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Gracias por todo míster

Ayer por la noche saltó una bomba informativa en modo de destitución, Marcelino García Toral dejaba de ser técnico del Villarreal, con el también saldrán del club sus dos hombres de confianza, el segundo entrenador Rubén Uría y el preparador físico Ismael Fernández.

Lo primero, aclarar que esto no es una dimisión por parte del entrenador asturiano si no un despido fulminante por parte de los dirigentes del submarino, pese los grandes resultados de Marcelino desde que está en el Villarreal y lo más sorpresivo aún a una semana de la previa de la Champions. Tampoco podemos olvidar que el presidente Roig renovó al entrenador hará menos de un año por 3 temporadas más y el Villarreal le tendrá que abonar los dos años que le quedan de contrato.

La explicación a esta extraña decisión se encuentra en dos vertientes, la primera alguna discrepancia entre míster y dirigentes por la tardanza en los fichajes, para disputar la previa de la Champions. Aunque este es el menor de los conflictos, el gran detonante de esta drástica medida es la mala relación de Marcelino con los pesos pesados del vestuario.

Después de 3 años y medio de (método de Marcelino) gran parte de la plantilla estaba cansada de la máxima exigencia que pide el de Villaviciosa a sus jugadores. La gota que colmó el vaso fue la grave discusión del entrenador con el segundo capitán Mateo Musacchio, en la que Marcelino le negó llevar el brazalete debido a su forma poco profesional de afrontar su posible salida del submarino rumbo al Milan, ambos casi llegan a las manos en el vestuario de Riazor antes de disputar el Teresa Herrera. Este hecho provocó que los jugadores más importantes del Villarreal, entre ellos el propio Mateo, fueran a hablar con el presidente de la identidad diciéndole que estaban hartos y no aguantaban más la actitud y el trato que les brindaba el entrenador. Viendo que la situación era ya, insostenible los dirigentes amarillos se han visto obligados a echar al entrenador que tantos éxitos les ha dado a falta de una semana de que empiece la temporada.

Marcelino llegó al Villarreal en un momento en el que el submarino deambulaba sin rumbo por  mitad tabla de la Segunda División, sangrando todavía por la traumática herida que supuso el descenso de la temporada anterior, cogió de la pechera a directiva, jugadores y afición y en una segunda vuelta de ensueño les sacó del pozo de la segunda división de vuelta a primera.

Una vez en primera poco se puede decir que no se sepa ya, armó un equipo ultracompetitivo que le hizo ser dos veces sexto y cuarto en la primera división y llevándolo a dos semifinales, una de Copa del Rey y otra de Europa league. Sobre todo devolvió a la entidad el prestigio perdido tras la desastrosa temporada que propició el descenso.

Desde aquí este humilde escritor le quiere dar las gracias por todo lo que ha hecho por el club de mis amores ya que sin él, quien sabe lo que sería del Villarreal a día de hoy.

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