Reportajes

La leyenda blanca: El fichaje de Don Alfredo Di Stéfano

Continuando con la serie que recogerá los hitos más importantes de la historia del Real Madrid cada miércoles, llegamos al momento cumbre del aspecto deportivo y financiero: el día en el que Di Stéfano vistió de blanco por primera vez en su carrera para no olvidar jamás ese color. Una historia apasionante, imperdible, digna de ser mencionada y repasada.

Es 22 de septiembre de 1953 y Alfredo Di Stéfano, un joven de 27 años salta al Santiago Bernabéu entre aplausos. Aquel día debutaba el mejor futbolista que haya podido jamás ver el club de Chamartín en toda su larga historia ante el Nancy. Aquel día, marcaría el primero de los cientos de tantos con el Real Madrid, y, a pesar de que cayese derrotado, aquel día, también, era el principio del final de una historia tenebrosa que comenzaba a tornarse en perfecta.

Di Stéfano en la imagen más emblemática de su debut (http://latribunamadridista.com/)

Para entender mejor este fichaje, uno que puede quedar catalogado como el más difícil de explicar del deporte de balón, se dividirá en varias partes un proceso que duró cuatro años, siendo así mucho más sencillo de comprender y de forjar una opinión propia acerca de la transición futbolística que se vivió durante aquel corto período de tiempo.

¿Por qué surgió el revuelo?

Pues bien, previamente a explicar todo lo que vino y dejó de venir cuando el mejor chico vistió la camiseta de gala, es preciso comentar el porqué de tanta obsesión por parte de los aficionados al F.C. Barcelona a la hora de hablar de esta operación tan complicada. Simplemente, hay que remontarse a noviembre de 1980, concretamente al 30 de este mismo mes y leer el artículo publicado por parte de Lluís Permanyer, hijo del vicepresidente barcelonista, en el que reclama que el fichaje de Di Stéfano por parte del equipo de la capital fue todo un fraude que jamás debió haberse llevado acabo.

En dicha llamada a la multitud, se utiliza una especie de justificación centrada en que la dictadura había ayudado al conjunto blanco, perjudicando así a una Cataluña muy tocada por la Guerra Civil que intentaba cerrar el fichaje más importante de su historia, el de Kubala. Esta acusación comenzó a tomar forma, no se sabe muy bien porqué, hasta el punto de que muchos de los madridistas dudaron de que el gobierno militar les hubiese ayudado en alguna ocasión.

Lluís Permanyer (http://4.bp.blogspot.com/)

Dicho esto, es preciso comentar que no hay episodio alguno que lo justifique, sin embargo, sí hechos que desbanquen la teoría. En especial, cabe destacar que el otro club de la ciudad, el Atlético Aviación (hoy conocido como Atlético de Madrid), fue el que más importancia ostentó durante los años más duros del franquismo. En la década de los cuarenta, los vecinos de Concha Espina fueron los más apoyados por el régimen, quedando totalmente hundidos y casi sin opciones de continuar vivos en la lucha por trofeos los merengues.

Dejando a un lado esta razón inminente, queda otra más, otra aún más importante que es capaz de hacer ver el fichaje más polémico de la historia como algo simple en el que varios equipos cometieron irregularidades; algunos más que otros.

1949 y la huelga de los argentinos:

Durante los años cuarenta, después de que la ‘Máquina de River‘ se postrase ante el mundo con un nivel futbolístico únicamente equiparable al Barcelona de 2009 o al Milan de Arrigo Sacchi, Argentina se fue desvaneciendo al no poder pagar los sueldos a sus estrellas más cotizadas. Una huida en masa empezó a tener lugar en los principales conjuntos como River o Boca, marchándose todos ellos a clubes colombianos en los que se les facilitaba una mejor vida. En 1949, Alfredo firmará con Millonarios de Bogotá, un club que, tal y como su nombre indica, le pagarían gran cantidad de dinero.

Hasta ahí todo pareció ser normal, el problema surgió cuando los equipos argentinos reclamaron a sus futbolistas a la reciente FIFA. El organismo más importante del fútbol decidió mediar en el asunto y expulsar a los clubes de Colombia de él, así como imponer una prohibición de disputar enfrentamientos amistosos ante otros conjuntos de otros países.

Millonarios en los 50 con Di Stéfano (http://www.elespectador.com/)

Por aquel entonces, los amistosos se utilizaban en gran cantidad y eran una excelente forma de recaudar dinero para las arcas del club en cuestión, convirtiéndose así en un calvario para los colombianos el mantener a sus profesionales ilegales en las plantillas.

Por suerte o por desgracia para ellos, tuvo lugar un acontecimiento especial. En 1951 se efectúa el llamado Pacto de Lima, uno en el que se les obligaba a los jugadores fugados a mantenerse en el club colombiano hasta que el contrato con este finalizase, y, una vez terminado, pertenecerían de nuevo al club argentino al que previamente habían estado ligados. De esta forma, solo, únicamente, se podía traspasar al futbolista si el club argentino aceptaba la operación y no pertenecía en ese momento el profesional al colombiano, de lo contrario, sería sancionada la operación. Al parecer, esto no quedó muy claro cuando los dos magnates españoles presenciaron la calidad de Don Alfredo.

Colombia se abre al mundo y comienza el baile:

A comienzos de 1952, la FIFA permitiría, nuevamente, a Colombia abrir sus instituciones deportivas al mundo para que estas pudiesen desarrollar los amistosos que deseasen. Así pues, en marzo de ese mismo año, se realiza una gira en la que viajarán, entre otros lugares, a Madrid. Los conjuntos serán el Norrköping sueco, el Millonarios de Bogotá y los merengues. En ese torneo, el presidente Santiago Bernabéu quedó enamorado de un chico joven que deslumbró a Chamartín con un recital futbolístico que provocó la victoria de su equipo en la competición.

A pesar de que este episodio pareciese ser el principio y el final de la leyenda blanca, se volvió a repetir el mismo encuentro entre Bernabéu y Di Stéfano unos meses más tarde.

Publicación del 31 de marzo de 1952 de ‘El Tiempo’ (http://estaticos.elmundo.es/)

Durante el verano de 1952, el Real Madrid participaría en la Pequeña Copa del Mundo y viajaría a Bogotá para disputar dos encuentros amistosos ante el Millonarios. En ambos, los dos bloques saldrían a golpes del estadio, y los dos presidentes con una estupenda relación de cara al futuro. Ahora sí, era el principio de la leyenda.

De esta forma y continuando con ella, 1952, no iba a acabar tan fácilmente. El final de este año sería totalmente digno de una novela del siglo veinte basada en las reflexiones del pensamiento inspiradas por Freud, dado que Alfredo vivió una de las crisis más influyentes de su carrera en estos momentos de su temprana vida.

Di Stéfano se fue a Buenos Aires. Se marchó de Millonarios en un ataque de ira principalmente inspirado por dos razones: la de que River pagaría los 4.000 dólares que le correspondería obtener por las próximas temporadas en Colombia, y la de que estaba completamente cansado de viajar (a causa de un dato que pocos conocen y que marcó su vida: el miedo a los aviones). Entre tanto revuelo y teniendo un contrato en vigor con los colombianos hasta 1954, apareció el empeño por parte del delantero de abandonar el fútbol.

De no haber sido por lo sucedido nueve meses después, probablemente este artículo jamás se hubiese escrito. Sin embargo, sucedió, y sucedió de manera grotesca.

La locura de 1953 y la pesca fallida del Barcelona:

Previamente a narrar lo sucedido, cabe destacar que todo aquello que el F.C. Barcelona realizó para incorporar al profesional a su plantilla fue adecuado dentro de lo que cabe, aunque el jugador no pertenecía al club al que se le pagó el dinero y, por lo tanto, no llegó a completarse como una transacción completamente legal.

Las campanadas del año 1953 anunciaron la llegada de un fantástico período de 365 días en los que Alfredo llegó a ser tratado casi como un objeto, incluso sin ese casi.

Domingo Vals y Riera decidieron ir a ver al crack argentino a su ciudad por encargo del presidente culé Martí Carreto. Dado que en este momento aún no se había cerrado la llegada de Kubala a los blaugrana, Martí se veía falto de calidad en una plantilla que podría haber sido mucho más explosiva de lo que llegó a ser y de lo que estaba siendo. Afortunadamente, algo corría a su favor, y era el hecho de que las cortas distancias que había entre los conjuntos españoles le permitían al joven temeroso de las aeronaves transportarse en un coche-cama de tren.

Busto del presidente culé Martí Carreto (http://images.ara.cat/)

Con esta consigna bajo el brazo, Vals y Riera trajeron de vuelta al mejor mago del balón, valorado en cuatro millones de las antiguas pesetas que fueron pagadas a River. Así, el 22 de mayo de 1953, Di Stéfano aterrizaría en Barajas, viajaría hacia Zaragoza, lugar en el que haría noche, y llegaría a Barcelona al día siguiente.

He aquí el punto más álgido de toda la operación. Alfonso Senior, presidente del Millonarios de Bogotá, reclamará a la FIFA que estudie el traspaso, quedando a la misma vez el de Kubala en el aire por otro lado. Con dos problemas extradeportivos encima de la mesa, los catalanes se ven obligados a mover rápido ficha, muy a pesar de que su nuevo chico no pueda, ni siquiera, viajar con el equipo.

Durante estas fechas (mediados de 1953), comienzan a publicarse ciertas imágenes, destacando las de la revista Vida Deportiva, en la cual se plasma a Alfredo junto a Kubala en Les Corts (lugar de juego de los barcelonistas en aquella época). En cambio, si se observa la imagen, se puede denotar que tras ellos no hay ser alguno, solo son gradas vacías que demuestran, una vez más, que ambos jamás llegaron a vestir la camiseta en partido oficial alguno.

Kubala y Di Stéfano en Les Corts (http://colgadosporelfutbol.com/)

Junto a ello, retenido Di Stéfano y sin oportunidad alguna de jugar, no disputa los partidos de preparación del club en Perpiñán, Manresa y Badalona, llegando a ejercitarse en otros menos importantes aunque no de parte de los culés. En efecto, dado que aún no se podía decir, oficialmente, que era blaugrana, el legendario nueve formó parte del rival en los amistosos llevados acabo en Palafrugell, El Masnou y Sitger, los cuales se llegaron a desarrollar ante la categoría amateur del Barça.

Tampoco acudirá a la edición de aquel año de la Pequeña Copa del Mundo, ya que el Millonarios había denunciado ya su fichaje. En cambio, sí lo hará Martí Carreto, quien no querrá abonar el millón trescientas cincuenta y cuatro mil pesetas que pedía Alfonso Senior. A raíz de ello, las relaciones entre ambos empezarán a quebrarse, y darán lugar a que Don Santiago Bernabéu vuelva a la escena para terminar con el lío. Abonó la cantidad requerida a Millonarios, una que, actualmente, serían, aproximadamente, 27.000 dólares.

A partir de este capítulo se terminaron los presidentes. Los nuevos personajes eran las instituciones y los altos cargos que intentaron zanjar el problema de la forma más justa posible.

El 1-1-1-1 y fin del culebrón:

Llegando el colapso del verano de 1953, el problema se encontraba tal que así: el Real Madrid había pagado al Millonarios la cantidad que pedían por un jugador que les pertenecía según dictaba el Pacto de Lima; y el Barcelona había abonado casi cuatro millones de pesetas a River Plate, club que aún no tenía los derechos del jugador y que sí los pasaría a tener en 1954.

Entre tanta indecisión que comenzó a invadir la cabeza de todos los mandatarios del fútbol, la FIFA tomó parte en el asunto, siendo el encargado de solucionar el caso Muñoz Calero, un expresidente de la RFEF. Su decisión fue clara y simple: Di Stéfano jugaría las temporadas 1953-1954 y 1955-1956 en la capital, y la 1954-1955 y 1956-1957 en la Ciudad Condal. ¿Y por qué? Pues, sencillamente, porque hasta 1954 era propiedad de Millonarios, club al que el Real Madrid había abonado la cantidad, quedando ya en 1954 vinculado a River Plate, club al que el Barcelona había proporcionado el dinero requerido. A partir de ahí, y para no crear un revuelo mayor, los dos próximos años serían alternos.

Di Stéfano anotando un gol con el Real Madrid (http://2.bp.blogspot.com/)

Desafortunadamente, en Cataluña no sentó muy bien la resolución del caso. Narciso de Carreras fue enviado a Madrid por parte de Carreto para intentar solucionar el caso de manera fugaz, fallando en su viaje e intentando, días más tarde, vender las ‘acciones’ del jugador a la Juventus de Turín. Los italianos rechazaron por completo el quedarse con ellas, y la patata caliente pasó a un River Plate que también declinó la oferta.

Tal que así, solo quedaba firmar el acuerdo o dejar que el máximo rival de su país se llevase a la perla más cotizada del planeta tierra. Según varias fuentes, todas vinculadas al F.C. Barcelona, entre las que destacan Carreto y Narciso, el General Moscardó llegó incluso a presionar a los secretarios del club para que firmasen, cosa que no tendría mucho sentido, ya que, si no firmaban, perdían el futbolista, y, si lo hacían, podían disfrutar de él pese a haber realizado un movimiento ilegal. Era un juego de rol en el que estaban destinados a tomar el camino menos malo posible.

Y, entonces, cuando el telón estaba apunto de cerrarse con la historia concluida, cuando ya todo estaba terminado y los madrileños y barceloneses tenían consigo al diamante de mayor cantidad de quilates, el culebrón explotó. Aquí no habría adulterio de la criada con el marido de la dueña del solar, ni siquiera un embarazo de su hija, en esta obra de teatro tendría lugar un suceso conocido como el ‘Per vosaltres el pollastre‘.

Es la quinta jornada de Liga. Los madridistas aventajan en dos puntos a los culés, y la próxima jornada, el 25 de octubre se verán las caras. Esa misma semana, se reúnen los mandatarios de ambas potencias, y, emulando el final de la Guerra Fría que tendría lugar décadas después, rememorando el Pacto de Paz entre los ingleses y los franceses o los dos armisticios de las Guerras Mundiales, el Barcelona deja en libertad a Di Stéfano por cuatro millones de pesetas que el Madrid abona.

Imágenes del primer ‘Clásico’ de Di Stéfano como madridista (http://www.centrocampista.com/)

Era el colapso. Era la vuelta a la paz. Era el principio de la etapa más gloriosa que cualquier equipo en la historia de cualquier deporte ha podido vivir jamás. Era el primer paso de la forja del mejor club del siglo XX. Era el comienzo de la pasión más extendida, la de ser aficionado del Real Madrid.

Don Alfredo batiría todos los récords con el equipo, dejando la marca de goles en 307, solo siendo superado por Raúl González Blanco y Cristiano Ronaldo; ganaría cinco Copas de Europa consecutivas y conseguiría hacer llamar a los blancos los ‘Vikingos‘ o ‘Reyes de Europa‘. El siete de julio de 2014 falleció sin ver como su querida Argentina caía en la final del Mundial ante Alemania, sin embargo, nunca perdió la pasión, nunca dejó de creer en la magia de un deporte que él llamó ‘fútbol’.

Imagen: Collage de fotos: www.managingmadrid.com, www.revistaperroverde.com, deportes.terra.com.co, www.defensacentral.com, as.com y www.defensacentral.com

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