Análisis Opinión

Que no cunda el resultadismo

Nueva junta directiva, nuevas caras. El recobro del aliento y de la ilusión que año tras año se propaga en los hinchas. Poco a poco el estadio “sanfernandino” se fue colmando y tiñendo de rojo para el primer partido como local de América en este segundo semestre. Pareciera que hubieran pasado apenas cuatro semanas y no cinco años eternos. Los americanos llenos de ilusión cumplieron. A veces cabe preguntarse, ¿en dónde les cabe tanto amor a los hinchas del América de Cali?

La exigencia de la hinchada americana era de victoria, los dos partidos previos a este de América de Cali hizo que la gente le exigiera al equipo buen juego y por qué no, golear en un trámite fácil a su rival. En frente estaba Orsomarso -dirigido por un ídolo y ex jugador de América de Cali, Alex Escobar– un equipo joven, que apenas inicia sus andanzas en la segunda división del fútbol colombiano.

El preludio del encuentro fue similar a un partido de la segunda división, mucho roce y poco fútbol. Los visitantes fueron claros en su propuesta; un equipo compacto, poco espacio entre línea y línea y no más de 40 metros entre la línea de defensas y los dos delanteros en punta -que en fase defensiva siempre se encontraban detrás de la línea de la pelota-. La línea de defensas se cerraba para cortar los pasillos interiores, los laterales no estaban en amplitud, la línea de volantes se disponía bien abierta con los volantes carrileros casi pegados a la banda, con la intención de anular los tándems por las bandas de los laterales de América, que en este equipo renovado, son constantes en la proyección. Y una vez se lograba recuperar el elemento, armar la transición ofensiva para hacerle daño al local.

El plan ejecutado por Alex Escobar salió al pie de la letra. Logró cortar cada línea de pase, aislar los volantes gestadores de juego de la zona de contención. Solo dejaba que los dos centrales del conjunto americano manejaran el balón. La presión iniciaba cuando entraban en zona de gestación. Los dirigidos por Hernán Tórres hacían rodar el balón de banda a banda para hacer bascular al rival, pero sin dinámica ni velocidad alguna. Lo que no lograba desarmar el entramado de Orsomarso. La parte más importante del terreno de juego -todo el sector desde la zaga central hasta unos metros más adelante del doble pivote rival- se hallaba deshabitada, no había juego de posición, los laterales no se desplegaban para generar superioridad numérica en los últimos dos cuartos del campo, ni mucho menos habían destellos de alguna jugada individual.

Con esta misma dinámica se desarolló el encuentro. Hernán Torres hacía cambios ofensivos para lograr desarmar la estructura del equipo de Palmira, pero sin éxito. La espalda del doble pivote rival seguía deshabitada, no había juego interior, y si no se pobla el interior de la cancha combinando el despliegue de los laterales es casi imposible mover de sus posiciones al rival para que aparezcan los espacios, a no ser que una jugada individual cambie el curso del partido, pero tampoco. Además la circulación de balón seguía siendo pasiva, no había ese cambio de ritmo para saltear líneas, aspecto que beneficiaba al rival. Los escarlatas apenas pudieron sumar unas cuantas llegadas al arco de Orsomarso, porque con el pasar de los minutos la hinchada se desesperaba y arengaba más y más al equipo, que por empuje y no por juego, logró encerrar al equipo rival en su área.

Jhonny Vázquez protegiendo el balón ante su rival. Vía: américa en la red
Jhonny Vázquez protegiendo el balón ante su rival.
Vía: américa en la red

Cuando se coloca el adjetivo de “guerreros” a jugadores de fútbol, sucede esto. El objetivo para el cual se juega al fútbol es para ganar; es lógico, nadie quiere perder. Es una verdad muy lógica que a veces es necesario recordar. Pero se debe priorizar el buen fútbol por encima del resultado, porque si se gana jugando mal, se gana menos que jugando bien y el ‘ganar’ muy probablemente no se alargue en el tiempo. También se olvida que esto es fútbol, y si el resultado se supiera antes de comenzar el encuentro, este deporte no fuera lo que es y nadie atendería el encuentro. Este proceso de Hernán Torres apenas inicia, la nueva junta directiva cumplió con lo que prometió que eran jugadores de buena calidad y de jerarquía, algo que le hacía falta al América desde hace cinco años. Es normal que la exigencia de la hinchada sea tan alta, pues ya están cansados de este suplicio de la segunda división, pero no puede caer en el resultadismo. La obligación de Torres y sus jugadores es hacer feliz a la gente, que la gente se deleite viendo un espectáculo en el Pascual Guerrero, y la obligación de los hinchas es a no exigir la victoria antes de empezar el encuentro.

Hay tiempo para que América mejore, ya se empezó por lo que tanto se reclamaba que era por el portero y la defensa. Las ideas están, y claras por parte del DT. Hay que partir de ahí y hacer encajar las piezas para que los engranajes del equipo se encuentren en armonía. “Lo más importante en un equipo de fútbol son las ideas, luego los jugadores y solo más tarde el esquema.” ¡Que no cunda el resultadismo!

Imagen principal vía: américa en la red.

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