Balonmano Opinión

Qué no está fallando

Cuando las selecciones absolutas no pasan por su mejor momento, cuando las ligas de balonmano en España cada vez se acercan más a ser una “pachanga entre amigos” que a una liga de referencia mundial, cuando las selecciones futuras no obtienen buenos resultados, llega el momento de buscar donde está el fallo o los fallos, y el por qué no se han evitado, y al final uno se da cuenta que es mejor preguntarse qué es lo que no está fallando.

Es evidente que tanto las selecciones absolutas, tanto masculina como femenina no pasan por su mejor momento ni mucho menos. Con los denominados “Hispanos” apeados de los Juegos Olímpicos por primera vez en 40 años y con las “Guerreras” alabando a Noruega por ganar el mundial y el europeo; lo que les regaló un billete para Río (al ser las españolas subcampeonas de Europa), toca mirar y rebuscar la raíz de un problema bastante grave, por lo menos a mi juicio, que nos aboca a perder cualquier esperanza a corto plazo. El problema no solo es que los Juegos Olímpicos estén a menos de dos pasos, es que a la vuelta de la esquina hay un europeo femenino y un mundial masculino, y por el momento la fe en las selecciones se está perdiendo pero no a pequeños pasos, si no a pasos agigantados, con falta de una profunda regeneración incluso en el seno de la propia federación.  No hay explicación, excusa ni disculpa posible a como en el pasado europeo masculino, España no se alzó con el oro, sin Francia ni Dinamarca y en una final con una Alemania “en cuadro”, con muchas bajas, los españoles quedaron más que en  evidencia, mostrando la peor cara de esta selección en mucho tiempo. Pero no se quedó todo ahí, en el preolímpico Eslovenia nos hizo un traje alejándonos definitivamente de Río.

La explicación de los integrantes de la selección fue la más simple, como no, la culpa de los árbitros y del criterio unificado, un criterio creado para reducir la subjetividad de las decisiones arbitrales, tan frecuentes en nuestro deporte por la poca concreción del reglamento.

La liga, la Asobal dominada por un F. C. Barcelona que gana todos los partidos casi sin despeinarse y con Naturhouse un peldaño por encima del resto, solo tiene el atractivo de saber qué equipo ocupará que puesto al final, en una liga prácticamente amateur muy alejada de la LNH o la Bundesliga. Si la Asobal es prácticamente amateur la Liga Loterías lo es en sí salvo mínimas excepciones, con Bera Bera y Rocasa peleando por la primera plaza y el resto de equipos enfrascados en pequeñas batallas por los puestos restantes.

Pensando en que a lo mejor en un futuro a medio plazo las cosas pueden mejorar, te das cuenta de que no; a pesar del buen resultado de las selecciones universitarias, no es suficiente para dar el relevo necesario, y si sigues bajando a las categorías inferiores, la júnior está muy lejos de las selecciones punteras y la juvenil a años luz.

Esto quiere decir que el fallo no es solo de las selecciones absolutas, que también, en las que hay cosas inexplicables en las que un servidor hoy no quiere entrar. El problema viene de más abajo, de dentro, del corazón del balonmano, de los clubs que forman jugadores desde que empiezan; el fallo, en mi más modesta opinión es la tendencia a la máxima individualización del balonmano. Los contraataques, el jugar siempre para el jugador “estrella”, en centrarse en el pivote y la línea exterior olvidándose de los extremos… como si el meter desde fuera de 9 metros valiera más y esto no es así. El último año en el que fuimos campeones del mundo, en 2013, el combinado nacional estaba dirigido por el maestro Valero Rivera y ese mundial se ganó por el aporte de todos los jugadores, sin importar puestos, siendo imprevisibles, con sistemas antes que contraataques, moviendo la defensa, cruces, 2 contra 2, fijaciones al impar, moviendo el balón por todos los puestos, con velocidad y sin pérdidas; hoy el único recurso que tiene el mismo bloque de jugadores es Julen Aguinagalde y el contraataque y la táctica de la disculpa más típica del deporte después, y las generaciones futuras juegan a eso, en lugar de exacerbar el compañerismo, el aquí participamos todos, el mejorar al equipo y no mejorar a los jugadores individualmente.

Todos estos son los auténticos fallos que están llevando al balonmano español a la más absoluta debacle, introduciéndolo en un pozo que parece no tener fin, pero bueno, la culpa seguirá siendo de los mismos: de la falta de dinero y patrocinio, de la falta de ayudas, del poco apoyo mediático, de la falta de compromiso, de los árbitros, del criterio unificado.

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