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Las campeonas olímpicas (parte III)

Los últimos dos Juegos Olímpicos nos regalaron dos grandes historias. Por un lado, la jugadora más dominante de las pasadas dos décadas se lució como nunca antes, mientras que, por el otro, una chica caribeña, hizo realidad el sueño de una nación que, a pesar de estar sujeta políticamente a otra, celebra su identidad nacional como pocas.

Londres ’12: el reinicio del diálogo sobre quién es la mejor


El césped de Wimbledon, resultó ser el lugar idóneo para que Serena Williams reclamara el único título que el destino le había negado. Tras nos calificar para Sídney ’00, retirarse por lesión de Atenas ’04, y perder antes de la ronda de medallas en Pekín ’08, Serena sabía que Londres ’12, representaba la mejor oportunidad de sumar una medalla dorada individual, a las ya obtenidas en la modalidad de dobles junto a su hermana Venus.

Semanas antes había ganado Wimbledon, por lo que regresaba a la capital británica con gran confianza. Y su paso fue sencillamente abrumador. La menor de las Williams apabulló a todas sus rivales entre las cuales estaban la serbia Jelena Jankovic (6-3, 6-1), Urszula Radwanska (6-2, 6-3), Vera Zvonareva (6-1, 6-0), Caroline Wozniacki (6-0, 6-3), Victoria Azarenka (6-1, 6-2) y María Sharapova (6-0, 6-1).

Sencillamente no hubo competencia para Serena. Ella sabía perfectamente que un triunfo olímpico reabriría con fuerza la discusión sobre quién era la mejor tenista de todos los tiempos.

Ocho años después, pocas voces se atreverían a negar la grandiosidad de esta imponente atleta que siempre supo darle un sitial importante al mayor evento deportivo de la humanidad.


Río ’16: un sueño dorado

La puertorriqueña Mónica Puig logró clasificarse a los Juegos Olímpicos a última hora, gracias a su desempeño en el Roland Garros. Al iniciar la temporada, se encontraba casi fuera de las primeras 100 tenistas del mundo, por lo que su sueño de clasificar al evento era cuesta arriba. Sin embargo, ella estaba clara en que esa era su gran meta, y que, para lograrlo, debía lucir bien en los primeros cinco meses del año. Al iniciar el Abierto de Francia había logrado subir hasta la quincuagésima tercera posición, resultado de una primera mitad de temporada sólida. Aun así, dependía en última instancia de lo que sucediera en París. Y allí, alcanzó la tercera ronda, lo cual fue suficiente para garantizarle el boleto a Brasil. Los buenos resultados continuaron al punto de que, cuando llegó a América del Sur, se encontraba en la trigésima cuarta posición. Y aunque no estaría sembrada, sabía que estaba en su mejor momento y que podía ser peligrosa.

1ª Ronda

En la primera ronda la boricua se enfrentó a la eslovena Polona Hercog, a quien ya había superado en tres sets a principios de temporada. Esa victoria le ayudaría a creer que podía volver a vencerla, a pesar de que, en la totalidad de partidos enfrentados, estaba en desventaja. La victoria para Mónica fue clara 6-3, 6-2. En la segunda ronda enfrentaría a la rusa Anastasia Pavlyuchenkova, quien ocupaba la decimocuarta posición. Y a pesar de esto, la puertorriqueña la superó con igual marcador.

Tumba a Garbiñe

En este punto se hizo evidente que Mónica estaba en muy buena forma, y que ante la gran profundidad que caracterizaba a la WTA desde hacía algunos años, no debía sorprender que pudiera seguir avanzando. Y así lo hizo. En la tercera ronda dio la primera gran sorpresa al apabullar a la campeona del Roland Garros, la española Garbiñe Muguruza, 6-1, 6-1. El triunfo provocó que muchos comenzaran a mirarla como una jugadora con posibilidades reales de colarse en el podio. En los cuartos de finales continuó su paso avasallador al superar a la alemana Laura Siegmund 6-1, 6-1, para así avanzar a las semifinales y optar por una medalla.

Cae Kvitova

Su rival en este punto sería la poderosa Petra Kvitova, doble campeona de Wimbledon. Sin duda, la checa partía como la gran favorita, pero los que seguimos este deporte sabemos que, en ocasiones, sus potentes tiros pueden tornarse erráticos, lo que les da una oportunidad a sus rivales de mantenerse de tú a tú con ella. Y efectivamente, la boricua fue sumamente consistente, lo que obligó a la checa a jugar puntos largos que la dejaban sin aire y con abundantes errores. El patrón se repitió varias veces hasta que la boricua terminó triunfante 6-4, 1-6, 6-3.

Kerber, última víctima

Irse de Río de Janeiro con una medalla de plata habría sido suficiente para cualquier tenista no sembrada. Pero Puig quería más, y sabía que podía darle problemas a su siguiente rival, Angelique Kerber, quien estaba a las puertas de alcanzar la cima del ranking de la WTA. Aunque la alemana estaba en el mejor momento de su carrera, no era una jugadora de mucho poderío, por lo que, si Mónica lograba que sus potentes tiros cayeran profundos en la cancha, podía lastimarla, tal y como hizo en Brisbane 2013, donde estuvo a punto de superarla cuando era una novata.

Y en efecto, lo logró. Al superar a Kerber 6-4, 4-6, 6-1, Puig le dio a su país, la primera medalla dorada en toda su historia, y sin duda, se convirtió en la historia más inesperada de la justa olímpica.

Luego de ocho Juegos Olímpicos, ¿quién te parece deba ser considerada como la reina del tenis olímpico?
¿Te aventuras a predecir quien se llevará el oro en Tokio ’21?


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Fuente de la foto principal: USA Today

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