Football Americano NFL

The Journeyman Quarterback

El gridiron, como cualquier otra actividad que se desarrolla a lo largo del tiempo, ha atravesado diferentes eras, épocas o fases. Los tiempos arcaicos del mob football, el amateurismo universitario, el tránsito bélico y la fusión de franquicias, la irrupción de la televisión, el auge de las defensas …en fin, cien años de competición dan para mucho.

Como sostiene acertadamente @jmvillelabeitia, desde hace unas temporadas estamos inmersos en la «NFL de los quarterbacks». Salarios, protección sobre el emparrillado, sometimiento de los playbooks, impacto mediático, diseño del proyecto deportivo de la franquicia, tanking…todo gira en torno a esta posición y todos los GM quieren encontrar el grial en forma de pasador. Y lo cierto es que no fue siempre así. Y lo más importante, se ganaron campeonatos sin hipotecar una franquicia a un mariscal de campo. Eran los tiempos de los journeyman quarterbacks.

El Diccionario de Oxford define al journeyman como aquel trabajador capacitado que es empleado de otra persona. Creo, no obstante, que es más ajustado nuestro DRAE, cuando lo define como la persona que trabaja a jornal. En la segunda acepción del Oxford, se refiere el deportista que es confiable pero no sobresaliente.

Esta última consideración del journeyman quartarback como un jugador mediocre, por el mero hecho de haber firmado con multitud de franquicias a lo largo de su carrera deportiva, se ha extendido tanto tradicional como falazmente. Naturalmente que existen journeymen mediocres, de la misma forma que hay one franchise man vulgares ¿o acaso el eterno patriota Steve Grogan ingresará alguna vez en Canton?

Entre los primeros, quién no recuerda al melenudo Charlie Whitehurst, once touchdowns en nueve años en la NFL, tras chupar banquillo en San Diego, Seattle, Memphis, Indianápolis y Cleveland; al calvo Gradowski, diez años en la competición, seis equipos y más intercepciones que touchdowns o al casi inédito Matt Flynn, ocho equipos de insignificancia.  Ahora bien, ninguno como los dos Josh, Johnson y McCown: el primero, trece franquicias en la NFL y tuvo que esperar hasta su decimoprimera temporada para ganar un partido como titular –no lo era desde 2011 con Tampa-, en concreto el 16 de diciembre de 2018 ante Jaguars (cómo no), defendiendo la camiseta de los Redskins tras sustituir a otra pieza de museo, Mark Sánchez.

El segundo, diecisiete temporadas y doce equipos –incluyendo los Hartford Colonials de la UFL en 2009- y un total de 76 titularidades. Debe ser cosa de familia, porque tampoco sus hermanos Luke y Randy han sido agraciados con grandes dosis de talento.

Lo cierto es que ser un journeyman quarterback no es necesariamente sinónimo de mediocridad, ni mucho menos. Heisman Trophy como Ty Detmer o Vinny Testaverde; nº 1 del draft como Jeff George; primer quarterback en lanzar por encima de 400 yardas en tres partidos consecutivos como Ryan Fitzpatrick; líderes de pase como Steve Beurlein; touchdown de pase más largo como el que lanzó Gus Ferrote el 30 de noviembre de 2008; líder en pases completados como Steve DeBerg; Pro Bowlers como Steve Bono, Dave Krieg, Kerry Collins, Chris Chandler o Jeff Blake y tenedores de anillos de campeón como quarterback titulares como Trent Dilfer, Brad Johnson o Jim McMahon (algunos, como Earl Morrall, tienen tres), ponen de manifiesto que su trashumante trayectoria deportiva no estaba reñida con la calidad ni con el talento…para jugar o para ganar dinero. Y si no, que se lo digan a Matt Cassel quién, tras reemplazar al lesionado Brady en la primera semana de 2008, a la temporada siguiente firmó un contrato se seis años con Kansas por 62.7 millones, 28 de ellos garantizados. Extraordinario.

Pero el paradigma de journeyman quarterback nunca ha jugado en la NFL. Y eso que nació en Detroit. Kevin Glenn es el único ser humano que ¡ha jugado en todas y cada una de las franquicias de la CFL!  Empezó con los Saskatchewan Roughriders en 2001 y cerró su itinerante carrera con los Edmonton Eskimos en 2018, registrando 52.827 yardas de pase y 294 touchdowns. Eso es promiscuidad de verdad y no la de Warren Beatty.

@Ignatiusfinch

 

One Response

  1. Como es habitual cuando este hombre agarra su pluma, extaordinario e interesante artículo. Bravo Sr. Cancio!

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