Victoria de los azules tras cinco encuentros sin poder sumar tres puntos. Los de Anquela se quedan en la mitad de la tabla.
Por fin, pensarán algunos. Después de cinco partidos sin conocer la victoria, y tras un toque de atención por parte de Anquela, a sus jugadores, tras el encuentro de la semana pasada frente al Granada, había ganas de volver a ver a los azules. El Oviedo volvía al Tartiere. Lo hacía frente a un Córdoba que también llegaba con urgencias. No ha sido un partido bonito. No va a ser de esos que se queden en la memoria del espectador, pero sí ha permitido que los de Anquela respiren. El Oviedo ha ganado, como se suele decir, con lo puesto, pero ha ganado, que es lo importante.
- Dos novedades en el once. Juan Antonio Anquela sorprendió a propios y extraños desde el inicio del encuentro. El técnico jienense apostó por Mossa en el lateral izquierdo. El catalán cuajó un buen partido, pero, aun así, sorprendió no ver a Christian de mano, como había sucedido hasta la fecha. La otra novedad en el once fue la de Mariga. El mediocentro disputó los noventa minutos y dejó buenas sensaciones. Las alarmas saltaban al final del encuentro, cuando se echó la mano a la parte posterior de su pierna, aunque, afortunadamente, él mismo aseguró que se trataba de calambres.
- La hora del ‘Vermouth’. Mañana soleada en la capital asturiana, aunque distinta, por lo menos esta temporada. Primer partido del Oviedo en casa a las doce del mediodía. Aunque en las matinales domingueras es clásico frecuentar las terrazas de los bares junto a la familia y a los amigos, más de 13.000 aficionados se dieron cita en el Tartiere para ver la victoria de su equipo. La hinchada azul nunca falla.
- De menos a más. Al Oviedo le costó entrar en el partido. La primera parte fue muy aburrida. Ninguno de los dos equipos logró hacerse con el control del juego y, aunque sí hubo alguna ocasión, el primer acto no dejó un buen sabor de boca a ninguno. En la segunda parte, el encuentro se abrió, y el Oviedo fue a más. Hizo dos, pero pudo caer alguno más. También en el otro lado, donde el equipo andaluz rozó el gol en un par de acciones.
- La pizarra y el primer gol de Diegui. Superados los diez minutos de la segunda mitad, varios futbolistas del Real Oviedo se situaban entre el guardameta visitante y el primer palo después de una seña de Aarón Ñíguez, que se disponía a sacar de esquina. El ‘7’ azul marcó jugada, puso el balón cerrado, y se encontró con la cabeza de Guardiola, que, sin quererlo, se introdujo el balón en el fondo de la portería. Por fin le sonreía la suerte a los de Anquela. En el descuento, con el Córdoba achuchando, Johannesson, canterano y muy querido entre la parroquia azul, marcaba su primer gol oficial con la zamarra oviedista. El internacional islandés se fue a la zona del ‘Fondo Norte’ aplaudiendo al igual que sus compatriotas. Aplausos que se hacían famosos durante la pasada Eurocopa de Francia.
El Oviedo se mostró muy sólido atrás
- Regularidad defensiva. Uno de los aspectos que más se le pedía al Oviedo era que fuese más regular durante los partidos. Hoy, aunque con matices, lo ha conseguido. Los azules mostraron una buena solidez defensiva, fueron eficaces con el balón y, aunque no generaron demasiadas ocasiones, sí supieron aprovechar las que tuvieron, sobre todo, en la segunda mitad.
- Portería a cero, sinónimo de victoria. Hay un curioso dato que se puede apreciar en cada de victoria de los de Anquela esta temporada. Cada vez que el equipo deja su puerta a cero, siempre gana. Hoy, Anquela fue preguntado por esta situación. El jienense aseguró que este factor siempre tiene premio, y la verdad que, para el Oviedo, este es el mejor posible: los tres puntos. Los tres triunfos hasta la fecha, Reus, Cádiz y Córdoba, han llegado después de dejar la puerta a cero.
Imagen destacada: laliga.es
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