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La impronta de los colores

¿Qué significan los colores de un equipo? ¿Qué rasgos identitarios define su escudo? ¿Acaso la historia del equipo puede analizarse desde diferentes perspectivas? Todas estas preguntas han salido a la luz este lunes, cuando en la Asamblea de Compromisarios del Athletic Club ha acontecido una anécdota que para nada va a quedar en anecdótica.

Uno de los miembros de la cúpula directiva del Athletic, Javier Aldazabal, respondió a una pregunta de un asistente sobre el parentesco entre Atlético de Madrid y Athletic Club de Bilbao, a lo que el mencionado dirigente respondió: “Usurparon los colores, el nombre y el escudo” y “se han apropiado de ello y después de 100 años de uso pacífico, consentido, ahora es complicado”, entre otras perlas.

Estas declaraciones, que alguno tachará de desafortunadas, algún otro tildará de indiferentes, y otros refrendarán, han tenido una amplia repercusión mediática. Parece ser que viejas disputas han vuelto a relucir, y eso es un enfrentamiento que se lleva a cabo fuera de los terrenos de juego.

A las tres preguntas que dan comienzo al artículo, tanto colchoneros como leones coincidirán en gran medida en las respuestas. En cuanto a la primera, una pasión no semejable a ninguna otra; a la segunda responderán también de manera similar, pero con respuestas algo diferentes (oso y madroño vs puente e iglesia de San Antón, además de las rayas rojiblancas en ambos); y por último, la tercera es la que mayor discordia genera, no solo entre ambos equipos, sino también internamente.

La historia es la que es, y eso nadie lo puede cambiar. El Athletic Club de Madrid fue fundado en Madrid por futbolistas y seguidores del ya existente Athletic Club de Bilbao, que por razones de distinta índole se encontraban en la capital española. Esta fundación, además de adoptar el nombre del equipo original, incluyó los colores azul y blanco (colores provenientes de la equipación principal del Blackburn Rovers) y adoptó posteriormente los definitivos rojiblancos (provenientes de la del Southampton) que también se habían aplicado en sus “primos” norteños.

A partir de ese momento, la historia de ambos equipos ha ido discurriendo por caminos diferentes, caminos que coincidían en cruces apasionados, que eran y son hasta ahora uno de los choques marcados en el calendario de todas las temporadas de Primera División, si bien en alguna de ellas no se celebrara ninguno. Además de Liga, también han sido múltiples los enfrentamientos en Copa, e incluso en competición europea, con gran diversidad de resultados.

Sin embargo, y más allá de lo que muchos se empeñan en resaltar, la rivalidad no debe suponer odio ni rencor. Puede que en los últimos envites hubiera más tensión que en los de años atrás, pero esta tensión se debe a algo positivo: al aumento de competitividad de ambos equipos. Tanto los bilbaínos como sus homólogos madrileños han dado un salto de gigante en sus aspiraciones, y ambos son capaces de plantar cara a los rivales más poderosos. Pese a que es algo que se debe celebrar, conviene evitar que ese exceso de ambición  se descontrole, algo que perjudicaría a ambos equipos.

En definitiva, nadie del Athletic ni del Atlético es quien para juzgar la historia a su manera. La historia es la que es. No merece la pena debatir puntos de vista de hace más de un siglo ni tampoco entrar en polémicas por temas así. Hay algo más importante, que es el amor a los colores, ya que su impronta no se puede usurpar, es única y sin igual.

Imagen vía: escudos-bordados, deia, 20m

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