Crónica Crónicas

Ronaldo regala el Mundialito al Madrid

El Madrid derrota a un equipo japonés que se ha dejado la piel durante 120 minutos y que se vio sometido a la explosividad de un Cristiano que demostró su dominio con un doblete en la prórroga que supuso su Hat-Trick personal.

Salía el Real Madrid con la seguridad de que el rival que se encontraba hoy enfrente suya era uno que había hecho los deberes durante toda esta competición, pero que, sin embargo, no estaba claramente a la altura esperada. El once de gala permitiría a los blancos el poder controlar el enfrentamiento de cabo a rabo casi sin despeinarse.

Ogasawara salía como representante principal del Kashima, siendo esta la bandera de este once plagado de japoneses que no desean ostentar otros individuos de distintos países. Por parte de los blancos, formaba el once de gala, aquel que comandaban los chicos de siempre. Cristiano, Benzema, Lucas, Modric, Casemiro, Kroos y la defensa habitual con Keylor en portería, fueron los encargados de salir al ataque.

Desde el primer instante, las faltas llovieron durante cinco minutos hasta que el choque se estabilizó y la posesión empezó a caer del lado de los madridistas. Su toque de balón favoreció el dominio de la posesión y del ataque, uno que el Kashima tan solo podía contrarrestar con tímidos despejes de cabeza que únicamente reprimían de forma momentánea la tragedia que terminaría sucediendo.

Todo ello duró tan solo nueve minutos, justamente el tiempo exacto en el que Modric probó el disparo desde fuera del área para que Karim recogiese el rechace y anotase el primero de los tantos. El esquema pensado por Zidane había surgido efecto. Aquel 4-3-3 en ataque y el 4-4-2 defensivo, estaban dando los mejores resultados posibles y encaminaban la consecución de un nuevo trofeo. A ello se le unía un desorden en la defensa de sus contrincantes, quienes no supieron cómo acabar con la verticalidad de los campeones de Europa.

Así pues, y con un Real Madrid totalmente volcado ante unos agazapados japoneses, las ocasiones llovieron como si no hubiese un mañana. Desde Benzema hasta Casemiro, pasando por Modric y Vázquez, todos intentaron colocar la ventaja en el marcador. Ronaldo también contribuyó a su manera, es decir, regateando y tratando llegar con soltura hacia un área rival a la que no era complicado entrar. Modric, por su lado, se centró en organizar el juego y en evitar pérdidas, al igual que un Kroos que decidió el destino de la posesión junto al croata.

Por desgracia, tan solo el haber anotado un gol era algo que no encajaba en la concepción de un partido en el que los asiáticos estaban completamente amontonados en su área. Tantas ocasiones desperdiciadas terminarían, tarde o temprano, calando en la salida a la ofensiva de los visitantes, dando esto pie a que se perdiesen los papeles y aconteciese lo que finalmente tuvo lugar.

Los hombres de Masatada Ishi buscaron con ahínco recortar esta ventaja y empatar el envite. Pareció, en primera instancia, una simple intentona de cualquier otro conjunto que, desesperadamente, busca el salvar los platos rotos y establecer así la igualada para poder seguir luchando. Sin embargo, todo ello cambió cuando en el minuto 43, Shibasaki puso el empate tras una gran internada de los locales. A partir de entonces, el miedo escénico calaba en los vikingos. Este partido pasaba de ser algo relativamente sencillo a convertirse en un calvario durante los 15 minutos de descanso.

La consigna, a causa de lo ocurrido en el último instante de la primera mitad, cambió por completo. El bloque blanco saltó al césped en busca de conseguir lo que más deseaba: dar el puñetazo sobre la mesa y conquistar el tercero de los títulos.

El problema no fue el hecho de haberse anulado durante unos minutos, sino que lo volviesen a hacer durante otros más. Shibasaki volvía a la carga y, tras un error de Sergio Ramos en la cobertura, remató a bocajarro para levantar de su asiento a todo el estadio japonés. Era un milagro lo sucedido. Era un hito, un hecho que probablemente tan solo sucedería una vez en la historia del fútbol. Japón estaba en esos instantes por encima de España.

En un momento de desconcierto, uno solo salvable de la única forma que los profesionales saben salvarlo: jugando. Así siguió un Real Madrid que iba a remolque y que no cesaba de buscar la igualada en el marcador en un encuentro que se había complicado demasiado de una forma casi inviable. Entonces, llegó el momento que todos esperaban. Lucas se internó en el área de los japoneses y fue agarrado y derribado, dando esto pie a que Sikazwe, el colegiado del cara a cara, señalase la pena máxima.

Ronaldo se preparó desde los once metros y definió a la derecha de Sogahata, en aquel palo bajo que adora enfilar el portugués. Acto seguido, el equipo se lanzó en tromba como si no existiese un mañana. El gol era lo que premiaba, y eso lo sabía desde el primer hasta el último futbolista. Desgraciadamente, en la búsqueda de esta, los problemas no pararon de crecer y crecer, llegando a caer perjudicado varios profesionales en cuanto al cansancio se refiere. Ramos destacó entre todos ellos con un choque complicado con Keylor que, afortunadamente, no repercutió en su lesión de hombro.

Un tanto anulado a Cristiano no fue suficiente como para parar el hambre de los merengues, ni tampoco para amainar el poder de convicción de los debutantes en este tipo de competiciones de interés internacional. Fiel a su estilo, el equipo de Japón salía con todo en cada contraataque. Con el corazón en la mano y el partido roto, acontecieron los últimos minutos de un cara a cara de infarto que nadie había esperado. Hasta Navas tuvo que salvar a su Real Madrid de la tragedia. Nadie confiaba en nadie.

Sin esperarlo y esperándolo, llegó el minuto noventa, aquel que marcaba el final del partido y daba paso a la prórroga. El Kashima estaba luciéndose. Claramente, había sido el equipo revelación y el más espectacular de todos los que habían pasado por el torneo. Tan solo con ello, ya tenía ganado el cielo.

Una equilibrada prórroga en la que se vieron todo tipo de opciones para ambos bloques, tuvo un fútbol de área a área en el que los locales se colocaron atrás de manera exagerada sin saber lo que terminaría cayéndoles. Sin comerlo ni beberlo, Karim encontró por fin a Ronaldo para que este definiese en cruzado y rompiese el calvario del empate para colocar el 3-2.

El Kashima tuvo también su oportunidad de igualar instantes después con un cabezazo al larguero a la salida de un corner. Por desgracia para ellos, Cristiano encontró nuevamente el lugar perfecto para anotar, ahora sí, el tanto definitivo que ponía el 4-2 que significaría la consecución del trofeo.

La agonía del final consumió a un previsible conjunto asiático que se dejó llevar por la inercia del colapso de la prórroga. Así pues, no pudiendo hacer más que rendirse ante la superioridad de su oponente, contra el que había dado mucha más guerra de la esperada, sucumbió una lucha de comienzo a fin que deja entrever la personalidad japonesa de jamás rendirse a pesar de caer derrotado.

Ficha Técnica:

Estadio: Estadio Internacional de Yokohama.

Árbitro: Janny Sikazwe (Zambia).

Real Madrid 

Entrenador: Zinedine Zidane.

Titulares: Keylor Navas; Marcelo, Raphaël Varane, Sergio Ramos, Daniel Carvajal; Casemiro, Modric, Kroos; Lucas Vázquez, Karim Benzema y Cristiano Ronaldo.

Kashima Antlers 

Entrenador: Janny Sikazwe.

Titulares: Hitoshi Sogahata; Yamamoto, Gen Shoji, Naomichi Ueda, Daigo Nishi; Gaku Shibasaki, Mitsuo Ogasawa, Ryota Nagaki, Yasushi Endo; Shouma Doi y Mu Kanazaki.

Imagen: Diario El País.

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