Tenis

Oda al tenis

Juan Martín Del Potro y Rafael Nadal nos acaban de dejar una imagen que permanecerá para siempre en la historia de los Juegos Olímpicos. Ganó el argentino (5-7, 6-3 y 7-6) pero de qué forma perdió el balear. Rompiendo con el cliché tan manido y absurdo que rodea a cualquier disciplina deportiva. “Al perdedor no lo recuerda nadie”. Recuerden, hagan el favor. Disfruten.

Las cosas no empezaron bien para el español. La resaca de ayer y un Del Potro inspirado le dieron rápidamente ventaja al tandilense. Muy pronto. Demasiado pronto. El traspiés no cambió en absoluto el plan diseñado. Búsqueda de revés y mover de lado a lado para impedirle tener apoyos que le permitieran disparar con su potente derecha. El de Manacor contrarrestó e igualó a tres en el marcador. Comenzaban a fluir los servicios, los puntos se acortaban. El revés de Rafa, la derecha de Juan Martín. La fuerza mental de Nadal. El ganador de 14 grandes sacaba su mejor repertorio para sentar a Del Potro antes de tiempo, cuando el tie break ya asomaba. 7-5 y primer set al bolsillo.

Faltaba un set. Un set más. Y otra vez a contracorriente. El tandilense no se vino abajo y volvió a golpear primero. Recuperó su identidad y buscó más riesgos, por ahí pasaban sus opciones de triunfo. Primer break. Ya estaba consiguiendo resquebrajar la estrategia de un Nadal que había bajado sus pulsaciones. El resto no funcionaba y un 0/0 en bolas de rotura otorgaban el segundo parcial al argentino.

Al tercer set. Disputa por la plaza de los metales más preciados. El mejor nivel de los dos. Las piernas flaqueaban pero todavía entraba aire en los pulmones. Se salvó Del Potro del 2-0. Volvió a salvarse en otro deuce del 3-1. El saque como mejor aliado. Y casi aprovecha el primer desliz de Nadal. Pero sacó el juego adelante con su revés, ¡cómo ha funcionado ese revés en el torneo! El encuentro ya era un cuerpo a cuerpo. No había margen de error. O sí. Por dos veces además. 5-4 y saque para Del Potro. Rompe e iguala a cinco. Levanta 3 break points que hubieran puesto de nuevo al de Tandil con saque a favor para cerrar el set. El partido no podía terminar de otra forma. Desempate. Lo más justo. Quizás no. Nadie quería que terminase, las dos trincheras estaban lanzando sus mejores disparos. Pero lo hizo. Terminó. Un drive largo al pasillo. A por el bronce.

Tras un largo camino, Juan Martín Del Potro vuelve a tocar la gloria con la punta de los dedos. Una plata o un oro que ya le hará mejorar su última participación en una cita olímpica. Lo merece, si alguien lo merece es él. Porque ha vuelto, si es que alguna vez se fue.

Imagen: @SilYani

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