No puedo ocultar mi preferencia por Kimi Räikkönen como piloto de la máxima categoría del deporte motor. Más allá a de su extraña personalidad y sus magistrales arrebatos por el micrófono alojado en su casco hacia los boxes de Lotus en 2014, es un campeón del mundo. Y ha logrado conquistar no sólo mi corazón, sino el de millones de fans alrededor del globo.
Pero siendo muy sincero siento que sus capacidades están un poco mermadas esta temporada, incluso más que en la temporada pasada. Es cierto que problemas técnicos y “cariños” por parte de sus contrincantes no lo tienen tan alto en la clasificación de pilotos como él y Ferrari quisiera, pero se ve que la falta de garra que el finlandés tenía ya no está tan presente como antes, particularmente como lo demostró en el GP de España. No logró atacar nunca con su característica garra a Max Verstappen en el último cuarto de la carrera. Y no es que sus condiciones como piloto estén en entredicho. Es como si le hubieran extraído parte de su “mojo”.
Es cierto que está cuarto en el campeonato de pilotos a un sólo punto sobre su co-equipo, Sebastián Vettel, pero el alemán, más allá de las críticas de los tiffosis y de la prensa italiana en general, está mucho más fuerte en todo sentido. Ha levantado el ánimo en el garaje de la Scuderia, se le ha visto más participativo con los ingenieros, incluso el mismo Räikkönen lo ha dicho en algunas entrevistas. Vettel no es de los que, terminado un GP, se cambia de ropa y se va al hotel. Analiza datos y vídeos. Muchos colegas presentes en los distintos GP’s lo han comparado con la intensidad que Senna tenía en sus mejores tiempos una vez terminada una carrera.
En Ferrari esperaron hasta último momento de la temporada pasada para renovar el contrato de Räikkönen por sólo un año. Y, ahora, la duda de si Kimi sigue o no en Ferrari en 2017 es algo que la Silly Season ya está golpeando con un martillo del tamaño de Italia, y el finlandés lo sabe. Räikkönen confía en seguir en el equipo y en ayudar a conseguir sus objetivos, especialmente ahora que los nombres de Nico Rossberg y de Daniel Ricciardo están sonando fuertemente como los posibles reemplazantes de Kimi.
“No sé nada más”, dijo ayer sobre su futuro. “Ustedes parece que saben mucho más todas las semanas, sobre esto y lo otro. No es mi decisión al final. Siempre dije que estoy contento de estar aquí, espero que sea aquí ayudando a Ferrari para llegar donde queremos llegar como equipo. Veremos lo que pase en futuro”, Kimi.
Si hay algo que me impresiona y que es muy loable de Räikkönen es que siempre se mantiene estoico. No se adelanta a nada y mantiene la vista en el presente y en cómo se van dando las cosas. Sin dejar que los dichos de los demás o de lo que salga en la prensa le afecte en lo más mínimo.
“Somos definitivamente más fuertes en el coche y en otras áreas que lo que fuimos el año pasado”, comentó. “Puede ser que los resultados no lo han demostrado exactamente. No ha sido el comienzo más fácil para nosotros como equipo, pero seguimos trabajando y dará sus frutos”.
Para muchos estas palabras pueden sonar como un protocolo. Para mi no. Tal cual como ya lo he expuesto: es la “tónica Räikkönen”. No caer en “dimes y diretes” y simplemente seguir trabajando en conjunto con el equipo completo de Ferrari y más de la mano de Sebastian Vettel y Maurizio Arrivabene, quien justamente salió en defensa del finlandés y del alemán.
El italiano de 59 años dejó en claro que tiene claras intenciones de mantener la misma dupla de pilotos para 2017. Intensiones que Sebastian Vettel ha hecho públicas también.
Cuando se le preguntó quién sería el compañero ideal para el alemán de cara a la temporada 2017, Arrivabene contestó: “Les diré el próximo año. Tenemos la pareja ideal, con ambos empujando hacia el frente. Qué más queremos?”, comentó al periódico suizo Blick.
Foto: Ferrari Media
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