Análisis

El macroanálisis: Y dime, España, ¿ahora por qué caíste?

España cayó el pasado martes de forma estrepitosa ante un rival que jugó de tú a tú. Desde Sexto Anillo, analizamos las causas de esta derrota y de la eliminación tan dura de esta Eurocopa 2016.

Eran las 8 menos diez de la tarde del 27 de junio de 2016. Un país entero se encontraba frente al televisor esperando algo que inspirase a un equipo que les había dado la mayor gloria años atrás. Todos creían que seguían siendo los mismos chicos que en 2010 o 2012, sin embargo, un señor llamado Graziano Pellè enseñó a tantos millones de personas que lo pasado, pasado estaba.

En efecto, España no tuvo opción alguna de plantar cara a una Italia de ensueño que nos dividió en dos, nos dominó, nos enseñó que en el deporte siempre se puede mejorar, y que, ante todo, nunca hay que sentirse superior a nadie. Y ese fue uno de los problemas, no solo ese, pero es el que debe ser destacado. Nos sentimos mejor selección que todas las demás, creímos ser el centro de atención de un torneo en el que no llegábamos en buenas condiciones, y, además de ello, llegamos a nuestro lugar de concentración con la consigna de ‘pasarlo bien’. Si Don Diego Pablo Simeone hablaba de fracaso tras haber acabado con el F.C. Barcelona y con el Bayern de Múnich, y haber perdido en la final de la Copa de Europa ante el Real Madrid en el último penalti, ¿esto qué sería?

El 1-0 de Chiellini (http://visionnoventa.com/)

Por desgracia, es complicado entender todo si no se analiza poco a poco lo vivido ayer. Si el público se queda con los dos tantos, uno llegado por un fallo de David De Gea, y otro por un despiste defensivo, se podrá pensar que fue únicamente gran juego del rival y no error nuestro. Pero no, los fallos fueron de ‘La Roja‘, y no precisamente unos que tuviesen difícil solución.

Italia fue España, y España fue…

Sí, todos creyeron que Italia jugaría a darnos la posesión, a proporcionarnos el control del esférico para que nosotros elaborásemos y ellos pudiesen salir a la contra cuando fallásemos. De hecho, lo hicieron, tras habernos dado un baño táctico impresionante. Ningún jugador italiano olvidó su tarea. De Rossi mostró un fútbol de calidad tan inaudita que, de haber estado en su lugar el maestro Andrea Pirlo o el joven Marco Verratti, hubiese sido una actuación digna del Oscar. Junto a ello, Eder y Pellè nos dejaron sin oxígeno, sin capacidad de hacer ni intentar nada. Éramos simples marionetas bailando al son de una selección que estaba robándonos legalmente la gloria de hace cuatro años. Ahora el ‘Respect‘ que Iker pidió para ellos en 2012 debía ser para nosotros.

Y es que, más allá de que planteasen un posicionamiento y un estilo innovador, su entrenador, Antonio Conte, no paró. Nos faltó en ese aspecto sangre, nos faltó viveza, nos faltó que alguien hubiese enseñado soluciones desde fuera. Nos faltó ver nuestros errores.

Dos delanteros.

Cuando Del Bosque dio la lista para el Mundial de Brasil, Diego Costa fue el primer nueve puro que entró en la selección desde hacía años. El resultado fue la eliminación más vergonzosa de nuestra reciente historia de un torneo como tal. Holanda, no clasificada para esta Euro 2016, nos endosó cinco, y Chile nos hundió tácticamente con un 2-0. Después de ello, Vicente apostó, de nuevo, por traer a delanteros que intentasen pescar las pocas ocasiones en las que nos quedamos sin soluciones, algo que, con la posesión de balón y la forma de jugar de la Selección, puede ser perfectamente evitable. El hecho de jugar con menos centrocampistas perjudica el desarrollo del juego y las combinaciones al borde del área.

Morata reclamando al colegiado (es.beinsports.com)

El martes, los cambios fueron nefastos. Aduriz se adentró en el terreno de juego cuando las soluciones eran aún peores, dejando a Morata en una zona de influencia en la que el ariete es excesivamente irregular. No fue, pues, una forma de mejorar las cosas, sino de hacerlas peor, de intentar alisar un rizo permanente que había perdido la forma hace varios años.

No hubo cambios.

Lo cambios no llegaron hasta que la necesidad de ellos fue inminente. Hasta en cuatro ocasiones Del Bosque apostó por colocar el mismo once, cuatro ocasiones que fueron cuatro partidos. Si juegas siempre con las mismas armas, llegará un momento en el que perderás. El primer partido fue una corriente de posesiones sin finalización, el segundo fue un baile por encima de un desorganizado conjunto turco, y el tercero, una vuelta a la realidad de la Eurocopa. De esta forma, el cuarto debería haberse planteado de otra forma, algo que, al parecer, el seleccionador y sus compañeros no percibieron.

Nolito no dio todo lo que debió dar, Morata solo apareció fugazmente, Juanfran estuvo lento en la subida de balón y en la vuelta a la defensa en el contraataque… Mientras tanto, el banquillo lucía de forma impoluta con dos finalistas de Europa como Lucas Vázquez y Koke, o un revolucionario como Pedrito. ¿Por qué no se les dio uso antes de la situación de emergencia? Sencillamente, por no haber percibido las necesidades del grupo.

Salió Lucas, salió Pedrito, faltó Koke, pero fue suficiente.

A quince minutos del final, los aficionados parciales al fútbol, descubrieron a una de las mayores promesas de nuestra era reciente española. Lucas Vázquez hizo acto de presencia en Saint-Denis para enseñar sus dotes futbolísticas. Centró, pasó, se abrió hueco, e incluso tuvo ocasiones de colocar el empate en el marcador. Lo que los expertos pedían no era por casualidad, había que renovar el equipo partido a partido, no creer que con un once que derrota a una selección menor se puede ganar a la mismísima Italia. Poco importaba el color de la camiseta, aunque ayudase a que el madridista se sintiese a gusto en ella, porque la calidad estaba ya presente, la calidad se encontraba en las botas de piernas jóvenes, no en piernas con una carga deportiva razonable.


Estos hechos fueron los que englobaron al partido en sí la parte táctica de nuestra eliminación, sin embargo, existen otras causas de esta enfocadas a la parte menos deportiva, a la que está en relación con la preparación del grupo.

Los jugadores no fueron preparados para el partido.

Tal y como se ha filtrado por parte de periodistas cercanos a los futbolistas, estos no fueron preparados de cara al encuentro ante los italianos con vídeos ni nada por el estilo. Al parecer, el disponer de hasta cinco días para su análisis y aprendizaje, no ha sido suficiente. Según los jugadores, pocos aspectos tácticos fueron analizados durante estos días, algo que ha cabreado a muchos pesos pesados del vestuario que no entienden el porqué de este suceso, no siendo la primera vez que pasa en el fútbol cuando un equipo se encuentra desganado.

Ramos, uno de los acusadores, desesperado (flavioramalho.blogspot.com)

Otras selecciones como Portugal tan solo ostentaron dos días para preparar su particular choque, y terminaron avanzando de ronda en el minuto 117′ ante Croacia, mientras que los italianos, tuvieron un día menos que nosotros y años luz de mayor carácter.

Isla de Ré: El velatorio de la diversión.

Demasiado podría decirse de este aspecto negativo, pero antes de nada hay que dividir según la importancia y el orden cronológico, quedando de esta forma tres puntos importantes a analizar:

  1. La Isla de Ré es un lugar totalmente apartado en el que, según comentan los periodistas, no existe ocio alguno más que el centrarse en el fútbol. El llevar a los jugadores a un lugar como tal, es algo que se ha ido efectuando desde hace años, aunque no de esta forma. La diversión en el velatorio se fue de las manos, y los internacionales tuvieron excesivas distracciones en un lugar en el que solo y exclusivamente se iba a entrenar y prepararse para los partidos.
  2. Nada más terminar el enfrentamiento ante los croatas, las caras eran largas en gran parte del grupo, sin embargo, no se tardó en organizar una barbacoa al día siguiente para celebrar ‘el gran logro obtenido’. La concentración es algo que se pierde si no se está en el momento en el que se debe de estar con todos los sentidos puestos, y lo dicho ocurrió aquel mediodía. Claramente, hay que intentar buscar un balance entre la diversión y la disciplina, pero no aislarse del error cuando días después tienes ante ti mismo un partido que puede dejarte fuera de la competición.
  3.  Fuera del terreno de juego, solo queda un dato que pocos conocen, filtrado por uno de los periodistas enviados a Francia que conoció todas las entrañas de la noche del 23 de junio. Si el 22 de junio hubo barbacoa grupal, el 23 hubo San Juan. Perfectamente pudo ser celebrado, no es eso lo criticado, sino el suceso que tuvo lugar. Al parecer, los internacionales decidieron crear una hoguera para saltarla (símbolo de esta celebración costera), siendo uno de los guardias el primero en efectuar dicha acción peligrosa y terminando con quemaduras sumamente complicadas que le obligaron a retirarse y quedar hospitalizado en Madrid. Ante esto, los jugadores prefirieron no saltar y ser profesionales. ¿Dónde estaba el líder del grupo para poner normas y evitar que algo así ocurriese, ya que el herido podría haber sido cualquiera de los 23? Simplemente, no estaba.
España en una de las concentraciones (http://www.lavozdegalicia.es/)

Finalmente, no queda mucho más por ver, dado que el resto solo serían especulaciones que carecen de sentido. Sin embargo, parece quedar claro que se necesita una renovación, se necesita concentración y saber qué hacer en situaciones de riesgo, se necesita dejar atrás lo que fuimos y empezar a pensar en lo que seremos. Se necesita terminar con una era para empezar otra si no queremos volver a ser ‘La España de Cuartos’ en versión ‘Octavos’.

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