Análisis Opinión

Igualdad, te llama el deporte

En un mundo desigual en todos los aspectos, no está de más reivindicar el mismo reconocimiento a todas las personas independientemente de a que parte de la humanidad pertenezca. Sin duda, mi principal mensaje.

No quiero centrarme en el pasado, ya que es el hoy y el mañana lo que realmente me importa. Para muchos, la igualdad se está logrando cada día más, aunque solo hay que fijarse para darse cuenta de que ese es un cuento más de un mundo de fantasía. ¿Conocen a alguna jugadora de fútbol, el deporte más mediático de este país, que cobre más de 10 millones de euros? La mayoría apenas pueden seguir con su carrera deportiva, tienen que alcanzar sus metas académicas.

Dicen que lo imposible, solo cuesta un poco más. Pero no hicieron algo imposible ese magnífico equipo de baloncesto que sumó a sus vitrinas numerosos títulos tanto nacionales como internacionales. Lo hicieron, pero lo dejaron morir años después. No hizo algo realmente impresionante Carol Marín alzándose con su primera olimpiada, se que ahora no hay temporada, pero realmente solo hay que mostrar al mundo sus finales ganadas. Hay horas de entrenamiento detrás de todos estos hitos.

Todo esto no acaba aquí. Quien no haya presenciado nunca un partido de voley playa, puede considerarse alguien extraño. La mayoría de esas personas suelen hacerlo por amor a esas prendas esposadas a los cuerpos de quienes lo practican, pero hay muy pocos que saben la dificultad de ese deporte y aprecian realmente que es lo que hacen, practican un deporte.

Foto: revistaelitesport.com

Lo mismo puede pasar en balonmano, donde llegaron a haber enfrentamientos con aquellos cargos arcaicos que solo buscaban anclarse en el pasado. Podríamos seguir por una innumerable lista, pero entonces este artículo sería publicado a destiempo, estos casos se hubieran quedado obsoletos. A todo esto, hay que añadir que tan denigrante es la falta de prenda como el exceso, ambas obligadas.

Este artículo no es para hablar sobre lo que todos ya sabemos. Aquellos medios televisivos, que donde hay polémica ahí se meten, ya se encargan de ello. Esto es para cuestionar cual es la forma de vida que queremos. No solo para nuestros herederos más próximos, sino para aquellos que pese a su lejanía, podrían ser salpicados por este muérdago de la sociedad.

No hace mucho tiempo, pensaba que se estaban dando grandes pasos, pero solo acaban de empezar a caminar este tipo de ideas. ¿Pueden decirme porque hay 16 equipos en la Liga Iberdrola y porque hay 20 en la Santander? Puede que tenga que ver por la diferencia de presupuestos y el miedo a perder dinero, de determinado club que se apoda a sí mismo el mejor del mundo. Los títulos no aseguran nada. Pueden decírselo perfectamente a las chicas del Ros Casares, aquel club de baloncesto que he mencionado antes.

Foto: Marca

Quería redactar algo diferente. Sin la aparición de femenino, ni masculino por ningún lado, ambas son deporte y para aquellos que lo descubráis ahora, es el mismo. Hay que seguir caminando, pero hay que hacerlo de verdad. El día que enciendas la televisión y veas una jugadora de waterpolo, alguien que ha perdido en halterofilia e incluso una jugadora, sin que le obliguen a ponerse esas bragas publicitarias, ese día valdrá la pena. Habrá, igualdad.

Foto: gacetadeportiva.net

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One Response

  1. La igualdad en el deporte es difícil de conseguir mientras se siga cosificando a la mujer en el resto de los ámbitos. Cuando el primer comentario de un periodista a Mireia Belmonte siga siendo lo guapa que es, o mientras la contraportada del periódico As sea una chica ligera de ropa, será imposible que se vea más allá del cuerpo de la mujer y se valore a la persona, a la deportista. Que la mujer sea un florero, que la mujer sea un trofeo, que la mujer sea únicamente madre y esposa está intrínseco en nuestra sociedad, y aún se ve raro que una mujer practique deporte y mucho menos que sea algo tan tradicionalmente masculino como es el fútbol o el baloncesto, deportes de contacto, duros, atributos que desde pequeños inculcan a los niños con balones, pistolas y superhéroes pero que son restringidos a las niñas, que no deben mancharse el vestido, que llevan zapatitos rosas y que tienen que jugar con muñecas a juegos pasivos y tranquilos. ¿Cuántas mujeres, activas físicamente, nos hemos tenido que aguantar los insultos de “marimacho”, sólo porque nos gustaba jugar al baloncesto o al fútbol en el patio del colegio? ¿Cuántos chicos se han sentido intimidados cuando una chica les ha ganado en una carrera de velocidad y han caído en la ruindad de insultarla y etiquetarla? La desigualdad está por doquier, es la educación en la persona y no desprestigiar a lo femenino el camino para conseguir la igualdad.

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