Análisis

Aspas, ídolo del celtismo

Toda afición de todo equipo de fútbol tiene en cada momento un ídolo dentro de su equipo, es algo inherente al mundo del fútbol. El Celta de Vigo no escapa de esta máxima, y a lo largo de sus últimos años vío en Mostovoi a su máximo ídolo, y unos años después su espacio podría decirse que fue ocupado por Cannobio.


Todo esto en el transcurso de la etapa dorada del cojunto olívico (paso por la categoría de plata incluído), pero que tras su descenso de 2007 se vió un poco huérfano de esta figura de ídolo.

Esta situación duraría hasta junio del 2009, momento en que Iago Aspas debutaba en el estadio de Balaídos, ante su afición, con el equipo en un momento crítico- Aparecía este chico de Moaña, para dar la salvación al equipo con dos goles al Alavés, en un partido que terminaría 2-1. Sería ahí el momento en que comienza, poco a poco a ganarse la imagen de ídolo para la grada celeste.

Iago Aspas celebrando uno de sus goles contra el Alavés (via gol olímpico)

La siguiente temporada, la 2009-2010, sería la de su confirmación, al menos como habitual, rebasando los 30 partidos, ya que en cuanto a rendimiento todavía no sería el año en que explota, teniendo un rendimiento acorde al de su equipo, que deambuló por la zona media de la tabla.

La 2010-2011, ya más que asentado como titular, y con un equipo más competitivo fue para él en la línea del anterior, un rendimiento no excelso, que si bien hacía ver el gran futuro que le deparaba al de Moaña. Ese año el equipo conseguiría meterse en el play-off de ascenso a primera división, cayendo ante el Granada en primera ronda.

La temporada 2011-2012 sería la de su eclosión como jugador, terminaba de explotar, rindiendo a un altísimo nivel, logrando superar la cifra de los 20 goles, y siendo una pieza clave en el ascenso a primera del conjunto de Vigo, categoría de la que no disfrutaban desde la 2006-2007.

En el regreso a primera, Iago se convertiría todavía más en ídolo de la parroquia de Balaídos, teniendo un gran rendimiento en esta temporada, logrando la cifra de 12 goles, y siendo la pieza clave del equipo que, en una temporada irregular, se salvaría en la última jornada, en la cual tuvo importancia Iago dando la asistencia del gol con el que el equipo lograría la salvación.

Llega el verano del 2013, con un Aspas que tras su rendimiento en las últimas temporadas le salen novias en conjuntos más grandes, con más opciones de disputar competición europea, y decide emigrar a Inglaterra. Liverpool sería su nueva casa.

Esta temporada en Inglaterra fue un año difícil para él, con no mucha participación, en parte debido a alguna lesión, y su estancia allí solamente duró un año.

En 2014 está de vuelta en España, una estancia en Sevilla que de nuevo es breve, y con no mucha participación.

Llega junio de 2015. Su vuelta a casa. Tras dos años complicados, el de Moaña volvía a casa. Y lo hacía para cumplir un sueño.

La 2015-2016 fue una gran temporada para el conjunto celeste, logrando la clasificación para la competición europea, y una muy buena actuación en el torneo copero. Temporada en la que Aspas vuelve a rebasar la decena de goles, siendo un claro protagonista del ataque de su equipo, formando una gran tripleta con Nolito y Orellana.

Iago Aspas celebrando un gol contra el Barcelona (vía sport)

Tras lograr la clasificación para competición europea, el equipo sufre una baja sensible con la marcha de Nolito a Inglaterra. Esta circunstancia provocó que Aspas se convirtiese en protagonista y estrella indiscutible del ataque celeste, al menos en cuanto a protagonismo con goles, siendo el líder del equipo en momentos clave (papel que anteriormente compartía con Nolito), y siendo el jugador que, habitualmente, saca los partidos adelante en los momentos complicados.

Hay que decir que no todo es de color de rosa en el currículum de Iago Aspas con el Celta, puesto que su carácter, el cual le llevó a situaciones como la expulsión en un derbi por un cabezazo a Marchena, con la consiguiente sanción de 4 partidos, provocó que tardase en ganarse la idolatría de algunos aficionados, o que todavía no se la ganase, pero al fin y al cabo, forma parte de su forma de ser, y sin eso, no sería el mismo, no sería el Iago Aspas que todos conocemos. Porque Aspas es celtismo en vena.

Imagen vía: atlántico.net

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