equipo. Esto supuso que el portugués aumentase su tasa goleadora, pues desde la temporada 2011/12, su número de goles por temporada se ha encontrado por encima de 50 hasta la temporada actual, debido en gran parte en que, al jugar más cerca del área, su número de remates es bastante mayor. En consecuencia, la tasa de regates del luso descendió drásticamente, como se puede observar en la última temporada con José Mourinho, cuando el número de regates exitosos por partido era de 1.9, prácticamente la mitad de los que realizaba durante su primera campaña con Pellegrini.

La transformación de Cristiano a un delantero total se terminó de consolidar durante la campaña 2013/14, con la llegada del italiano Carlo Ancelotti al banquillo blanco. Durante esa temporada, se empezó a vislumbrar la faceta de ‘killer’ del delantero portugués, pues marcó 51 goles en 47 partidos, lo que situaba su tasa goleadora en 1.09 goles por partido, y, a pesar de esto, su tasa regateadora también aumentó, ya que se situaba en 2.3 regates exitosos por partido. En esta campaña, el Real Madrid ganó la Champions League, y en esa edición, el portugués anotó nada más y nada menos que 17 dianas, las cuales aún a día de hoy, siguen siendo el récord de goles anotados en dicha competición.

Quizá durante las dos temporadas que Carletto estuvo a cargo de la plantilla madridista pudimos ver la versión más completa del portugués, pues en la segunda y última temporada del italiano en el Real Madrid, Cristiano anotó 61 goles en 54 partidos, lo cual elevaba su tasa goleadora de forma increíble, situándose en 1.18 goles por partido. Esta transformación del ariete en un rematador completísimo se tradujo en éxitos individuales para él, ya que fue galardonado con el Balón de Oro en 2014 y 2015.

Con la llegada de Rafa Benítez al equipo madridista, ni Ronaldo ni el resto de la plantilla lograron encontrar el rendimiento óptimo, lo cual mermó las estadísticas del luso. Sin embargo, con la llegada de Zinedine Zidane al banquillo, el delantero recuperó la forma y logró mantener la tasa goleadora por encima del gol por partido, anotando 51 goles en 47 partidos. En conclusión, con el paso de las temporadas, el futbolista de Madeira ha pasado de ser un jugador habilidoso con un regate espectacular y mayor peso en el juego del equipo, a ser un rematador total que asegura a su equipo en la mayoría de los partidos un mínimo de un gol por partido, gracias a unos números estatrosféricos.

Foto: elperiodico.com

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