Hoy, en Sexto Anillo, os traemos la primera entrega de una serie de artículos que nos traerán al recuerdo historias pasadas de la Selección Española Femenina, historias que nos harán comprender aún más el desarrollo y crecimiento de un equipo que ha llegado a la cima del baloncesto mundial para no bajarse nunca… Historias olímpicas. En esta primera entrega, viajaremos hasta Barcelona 92, el debut de España en unos Juegos Olímpicos.
Los considerados en aquel momento por el Presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, como “los mejores Juegos Olímpicos de la historia” transformaron a la población española, contagiada por un espíritu de unión y orgullo poco visto hasta entonces. España transmitió una imagen moderna y democrática que le permitió incorporarse a la cabecera de los estados líderes de Europa. Una excelente organización y unos resultados deportivos históricos propiciaron un impulso económico, social y cultural que tuvo su reflejo también en el deporte. Las 22 medallas conseguidas (13 oros, 7 platas y 2 bronces) nos hicieron creer que sí, que sí éramos buenos, que sí podíamos mirar de igual forma a grandes potencias como Estados Unidos o Alemania… que sí podíamos ganar.

El cambio de mentalidad comenzó a forjarse desde la elección de la ciudad condal como sede olímpica a finales del año 1986, tras superar a París por más del doble de votos. Las distintas federaciones deportivas nacionales, apoyadas por el Gobierno y el Comité Olímpico Español, comenzaron a elaborar un proyecto ambicioso con el único objetivo de alcanzar el éxito olímpico. Un proyecto capaz de potenciar las grandes aptitudes de nuestros deportistas, brindándoles recursos, medios, apoyos y disponibilidad; se crearon las Becas ADO. Dentro de este marco histórico, llegaba la primera participación de la Selección Española de baloncesto femenino en unos Juegos Olímpicos gracias a su papel de anfitriona.
Por aquel entonces, el baloncesto femenino español se encontraba en plena revolución con la creación de la “Operación Siglo XXI” a mediados de los años 80. La idea era clara: captar a jóvenes promesas de todo el país que destacarán por sus condiciones físicas y técnicas, buscando la mejor materia prima que trabajar y desarrollar. Betty Cebrián, Carlota Castrejana o Marina Ferragut fueron algunas de las jugadoras que formaron parte en los inicios de este proyecto que acabó convirtiéndose en una excepcional base para el equipo olímpico y la puesta en marcha de las Becas ADO.

La Federación Española de Baloncesto, con el patrocinio de Banco Exterior y las ayudas ADO, creó un equipo que competiría en la Liga Femenina y donde reunió a las mejores jugadoras del momento. Sin contabilizar los resultados, el Banco Exterior (como se denominó al equipo por el patrocinio) formó parte de la competición nacional durante los años previos a los Juegos Olímpicos a modo de preparación preolímpica e imitando una concentración continúa con dobles sesiones diarias. El trabajo metódico y minucioso obtuvo su recompensa.
Patricia Hernández, Carolina Mújica, Blanca Ares, Piluca Alonso, Mónica Pulgar, Margarita Geuer, Almudena Vara, Ana Belén Álvaro, Mónica Messa, Marina Ferragut, Betty Cebrián y Carlota Castrejana (que más tarde abandonaría el baloncesto para dedicarse al atletismo) fueron las 12 elegidas por el cuerpo técnico liderado por Chema Buceta para competir con la camiseta de España en el Torneo Olímpico, compuesto por 8 selecciones donde destacaba la participación de Cuba, que no participaba en unos Juegos Olímpicos desde Moscú 1980, y del Equipo Unificado, denominación que recibió el equipo compuesto por deportistas procedentes de la antigua Unión Soviética y que participó bajo la bandera olímpica.
Divididos en dos grupos, el equipo español quedó encuadrado en el Grupo B junto a Checoslovaquia, China y Estados Unidos, mientras el Grupo A lo formaban Brasil, Cuba, Equipo Unificado e Italia. Tras una liga todos contra todos a solo ida, los dos primeros clasificados de cada grupo accederían a semifinales donde se cruzarían en forma de aspa ambos grupos. Los clasificados en el 3º y 4º puesto de cada grupo lucharían por la 5º plaza. Todos los partidos tuvieron lugar en el Palau Municipal d’Esports de Badalona, construido especialmente para la ocasión y que actualmente alberga los partidos de Liga Endesa del Divina Seguros Joventut.

España debutaría con una ajustada derrota ante el combinado chino por 66-63, a pesar de liderar el marcador durante muchos minutos. Blanca Ares (20 puntos y 3 rebotes) y Betty Cebrián (15 puntos, 5 rebotes y 6 tapones) fueron las jugadoras más destacadas. En la segunda jornada, la suerte esta vez sí sonreiría a la Selección Española que se imponía por tan solo un punto a Checoslovaquia (58-59), en un partido donde las pérdidas rivales provocadas por las jugadoras españolas fueron claves (24 balones robados en total por España). Este resultado avivaba la dureza de la derrota inicial, ya que una victoria en el primer partido hubiera supuesto la clasificación matemática a semifinales a falta de jugarse la última jornada de la Fase de Grupos contra la temible Estados Unidos. Las estadounidenses no dieron oportunidad a la sorpresa y vencieron a las anfitrionas por un contundente 59-114, que dejaba a España en 3º posición y fuera de la lucha por las medallas.
El objetivo pasaba a ser el 5º puesto y el Diploma Olímpico. En ese camino, el primer obstáculo sería la Selección Italiana, la cual no conocía aún la victoria. A pesar de ello, el partido no fue sencillo. España entró bien en pista, marcando el ritmo de juego y marchándose al descanso con una ligera ventaja. Sin embargo, la productividad ofensiva descendió considerablemente en la segunda mitad, prorrogándose la finalización del partido al tiempo extra (65-65). La igualdad se mantuvo durante 5 minutos más, decidiéndose el ganador en una segunda prórroga excelsa por parte de las españolas, sobre todo, en defensa. 92-80 y pase al duelo por el 5º puesto. Destacar el gran acierto español desde el triple con 10/17 aciertos, con Messa (3/4) y Álvaro (4/9) como principales culpables.
Llegaba el final de un campeonato histórico con la posibilidad de lograr un meritorio 5º puesto en la primera participación olímpica española en baloncesto femenino. El rival, conocido por las españolas, sería Checoslovaquia a la que ya derrotaran durante la Fase de Grupos por un ajustado 58-59, resultado que asombrosamente se repetiría. La dinámica del partido fue parecida, España, como de costumbre, concentró las posesiones en el juego interior con Margarita Geuer (11 puntos y 9 rebotes) como jugadora más presente. El 5º puesto, merecidamente, era español. Por su parte, el podio quedó constituido por Equipo Unificado, China y Estados Unidos.

Todo el esfuerzo previo por parte de jugadoras, técnicos y federación se vio recompensado. El florecimiento del baloncesto femenino español se confirmaba, colocando la primera piedra del proyecto que actualmente reconocemos. Este grupo de jugadoras fue la base de la selección durante los años posteriores, viendo cumplidos sus sueños con la medalla de oro del Eurobasket 1993 de Perugia (Italia), la primera del baloncesto español.
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Foto destacada vía: olympic.org
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