Quizás es algo que los jugadores de Atlanta Falcons se vayan a preguntar durante toda su vida. Como perdimos aquella SuperBowl LI cuando ganábamos 28-3 a falta de menos de la mitad del encuentro.
Como puedo yo arrojar luz sobre algo tan inexplicable como lo que ocurrió anoche. Atlanta lo tenía en sus manos, estaban tocando el Lombardi y los New England Patriots hicieron un tremendo ejercicio de fé. Se levantaron y les arrebataron la gloria.
Me podría meter en análisis tácticos y técnicos de como podrían haber conservado esa ventaja. Hay mil formas para hacer eso, haber jugado más con el reloj (que lo hicieron, o al menos pareció que lo intentaron), haber corrido en determinada jugada puntual y no haber pasado en otras…
Pero ese tipo de análisis no va con mi forma de ver estas cosas. Es más, hacer eso, me parece un ejercicio de ventajismo impresionante, pues evidentemente una vez acontecieron los hechos tenemos mil soluciones para evitarlas. Pero las situaciones se resuelven en el campo y bajo presión.
Y bajo esa presión Matt Ryan y su equipo estaban funcionando con precisión suiza. Aprovechando todos y cada uno de los errores de los Patriots y haciéndoselos pagar muy caros. Hasta tal punto de que todo el mundo daba el partido por finiquitado ya antes del descanso. Mucho más después, tras ponerse 28-3.
El principal motivo por el que perdió Atlanta Falcons se llama New England Patriots. Esa es mi respuesta, un equipo que perdía 28-3 y jamás bajó los brazos, que creyeron y siguieron creyendo hasta el final en sus posibilidades. Atlanta no pudo reaccionar ante tal cosa. De repente se le rompieron los esquemas. Apareció Dont’a Hightower y golpeó el balón de la mano de Ryan provocando un fumble que le daba a New England el aire que necesitaba. Necesitaban entonces dos touchdowns con conversión de 2 puntos para empatar. No es decir poco, pero se agarraron a sus opciones como nunca vi a nadie hacerlo antes.
Eso sorprendió a los Falcons, acostumbrados a tumbar a sus rivales en la lona y que estos no encontraran fuerzas para levantarse. Como ya hicieron contra Packers y contra Seahawks. Esa fue la diferencia, New England si se levantó y le devolvió los golpes uno a uno, hasta dejarle KO.
Quizás sea una de las claves del partido, Atlanta había ganado a buenos equipos en playoffs con grandes individualidades, pero esos equipos no eran el bloque consistente que podía reaccionar ante sus ataques. Los Falcons no esperaban lo que ocurrió, no esperaban que tras sus golpes, New England pudiera volver a ser New England.
Pero ocurrió.
Tom Brady volvió a dirigir maravillosos drives, recorriendo todo el campo y pasando a derecha e izquierda. Los balones que en la primera mitad se les caían de las manos a los receptores ahora los atrapaban hasta con los pies. La recepción de Julian Edelman, en un momento fundamental para el devenir del encuentro, quedará ya para la historia de este deporte.
Para mi esa fue la clave del cambio que se produjo en el partido, Atlanta se enfrentó a un verdadero bloque, a un equipo que hace el mejor homenaje al significado de esa palabra, equipo, grupo de jugadores que creen en si mismos y en sus compañeros y que luchan juntos por un fin común, sin rendirse hasta que suene la campana.
Lo que ocurrió la pasada noche es algo que no podemos explicar con análisis tácticos ni técnicos, y flaco favor le haríamos a este deporte intentándolo. Va mucho más allá de eso. Atlanta no cometió ningún error condenable al punto de decir que perdieron el partido ellos. Por el amor de dios ganaban de 25, y se nos olvida que habían conseguido esa ventaja de la misma manera en la que siguieron jugando. De hecho pudieron ganar hasta el final. Atlanta no desapareció en ningún momento del partido, Julio Jones hizo una recepción extraordinaria en el último drive del que disfrutaron y que casi les da la SuperBowl.
No podemos decir que tiraron su trabajo, no seríamos nada justos. Lo que ocurre es que New England volvió a aparecer cuando todos lo daban por muerto. Desde el punto de vista de los jugadores de los Falcons también debió ser duro dar crédito a eso.
Su rival estaba hundido, y de repente observan que empieza a creérselo, que van en serio, que se colocan 28-20 y están a una posesión, difícil pero solamente una. Esa presión también es dura de manejar y mas en una final. Y aún así los Falcons siguieron siendo ellos, fieles a su estilo, al estilo que los llevo a colocarse 28-3 en una SuperBowl.
Lo que ocurre es que Atlanta perdió porque 25 puntos no fueron suficientes para matar a New England Patriots. Demos mérito a eso, pues es algo que difícilmente volveremos a ver.
(Fuente de la foto principal: nesn.com)
Adrián Gaspar
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Te equivocas amigo, Atlanta perdió el partido por dejar de hacer lo que hizo al principio. Dejaron de correr, querían ir a la yugular y fracasaron por aire, si bien el regreso de pats fue épico bastaba un gol de campo para aniquilar y tras la atrapada de Jones Ryan fue capturado perdiendo más de 10 yds (pudo deshacerse del ovoide) y luego un castigo. Cuando por fin tuvieron un acarreo largo que de nuevo los ponía en zona de gol de campo, esa jugada resultó en un sujetando. Entonces ni avanzaban ni bajaban el reloj eso acabo a Atlanta, en otras palabras su coach.