Análisis Opinión

Del cielo a los infiernos

A falta de dos jornadas para la conclusión de la temporada en el grupo II de la Segunda división B, dos equipos más, han dicho adiós a la categoría. Socuéllamos y Sestao River se despiden del fútbol de bronce, las matemáticas los han condenado y junto al Zamudio y un cuarto equipo aún por determinar, protagonizan la cara amarga del fútbol, ese deporte tan especial y particular en el que un año puedes sentirte en el cielo y el año siguiente en el infierno.

El balompié no cabe duda que es un deporte rodeado de un componente puramente emocional donde la alegría y la tristeza, el júbilo y el llanto, el aplauso y la protesta  se entremezclan de maneras muy caprichosas. En esta ocasión toca escribir sobre el llanto inconsolable de dos clubes que la temporada pasada tocaron el cielo y esta han pasado un calvario incesante que les ha conducido al infierno de la perdida de la categoría.

El Yugo sorprendente pero merecido contendiente, del play-off de ascenso la temporada pasada, con una brillante tercera posición lograda en la 2015/16, ha saboreado este curso el lado amargo del fútbol. Evidentemente, no han salido las cosas como se esperaba, a pesar de que la primera vuelta no fue para tirar cohetes, esquivaron los puestos de descenso gracias a su buen hacer en su feudo del Paquito Giménez. Pero la segunda parte del campeonato ha sido durísima para los socuellaminos pudiendo sumar hasta la fecha tan solo 12 puntos de 51 posibles. Guarismos que les han condenado irremisiblemente a decimonovena posición de la tabla y finalmente a la pérdida de la categoría.

En su deber está el escaso rendimiento del equipo a domicilio, donde tan solo ha logrado una victoria ya en la jornada 33 (0-1 frente al Leioa). Si a esto le añadimos la fuga de puntos en el Paquito, donde solían pero no ganan desde el 5 de febrero, nos encontramos con un equipo que ha ido adquiriendo muchas papeletas con el paso de las jornadas para quedar entre los cuatro últimos.

Foto: abc.es

El club quiso buscar la reacción de los jugadores con un cambio de míster. A falta de ocho jornadas, se prescindió de Ángel Gª Cosin, el entrenador que había protagonizado los mayores éxitos deportivos de la entidad, pero la llegada de Antonio Cabezuelo no dio los frutos esperados. Los males del  equipo eran otros. El club ha lanzado un comunicado en su página web en los siguientes términos “Este es nuestro peor día desde hace mucho tiempo, seguro el peor de nuestra historia reciente tras perder algo que tanto nos había costado conseguir. Ahora toca acabar la temporada de manera digna y comenzar a preparar desde ya un proyecto ambicioso para tratar de volver a Segunda B en una temporada. Gracias a todos los que nos han acompañado en esta andadura, a los medios que nos han seguido y a los equipos a los que nos hemos enfrentado, con quienes hemos hecho tan buenas relaciones más allá de lo que haya podido suceder en los terrenos de juego. Nos vamos, pero volveremos, eso que nadie lo dude. Mientras haya ‘Socu’ habrá ilusión. ¡Vamos Unión!”.

Perder la categoría nunca es plato de buen gusto, y más si lo haces cayendo derrotado en tu casa (0-1 Toledo) y ante tu gente. A esto le añadimos que fue contra un rival regional junto a su hinchada, la cual quiso cobrarse cuentas pendientes de la temporada pasada. Pues el partido acabó como el rosario de la aurora entre los llantos locales y las provocaciones de la afición toledana que se jactó de la desgracia de los azules. Jacinto el capitán del Yugo no supo, ni pudo ni quiso aguantar los cánticos y comentarios hirientes de la representación verdiblanca formándose una trifulca final que irritó más si cabe a la parroquia local. Triste adiós para un conjunto que ha tenido que remar mucho a contracorriente para finalmente verse arrastrado a la Tercera división.

Foto: udsocuellamos.com

Cientos de kilómetros más al norte vivíamos una situación similar, un histórico y Centenario Sestao River dejaba de ser de bronce a pesar de lograr la victoria en su feudo de Las Llanas frente al Gernika. El triunfo del Navalcarnero ante el Castilla, hizo estéril el último esfuerzo de los verdinegros que tras seis temporadas en la categoría retornan a la Tercera. Las lágrimas en este caso también fueron inevitables en el entorno de un club que la temporada pasada acabó séptimo (clasificando para jugar la Copa del Rey), pero que en esta se metieron desde sus inicios en la zona roja de la clasificación, y no han podido remontar la situación a pesar del cambio de míster antes de finalizar la primera vuelta.

Jon González fue sustituido por Pablo Turrillas pero los males del equipo fueron una losa muy grande que finalmente ha aplastado a los de la margen izquierda. Una campaña en la que el club redujo el presupuesto para el primer equipo, llevándose a cabo una profunda remodelación de la plantilla. Además, las innumerables lesiones que han padecido, han mermado el potencial del River, que no ha podido alargar más la esperanza de la salvación, a pesar de los intentos de Turrillas, jugadores y afición por engancharse a la categoría hasta el último día. El club ha lanzado en las horas posteriores y tan dolorosas un mensaje de ánimo y esperanza “Hemos caído muchas veces, pero todas ellas nos hemos levantado. La lagrimas vertidas, serán de alegría dentro de un año.”

Además de los problemas estructurales y las continuas bajas sufridas, las claves deportivas para explicar esta pérdida de categoría nos las encontramos en la escasez de gol que ha mostrado el equipo, los 27 goles marcados en 36 partidos dan para sumar poco más de lo obtenido por los sestaoarras. Si a eso le añadimos que al equipo le costó hacerse fuerte en su otrora feudo inexpugnable de Las Llanas, el meterse abajo en la clasificación era algo lógico y más en este grupo tan competitivo e igualado.

Foto: twitter.com

Una vez estas ahí metido, todo cuesta el doble, todos van a por ti y como se suele decir “a perro flaco todo son pulgas”. Pero el equipo no arrojó la toalla en ningún momento. El trabajo diario de Turrillas y sus hombres les mantuvo a una distancia salvable y dos victorias consecutivas dieron un porcentaje de esperanza para seguir peleando en el ring de la Segunda B. Lo intentaron al grito de “nos tendrán que matar” y finalmente murieron deportivamente hablando con las botas puestas, rodeados de su fiel y ejemplar afición, que ha acompañado al equipo en el dolor y en la enfermedad, cual esposa resignada a la suerte de su cónyuge pero sabedora de que el corazón puede más que la razón, y el amor a unos colores que la categoría donde se compita. Chapeau por esta afición que ha sabido estar en las duras y las maduras. Me quito el sombrero.

Nada más concretarse el descenso, Pablo Turrillas manifestó “los jugadores han demostrado mucha honestidad, hemos remado pero no hemos conseguido ni llegar al puerto, el deporte es así. Cuando cogí al equipo con 9 puntos, algunos me llamaron loco, pero a día de hoy creo que es la mejor decisión que he tomado en años. Es un honor y orgullo estar aquí y vivir lo que he vivido, junto a esta afición que es de las mejores que he tenido. La reacción del público tras consumarse el descenso ha sido increíble, aplaudiendo y animando al equipo. Esto en otros sitios no pasa y es sinónimo de orgullo hacia unos colores. Si dependiese de mi renovaría para la próxima temporada al 110%.”

La afición a pesar de todo esta con Turrillas . Foto: twitter.com

Zamudio, Socuellamos y Sestao, ya son tres los equipos descendidos en este grupo II a la espera de un cuarto y quién sabe si un quinto, Mensajero, Sanse, Navalcarnero, Amorebieta, Gernika y Barakaldo aún están en peligro. Les esperan dos jornadas por delante llenas de nervios y emoción y seguro que las lágrimas volverán a aflorar en breve, viviremos partidos trascendentales, auténticas finales que contaremos como siempre en Sexto Anillo. Me gustaría acabar este articulo parafraseando a John Wodeen  “Una mala temporada solo es útil si haces cuatro cosas con ella: reconocerla, admitirla, aprender y olvidar”.  Y dando muchos ánimos a los equipos afectados, recordándoles tanto a ellos como a sus aficionados una sabia reflexión, “No dejes que tus triunfos se te suban a la cabeza, ni que tus fracasos vayan al corazón”.

Foto principal: montaje propio de fotos de mundodeportivo.com / udsocuellamos.com

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