Llovía con fuerza en París en una mañana desapacible. Fermín Tajadura (†), presidente de Portland San Antonio, y Francisco Javier Equísoain, entrenador del equipo, habían aterrizado en la capital francesa. Calados hasta los huesos, hacían su entrada en la sede de Adidas donde les esperaba nada más y nada menos que uno de los mejores jugadores de la historia del balonmano, Jackson Richardson. Objetivo primordial, fichar al mago francés, que había abandonado esa temporada tierras germanas, concretamente, Großwallstadt donde había conseguido la Copa de Ciudades. Una vez en la mesa de negociaciones, el de Isla Reunión hizo la siguiente pregunta a la expedición navarra: “¿por qué me queréis fichar?”, a lo que el presidente de Portland San Antonio sentenció: “porque queremos ganar la Copa de Europa”.
Dicho y hecho, el central francés se comprometía con el equipo de Pamplona y ahí se iniciaba el camino hacia la gloria que culminaba con la consecución del más preciado trofeo a nivel de clubes como así lo reconocía el propio Zupo Equísoain en el Palau Blaugrana el 28 de abril de 2001 tras conseguir derrocar al todopoderoso Barça.
Portland San Antonio ya había probado las mieles del triunfo a nivel internacional. Sin ir más lejos, en la temporada 1999-2000 conseguía la Recopa de Europa tras vencer en la final al Dunaferr húngaro, equipo en el que militaba quien posteriormente fuera portero antoniano, el malogrado Vladimir Rivero.
Los navarros disponían de una gran plantilla, pero les faltaba esa estrella rutilante capaz de dar un plus de mayor calidad si cabe, a un equipo algo metido en años, pero capaz todavía de grandes gestas gracias a la enorme calidad que atesoraban a nivel individua
l. La llegada de Richardson no fue la única. Equísoain, quien siempre tenía entre ceja y ceja la idea de que la portería era fundamental, daba un golpe en la mesa y contrataba a José Javier Hombrados, quien hasta esa fecha había defendido los colores del Ademar de León. Por otro lado, causaba baja Chechu Villaldea, cuya posición era ocupada por el francés.
El camino hasta la preciada final no fue de rosas. Los navarros tuvieron que sortear escollos importantes. En cuartos de final dejaban en la cuneta a los portugueses del ABC Braga venciendo en Pamplona por un contundente 25-16, y repitiendo victoria en Braga por 21-24. Llegadas las semifinales, el hueso a roer pasaba por el doble enfrentamiento ante los eslovenos del Celje Pivovarna Lasko. El partido celebrado en el Pabellón Universitario de Pamplona dejó las espadas en todo lo alto, ya que los de Zupo consiguieron un exiguo 30-28 que dejaba muchas dudas a la hora de devolver la visita al equipo cervecero. Pero la calidad a la que antes aludíamos, apareció en la ciudad balcánica y Portland, en un gran partido, vencía por 29-32 accediendo a la tan ansiada final ante el, hasta la fecha, todopoderoso FC Barcelona.
Los días precedentes al primer partido, que había de celebrarse en Pamplona, fueron un hito en la historia del balonmano navarro. Prensa, radio y televisiones locales se hacían eco del evento, y el ambiente prepartido llegaba a cotas inimaginables.
Y llegó el día D. El 21 de abril de 2001, víspera del cumpleaños de Alexandru Buligan y de quién aquí les escribe, y en un abarrotado Pabellón Universitario, Portland San Antonio daba un paso crucial hacia la conquista de la Copa de Europa, venciendo con claridad y autoridad al FC Barcelona por 30-24. A pesar de este resultado, nadie olvidaba que enfrente estaba el equipo de Valero Rivera, un equipo campeón ante el que nunca nadie debía darse la vuelta, ya que las remontadas en el Palau Blaugrana sonaban épicas y los de Rivera casi siempre sacaban rendimiento.
Un encuentro vibrante, donde destacaron las figuras de un magistral Jackson Richardson, Mateo Garralda y Mikhail Jakimovic, además de una brillante segunda mitad de Alexandru Buligan que había sustituido a un poco acertado Hombrados, y en el que el público llevó al equipo en volandas. Todo un FC Barcelona hincaba la rodilla con un resultado peligroso para sus intereses. Los Barrufet (renqueante de su rodilla), Cavar, Chepkin, Schwarzer, Nagy, O’Callaghan, Svensson… no fueron capaces de detener la avalancha de un Portland crecido y que creía firmemente en sus posibilidades, llegando Rivera a ordenar una defensa presionante a Richardson. El resultado final pudo haber sido más claro para San Antonio si Fernando Barbeito, ex azulgrana y con cuatro Champions conseguidas a sus espaldas, hubiera acertado con un siete metros cuando el encuentro estaba a punto de finalizar, o en una contra en la que los árbitros le sancionaron con unos dobles. El pitido final de los colegiados franceses García y Moreno dieron paso a una especie de locura colectiva: Portland San Antonio tenía más cerca su sueño.
Una semana más tarde, concretamente el día 28 de abril, los antonianos devolvían visita a los azulgranas. Un abarrotado y ruidoso Palau esperaba a los de Zupo Equísoain, donde las remontadas se habían convertido en algo habitual. Los daneses Boye y Jensen eran los encargados de impartir justicia entre los dos finalistas, e iniciaban el encuentro poniendo el listón muy alto, ya que a los dos minutos, Xabier Mikel Errekondo ya había visto su primera exclusión. Los entonces considerados como una de las mejores parejas a nivel mundial, no estaban dispuestos a que se les fuera el partido de las manos y a fe que lo consiguieron con destreza y sabiduría.
No fue el mejor partido de los navarros, donde el ex azulgrana Mateo Garralda no encontraba el camino hacia la portería local, lo mismo que Jakimovic. Lo que sí funcionaba eran la defensa y un colosal Joseja Hombrados, que mantenían el resultado como buenamente podían. Richardson ponía la cordura en ataque y controlaba la ansiedad de su equipo. Valero alternaba defensas con el fin de sorprender a Equísoain, pero éste respondía inteligentemente llevando la calma a su escuadra. En varios momentos los de Valero Rivera estuvieron a punto de darle la vuelta a la eliminatoria, pero Portland, sacando fuerzas de flaqueza, se hacía fuerte dejando el alma en cada acción y apoyado por una afición que se había desplazado en buen número a Barcelona con la intención de cantar el alirón. Portland San Antonio no conseguía hacer su juego, se veía impotente ante la defensa blaugrana y los últimos 15 minutos fueron dramáticos para los de Zupo, pero el mago y un más acertado Jakimovic, sobre todo desde los siete metros, mantuvieron el tipo, a pesar de que, a falta de cinco minutos, los azulgranas dispusieron de un peligroso 25-20. Un penalti cometido sobre Oscar Mainer y que Jakimovic transformaba, y una interceptación de balón del mismo Mainer, y que culminaba Iosu Olalla, ponían el definitivo 25-22 ante la explosión de júbilo del banquillo y afición navarra que veían como su equipo destronaba al rey de reyes de las ultimas cinco temporadas en Europa.
Y así fue como Portland San Antonio, el equipo creado para subir a lo más alto del balonmano europeo conseguía su primera y única Copa de Europa, si bien es cierto que en posteriores temporadas los antonianos pudieron engrosar su palmarés, pero por circunstancias que ahora no vienen al caso, no pudo ser. Lo demás, todos lo conocen. Una mala gestión administrativa y la falta de ayudas, llevó a este histórico club a la desaparición, aunque queda en la retina de todos los buenos aficionados el recuerdo de que hubo un equipo español que fue capaz de destronar al más grande del balonmano de todos los tiempos, el FC Barcelona de Valero Rivera.
Aquel gran equipo navarro estaba formado por: Alexandru Buligan, Joseja Hombrados y Haritz García (Junior) en la portería; Ambros Martín, Óscar Mainer y Fernando Barbeito en los extremos; Xabier Mikel Errekondo y Raúl Bartolomé en el pivote; Jackson Richardson, Álvaro Jáuregui (capitán), Oleg Kisselev y Daniel Areste (Junior) como centrales; Mateo Garralda y Alberto Martín en el lateral derecho, y Mikhail Jakimovic y Iosu Olalla en el lateral de izquierdo. Como entrenador, Francisco Javier “Zupo” Equísoain; Ayudante de Entrenador, Patxi Lezáun; Delegado, Miguel Manso (DEP); Médico, Xabier Aquerreta; Fisioterapeuta, Daniel Capitán.
Imagen destacada: Balonmano Guadalajara
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