En un partido con poco brío y algunos destellos aislados de calidad, Málaga y Sampdoria firmaron el “resultado gafas” y la trigésimo segunda edición del Trofeo Costa del Sol tuvo que resolverse a favor de los malaguistas en los lanzamientos de once metros.
Si hay algún aspecto del fútbol que siempre ha supuesto un gran tormento para los aficionados malaguistas, es sin duda todo lo relativo a las tandas de penaltis. Sin ir más lejos, hace unas semanas el Málaga perdió un torneo que llevaba bastante bien encarrilado en Aachen, debido a la suerte desde los once metros. Por no hablar de los envites de carácter mucho más decisivo en los que la histórica entidad blanquiazul salió derrotada tras dirimirse todas ellas en una tanda de penaltis. En el recuerdo de los malaguistas quedan sin duda aquellas dos promociones consecutivas de principios de los noventa que supusieron un descenso a segunda y un fallido ascenso a primera (ambos decisivos en el devenir de la peor etapa en la historia del club que tuvo lugar en esa década) y también aquella eliminatoria de cuartos de final de la Copa de la UEFA de hace trece años.
Pero ayer, tras estrellarse tantas veces de manera infructuosa contra el mismo muro y aunque al fin y al cabo el escenario no sea más que el de un partido de preparación de pretemporada (esperemos que pronto podamos congratularnos de ver al Málaga triunfar en una tanda de penaltis con carácter oficial, sería un indicativo de que las cosas por fin están empezando a cambiar), el Málaga salió victorioso ahí donde erró en tantas ocasiones anteriores y se alzó con la trigésimo segunda edición de su Trofeo Costa del Sol, sumando así la décima que va a parar a sus vitrinas. Fue la única manera de romper la sequía goleadora que tuvo lugar en los 90 minutos convencionales y que acabaron desembocando en el 0-0 final que es muestra clara e inapelable de la poca historia que tuvo este encuentro.
Aunque el Málaga lleva una trayectoria prácticamente inmaculada en estos choques veraniegos de preparación y todavía no cuenta derrota alguna en los duelos a 90 minutos, no cabe duda de que en pretemporada priman realmente otros aspectos y estos son sin duda los que está trabajando Juande Ramos, especialmente en lo que se refiere al tono físico del equipo. El día anterior, la plantilla tuvo doble sesión de entrenamiento en mañana y tarde, y en la misma jornada del partido también había habido entrenamientos por la mañana. El trabajo es destacado en ese sentido y este aspecto fue reconocido de hecho por el propio preparador manchego cuando se le cuestionó por ello en rueda de prensa. Es lógico, por tanto, que los jugadores llegaran con las pilas justas y estuvieran algo más reservados en lo que a tono físico se refiere, lo que evidenció buena parte del hermetismo que pudimos presenciar en La Rosaleda.
El feudo malaguista presentó también algunas novedades de cara a la temporada que estaba por empezar. Una de ellas es la ya conocida desde finales de la pasada campaña, la unificación de todos los grupos de animación en la grada de Gol bajo, con fuertes medidas de seguridad tanto en la entrada, lo que propició algunos pequeños problemas en el acceso de los aficionados al recinto, como durante el transcurso del partido. Se pierde así la dualidad que había, especialmente en lo referido a algunos cánticos combinados, entre los grupos antes ubicados en Fondo y Gol, pero la normativa manda y ahora tenemos una grada de Gol bajo, atestada de aficionados deseosos de llevar en volandas a su equipo.
La otra novedad es una de carácter estético que se está empezando a implantar gradualmente en La Rosaleda, con una nueva disposición de asientos mucho más gráfica y aparente que la simplista de antaño. Los derechos de televisión mandan y el club quiere que aquellas gradas enfocadas por las cámaras den una buena imagen. La grada de Preferencia, que presenta ahora una ilustración del escudo malaguista, estaba cerrada debido precisamente a este hecho. Sus aficionados se encontraban desperdigados en las otras zonas del campo, dando una sensación de estadio vacío que no se correspondía realmente con la realidad.
En cuanto al encuentro, el Málaga se presentó ante la Sampdoria con su segunda equipación debido a las dificultades del equipo italiano por adecuarse a los colores malaguistas, teniendo que ceder excepcionalmente el local en ese sentido, y algo lastrado por el desfonde físico, como ya hemos comentado. El otorgar un gran espectáculo a tu afición siempre es algo de agradecer, pero no a cambio de lesiones u otros posibles problemas que pudieran acarrear un sobreesfuerzo innecesario en lo que al fin y al cabo no deja de ser un encuentro de carácter amistoso. Por eso el ritmo del partido fue menor de lo normal, con una Sampdoria bien plantada atrás que obedecía al típico tópico de hermetismo italiano y un Málaga que cada vez más muestra las que van a ser sus armas claras en esta nueva etapa, la magia y el desborde por las bandas que además tienden a ser combinativas y sumamente veloces.
Las imprecisiones fueron protagonistas, destacando nuevamente al central Koné en ese sentido, especialmente fallón y nervioso. Algo mejor estuvo su compañero Llorente, que también había acusado el mismo problema en encuentros anteriores, pero en esta ocasión se le vio con más seguridad y mejor capacidad para sacar el balón con criterio. Por delante, Juande apostó por Chory Castro en el flanco izquierdo y Keko en el derecho (muy veloz y batallador ante los defensas rivales), sostenidos ambos en el centro por Camacho y Recio en jugadas combinativas con la rémora del último pase, algo que notó especialmente el canario Sandro. Sí que estuvo algo más activo Pablo Fornals, que tuvo las que quizás fueron las mejores ocasiones malaguistas para haber desequilibrado el marcador, especialmente una en el minuto 39 a remate de cabeza que fue detenida por el portero Viviano. La Sampdoria lo intentaba sobre todo en tímidos acercamientos e incluso algún lanzamiento lejano que no puso en serios aprietos a Kameni.
En la segunda parte, como suele ser habitual en pretemporada, Juande cambió a medio equipo y los fue incorporando según avanzaba el choque entrando en algunos casos tres jugadores a la vez, pero el resultado no se movió a pesar de los grandes esfuerzos de algunos de los que entraron como Jony, destacando sus internadas por la banda. Las ocasiones malaguistas en los segundos cuarenta y cinco minutos se produjeron sobre todo a balón parado, con varios saques de esquina y lanzamientos de falta. Uno de estos últimos, ejecutado por Juanpi, estuvo a punto de colarse en la portería tras un cabezazo de Camacho en el minuto 73, pero el guardameta del equipo transalpino lo detuvo con gran acierto. A estas oportunidades de marcar se unieron algunos intentos de cabalgada a la portería rival que hicieron Pablo Fornals y Charles respectivamente, en ambos casos frustrados por los defensas italianos. Por parte de la Sampdoria, estuvieron a punto de aprovechar una pequeña imprecisión en defensa de Mikel Villanueva, que había entrado al comienzo de la segunda parte, y poco más.
Sin goles se llegaba por lo tanto al final del encuentro y tocaba determinar quién se haría con el Costa del Sol en la suerte de los penaltis. Kameni, en lo que él mismo denomina como una relación de amor con la grada malaguista, se erigió como gran protagonista. El camerunés detuvo dos lanzamientos, uno por cada lado, que fueron decisivos para que el trofeo se quedase en casa ante unos aficionados que corearon el nombre de su idílico portero, que ahora sí, es titular sin discusión ni debates a la espera de que llegue un nuevo guardameta que le vuelva a hacer competencia. Michael Santos, Juanpi, Charles, Mikel Villanueva y Kuzmanovic fueron los lanzadores malaguistas, de los cuales sólo falló Juanpi al hacer un disparo algo flojo que fue atrapado sin problemas por Viviano.
El alcalde de la ciudad de Málaga, don Francisco de la Torre, junto con la figura de un Abdullah ben Nasser Al Thani cada vez más implicado con su club, fueron los encargados de conceder el trofeo de grandes dimensiones a dos de los capitanes de la plantilla malaguista, Weligton y Camacho. Y de esta forma se despedía el equipo ante unos 13.500 espectadores que poblaron los graderíos de La Rosaleda, a excepción de la cerrada y desangelada Preferencia. La siguiente cita de los malaguistas será a mediados de la próxima semana contra el Almería en Marbella. Posteriormente, tocará viajar a Cádiz para disputar el denominado “trofeo de los trofeos”, el Ramón de Carranza, donde los blanquiazules se medirán a un combinado de jugadores nigerianos con el objetivo de lograr la clasificación para la gran final y buscar así la oportunidad de llevarse por fin dicho certamen veraniego que se le resiste tras varias ocasiones intentando hacerse con él.
Ficha técnica
Málaga C.F.: Kameni, Rosales, Koné (Weligton, m. 77), Llorente (Mikel Villanueva, m. 46), Ricca (Juankar, m. 77), Camacho, Recio (Kuzmanovic, m. 54), Keko (Juanpi, m. 62), Pablo Fornals (Charles, m. 62), Chory Castro (Jony, m. 62) y Sandro (Michael Santos, m. 77).
U.C. Sampdoria: Viviano, De Silvestri (Pavlovic, m. 67), Silvestre, Regini, Sala, Barreto (Ivan, m. 86), Torreira (Palombo, m. 67), Linetty (Eramo, m. 60), Schick (Djuricic, m. 80), Muriel (Budimir, m. 60) y Quagliarella.
Goles: 0-0. Tanda de penaltis; 1-0: Michael Santos. Fallo: Quagliarella. Fallo: Juanpi. 1-1: Budimir. 2-1: Charles. 2-2: Djuricic. 3-2: Mikel Villanueva. Fallo: Palombo. 4-2: Kuzmanovic
Santos (gol, 1-0); Quagliarella (para Kameni, 1-0); Juanpi (para Viviano, 1-0); Budimir (gol, 1-1); Charles (2-1); Djuricic (gol, 2-2); Mikel (gol, 3-2); Palombo (para Kameni, 3-2); Kuzmanovic (gol, 4-2).
Árbitro: Colegiado malagueño Mario Melero López. Amonestó con tarjeta amarilla al malaguista Recio (m. 49) y a los visitantes Quagliarella (m. 22) y Budimir (m. 71).
Incidencias: XXXII Trofeo Costa del Sol celebrado en el estadio La Rosaleda con una asistencia de 13.520 espectadores. Antes de comenzar el encuentro se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del exjugador malaguista Alfonso Navarro “Bruna”.
Fotos : MálagaCF
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