Crónicas

El último regalo de la generación de oro

Este viernes 19 de agosto de 2016 la selección española de baloncesto escribió una nueva página dorada en la historia reciente de este deporte en la primera semifinal del torneo olímpico. Ante un público que apenas ocupaba la mitad de la grada del Carioca Arena 1 de Río de Janeiro (que poco han sabido disfrutar los amigos brasileños esta oportunidad que les regaló el COI), los doce guerreros encargados de representar a nuestro país batallaron por enésima vez ante una selección americana que sabía que este era el mayor de los escollos que le separa de un nuevo oro. Esta vez, el mal inicio de torneo protagonizado por España provocó que ambos conjuntos se cruzaran antes del último partido de la competición, en lo que para todos era una final anticipada, el encuentro entre las dos mejores selecciones del mundo.

Estados Unidos comenzó el encuentro con una intensidad varios peldaños por encima a la de los pupilos dirigidos por Sergio Scariolo, lo que provocó que el conjunto español remara a contracorriente durante los cuarenta minutos. Debemos tener en cuenta lo que esto supone para cualquier equipo, un brutal desgaste mental y más si tenemos en cuenta que enfrente está el denominado Dream Team, aunque esto habría que ponerlo entre comillas. España salió muy acongojada al parquet, como si alguno de los jugadores, entre los que destacaban Llull y Mirotic, no se creyeran que de verdad podían dar la machada. La consecuencia fue que el equipo estadounidense abrió rápidamente una brecha en el marcador, la cual no fue mayor gracias a un imperial Pau Gasol. Hasta los 12 puntos se fue el de Sant Boi en el primer cuarto, una barbaridad si tenemos en cuenta que el marcador final durante este periodo fue de 17 a 26 en contra de los españoles, quienes eran incapaces de anotar ni tan siquiera los tiros abiertos. La falta de intensidad hacía mella en lo que a la postre sería el apartado estadístico que nos hundió, el rebote ofensivo. Los americanos recogieron hasta 6 veces, las mismas que España, la pelota debajo de nuestro tablero.

Sergio Rodriguez e Irving vía fiba.com
Sergio Rodriguez e Irving | Vía fiba.com

El segundo cuarto comenzó igual que el primero. Los americanos tuvieron hasta cuatro intentos a canasta durante su primera posesión, un dominio total del rebote que estaba dejando a nuestra selección herida de muerte. Fue entonces cuando apareció un protagonista inesperado, Hernangómez. La reciente adquisición de los New York Knicks se erigió como el encargado del despertar español. Luchó de una manera encomiable a ambos lados de la cancha, recogiendo rebotes, balones sueltos y regalando hasta algún que otro punto. Como escudero tuvo a un Chacho Rodríguez, jugador por el que corre sangre NBA por sus venas. Logró darle un punto más de velocidad al movimiento de balón, realizó varios crossover de fantasía dignos del mejor Kyrie Irving, y facilitó un mayor número de tiros fáciles a sus compañeros que por fin empezaron a encestar. Fueron los mejores minutos de nuestros chicos de oro y todo ello con Pau sentado en el banco. En el otro lado, unos americanos que no sabían cómo encajar la avalancha de juego con un Carmelo Anthony, el capitán de este equipo, desorientado y errático en el lanzamiento. Como consecuencia un luminoso que lucía 30-33 a falta de tres minutos y medio por jugar. España se había metido en el partido.

Hay que destacar la actuación del trío arbitral durante estos diez minutos. Fue algo horroroso, pocas veces antes visto en un torneo de tales dimensiones. Decidieron por un instante convertirse en los protagonistas del partido, pitando técnica tras técnica, lo que suponía frenazos constantes en el juego. Por suerte para el espectador esto fue pasajero, ya que en el parón del entretiempo alguien les tuvo que avisar de la actuación tan bochornosa que estaban ofreciendo, poco digna de un partido de tanta categoría. Tanto parón sirvió para despertar a una bestia que llevaba hibernando desde que se dio el pistoletazo inicial a los Juegos Olímpicos, Klay Thompson. Para nuestra desgracia el menor de los Splash Brothers decidió que este era el partido para resurgir, y gracias a sus triples consiguió 17 puntos antes del descanso que permitieron a Estados Unidos lograr sobrevivir al intento de remontada española. 39-45 para USA y a los vestuarios.

Thompson luchando por un balón entre españoles vía fiba.com
Thompson luchando por un balón entre          españoles vía fiba.com

El tercer periodo empezó con los dos equipos dando el todo por el todo. Buenos porcentajes de tiro a ambos lados de la pista, lo que suponía un intercambio de canastas que poco beneficiaba a los españoles. El esfuerzo titánico de Gasol, omnipresente bajo los dos aros, servía únicamente para que la distancia en la puntuación no aumentara, pero nunca para dar la vuelta al marcador. La presencia de Pau en el partido se mantuvo en duda hasta poco antes del salto inicial, por lo que es de agradecer el esfuerzo que una vez más nos brindó. Además tuvo que luchar en la pintura con la más fea de la NBA, un DeAndre Jordan que le ha ganado la tostada a un DeMarcus Cousins que se tuvo que retirar por acumulación de faltas poco antes de que terminaran estos terceros diez minutos.  A mitad de cuarto Irving cogió el testigo de Thompson en lo que a anotación se refiere. Con el tiro de tres cerrado por España fue momento para las entradas a canasta y los tiros de media distancia del de Cavaliers, gracias a los cuales Estados Unidos volvió a abrir brecha. Fueron momentos de un ritmo vertiginoso, en el que Irving se desenvuelve a las mil maravillas.

De esta forma se llegó a un último cuarto en el que desde su inicio se pudo apreciar que España iba a remar una vez más para ahogarse en la orilla. Los de Scariolo comenzaron a dar muestras del cansancio acumulado y Estados Unidos lo aprovechó. Los americanos tiraron de su poderío físico, única cualidad demostrada en este torneo en la que están años luz por encima del resto de jugadores. Esto les sirvió para lograr un buen parcial y dejar sentenciado el encuentro a falta de siete minutos y medio por jugar, 57-72. Quince puntos por arriba que pesaban como una losa. Aun así, España tiró y tiró de orgullo, sin dejarse ir e intentando acercarse de nuevo en el marcador. Una zona defensiva en la que se perdieron los americanos y ráfagas de la calidad que Mirotic atesora en ataque (que bien nos hubiera venido que estas ráfagas se hubieran visto durante todo el partido) apretó de nuevo un poco el marcador (69-78) a falta de tres minutos por jugarse. El problema fue que por aquel entonces la selección ya estaba sin aliento y el corre calles final solo sirvió para dejar un más que decente resultado final de 76-82. Estados Unidos de nuevo en la final pero no sin antes haber sufrido en sus propias carnes lo que supone ganar a la selección a la que más respeto tiene. Como ejemplo, la minutada que hizo jugar Coach K (quien se puede despedir a lo grande) a los titulares del equipo, dejando en cero minutos hasta dos estrellas de la NBA como son Barnes y DeRozan.

Ahora por delante queda la final de consolación, poco premio para este equipo pero no por ello hay que dejarlo pasar. De hecho, en el corrillo final de los españoles se pudo oír un “esto tiene que acabar con una medalla” por parte del mejor jugador español de todos los tiempos, un Pau Gasol que además hoy se convirtió en el máximo anotador de la historia de la selección. Ojalá así sea porque este conjunto, la llamada generación de oro, se merece un broche como este para dar cierre a 16 años de éxitos que han dejado en las vitrinas un Campeonato del Mundo, tres Eurobasket (dos segundos puestos y dos terceros puestos), dos medallas de plata en JJOO y la sensación de habernos quedado a un paso muy pequeño de haber derrumbado a ese gigante que es el USA Basket Team. Para el recuerdo, tres partidos contra este equipo en tres Juegos Olímpicos consecutivos que ya han quedado para la historia y que siempre recordaremos mientras se nos escapa entre susurros un “y que cerquita estuvimos”.


Ficha técnica:

76 – España – Gasol (23), Mirotic (7), Rudy (9), Llull (5), Rubio (0) – quinteto inicial – Claver (5), Hernangómez (4), Rodríguez (11), Navarro (9), Reyes (3)

82 – Estados Unidos – Durant (14), Jordan (9), Irving (13), Thompson (22), Anthony (7) – quinteto inicial – Lowry (9), Cousins (2), George (6)

Pabellón – Carioca Arena 1, Río de Janeiro, Brasil

Árbitros – Christos Christodoulou, Guilherme Locatelli, José Reyes.


Foto destacada vía: fiba.com

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