Crónicas NFL

Los Denver Broncos no encuentran rival en Tampa Bay

Los aficionados de los Buccaneers que hayan seguido el partido de su equipo en las dos últimas semanas probablemente hayan tenido una ligera sensación de déjà vu, puesto que de nuevo han visto como el encuentro se tuvo que detener en el último cuarto a causa de una tormenta en las inmediaciones del Raymond James Stadium. El otro elemento que les habrá hecho sentir lo mismo que la pasada jornada es la derrota de su equipo, aunque esta vez de forma bastante más contundente. 27-7 ganaron unos Broncos que siguen imbatidos y que cada vez asustan más a todos aquellos equipos que buscarán arrebatarles el trofeo Lombardi.

1   2 3 4

  T

DEN (4-0)

7

10 3 7

27

TB (1-3)

7

  0 0 0

 7

Poco tardaron Aqib Talib y los Denver Broncos en dejar claro que no iba a ser una tarde cómoda para Jameis Winston. En la tercera jugada del partido, el veterano cornerback que regresaba al campo del equipo que lo drafteó allá por 2008 demostraba por qué es considerado uno de los mejores defensas de la liga interceptando el balón y retornándolo a la yarda 10, dejando a su equipo en una posición inmejorable para abrir el marcador. Sin apenas tiempo consumido, un TD de Demaryus Thomas devolvía la posesión a un ataque de Tampa que debía sobreponerse al primer revés del día y meterse rápidamente en el partido.

Durante el segundo drive, los Buccaneers consiguieron encontrar el ritmo y hacer daño con su juego aéreo en la zona media del campo, haciendo jugadas con doble tight end que, emparejados con jugadores con menos corpulencia de la secundaria de los Broncos, eran capaces de conseguir buenas ganancias de yardas a la espalda de los linebackers. Una vez en la redzone, Winston fue capaz de entrar en la zona de anotación gracias a un scramble y poner las tablas en el electrónico. Pero esto no fue más que un espejismo para el ataque bucanero.

A partir de aquí esa defensa que llevó en volandas a los Broncos a la SuperBowl la pasada temporada dio un paso al frente, la defensiva line demostró ser netamente superior a una offensive line que hizo aguas intentando proteger a Winston, quien iba librando como buenamente podía los sacks a base de movilidad. La pobre aportación de los RB Sims y Rodgers en su intento de suplir al corredor estrella Doug Martin ayudó a hacer más previsible el juego de los de Tampa y facilitar la labor de Von Miller y compañía. Buena muestra de lo superados que se veían los miembros de la OL fueron las numerosas penalizaciones por holding y false start que sufrió el ataque de los Bucs.

Wolfe celebrando uno de sus sacks. denverpost.com
Wolfe celebrando uno de sus sacks. denverpost.com

La presión a partir de aquí empezó a agobiar a un Winston que ni siquiera era capaz de conectar con su vía de escape habitual, el WR Mike Evans. Los fallos siguieron apareciendo, y así llego la segunda intercepción para Talib, que volvía a llevar a su equipo a comenzar el siguiente drive en campo rival. Tras un par de pass interference de una secundaria bucanera que se veía incapaz de impedir las recepciones rivales, CJ Anderson subía otros seis puntos al marcador de su equipo tras una carrera de una yarda, dejando a los Buccaneers como el equipo que más puntos recibe tras turnover (51) de la temporada. Por si esto no era suficiente, los de Tampa también se ponían en la cabeza de la liga en número de pérdidas de balón (11) debido a un fumble sufrido por Sims y recuperado por Derek Wolfe.

En el otro lado del campo, el QB Trevor Siemian se mostraba algo más cómodo, pero tampoco tanto como a él le gustaría, ya que no fueron pocas las veces que llegaron hasta su posición, logrando incluso algún sack. En uno de ellos, la violencia del placaje (dentro de la legalidad) hizo que se lesionara de su hombro izquierdo, que pese a ser el brazo con el que no lanza, provocó su salida del partido. Otro nombre importante que tuvo que retirarse del partido fue el pass rusher Gerald Mccoy con un pinchazo en el gemelo, una baja que hizo daño en una de las pocas unidades que estaban funcionando en los Buccaneers.

A partir de aquí tomaba las riendas del ataque de los de Colorado el QB novato Paxton Lynch, un hombre corpulento (1.98 metros) pero atlético a la vez con un buen brazo según los analistas. En sus dos primeros drives demostró habilidades más que interesantes, ya que pese a su altura se desenvolvió con agilidad y velocidad para ejecutar play actions y jugadas under center, además de que en las situaciones en las que estuvo más presionado logró moverse en el pockett para eludir el derribo y se mostró preciso en los lanzamientos. A pesar de ser eficaz a lo largo de estas jugadas, tan solo sumaron seis puntos con sendos field goals, debido al buen hacer de la defensa de los Bucs.

Paxton Lynch debutó sin cometer errores. denverpost.com
Paxton Lynch debutó sin cometer errores. denverpost.com

Si los Broncos no conseguían dar con la tecla en la redzone, peor lo tenían los bucaneros, quienes no encontraban la fórmula en ningún lugar del campo en ataque. El juego de carrera brillaba por su ausencia, y Winston veía como cada vez disponía de menos tiempo para pasar el balón. Aquí una figura destacó por encima del resto, el ya mencionado Wolfe comenzó un festival de sacks para acabar de amargar la tarde a un Winston que no fue capaz de completar más de dos pases seguidos, dato demoledor para un ataque que no conseguiría anotar más que aquellos siete puntos del primer cuarto.

Por su parte, los Broncos se dedicaban a hacer correr el reloj a base de carreras, táctica poco eficaz durante un buen tramo de partido, hasta que el cansancio hizo mella en la defensa de Florida, momento en el que Lynch alargó el drive hasta completar sus primeras big plays y su primer TD entregado a Emmanuel Sanders.

Lo único destacable en el final de un partido ya decidido fue el nuevo parón causado por una tormenta cercana a la bahía de Tampa, que tuvo a los jugadores esperando casi una hora y media, para reanudar el encuentro bajo la lluvia. Tras la pausa, las cosas siguieron igual para el equipo de Florida, quien sigue sumergido en un mar de dudas con los lastres de las pérdidas de posesión y los puntos recibidos, donde sigue en los puestos de cola. A mayores, suma nuevos lesionados a la lista, dejando ante ellos un horizonte tan oscuro como el que había al finalizar el encuentro en la bahía. Por la parte contraria, la dupla Von Miller – Dereck Wolfe sumaron un nuevo sack en el tramo final para reforzar la estadística y poner el broche de oro a un nuevo encuentro en el que la defensa de los Broncos muestra sus cartas e intimida a toda la liga, mientras que el ataque sigue promediando en torno a 28 puntos por partido, exigiendo el papel de favoritos para repetir la conquista del anillo.

Foto vía: denverpost.com

Adrián Sardiña

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