Opinión

Los huevos de Míchel

No se asusten. Os prometo, queridos seguidores, que (por ahora) no me han diagnosticado ninguna parafilia ni fijación rara por las partes nobles de este señor. José Miguel González, Míchel para los amigos y la prensa (a veces son lo mismo) ha sido protagonista esta semana por sus… bueno, ya sabéis.

“Gracias Míchel, por haberme tocado los huevos”. A mediados de semana, El Pibe Valderrama protagonizó una ingeniosísima campaña que pretende ayudar a los hombres a prevenir el cáncer testicular, rememorando el famoso momento en que el ex centrocampista del Real Madrid le tocaba los huevos al colombiano, literalmente. Nadie supo que quiso conseguir Míchel con este tocamiento, pero lo cierto es que algunas décadas después ha encontrado un significado.

A Míchel parece que no le gusta que le recuerden constantemente ese episodio. A veces me pregunto porque los aficionados del equipo rival se ceban con él llamándole “maricón”, como si en pleno 2017 (Siglo XXI, os recuerdo a algunos) esa palabra, aunque despectiva, constituyera un insulto. Pero bueno, algunos imbéciles lo son siempre, sea Siglo XXI o Siglo XXV.

“Yo no di mi consentimiento. Me ofrecieron una campaña. Soy bastante sensible a esos temas pública y privadamente. Y se ha tratado un tema muy delicado, delicadísimo, con un poquito de frivolidad. Si hubiera dado mi consentimiento estaría en esa supuesta campaña”, afirmó Míchel cuando se le preguntó por la campaña en rueda de prensa. No le ha gustado cómo se ha tratado el tema. Diversidad de opiniones. Ha sido elogiado y criticado a partes iguales. Mi opinión ya la saben, pero de lo que no hay duda es de que, por lo menos, es original. Perfecto para llegar a los hombres que vivieron ese momento y a los jóvenes a los que les gusta el fútbol.

Pero cuando se han visto los verdaderos h**** de Míchel ha sido el pasado domingo , en el partido contra el Deportivo. Gestionar y dirigir un equipo ante tu afición y siendo colista requiere de una gran dosis de “testiculina”. La misma que le pone Recio, que precisamente faltó ante la importantísima cita. Y la que hace falta para colocar a un novato argentino de apenas 22 años como su sustituto, Esteban  Rolón.

El Málaga estaba sufriendo muchísimo en el ecuador de la segunda mitad del Málaga-Depor. Hacía falta una revolución en el equipo y el hombre encargado de poder llevarla a cabo estaba en la zona técnica del equipo local. Con 1-2 en el marcador, Míchel sacó a Borja Bastón, Juanpi y Ontiveros. Tres cambios muy ofensivos que revolucionaron el partido. El primero con un gol y los segundos con dos asistencias. Hacía falta valor para hacerlo sabiendo lo que se estaban jugando y el madrileño ni se lo pensó.

Los aficionados malaguistas (entre los que me incluyo) habían pedido ya muchas veces la dimisión de Míchel (y me vuelvo a incluir). Pero, de la misma manera que se le critica cuando no atina con los cambios o con el planteamiento, se le debe valorar cuando sí lo hace. Y esta vez tuvo lo que muchos partidos no supo tener. Su equipo, que ya no es el farolillo rojo de Primera División, ha salido muy reforzado.

Esta semana Míchel ha sido protagonista; o bueno… más bien, ya sabéis. Éso.

Foto: LibertadDigital.com

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