Era el día. El primer partido de máxima exigencia donde demostrar el proyecto que Xabi Alonso está construyendo en el Real Madrid. Sin embargo, pasó a ser el día de volver a lo que hacía Carlo Ancelotti, de tomar malas decisiones y de salir del Metropolitano con una manita del Atlético de Madrid. Se pasó de la ilusión y la apuesta por un proyecto, al fracaso absoluto. El madridismo quiere ganar y más en partidos como un derbi. Muchas dudas y varias claves que llevaron al equipo a una derrota sin paliativos ni excusas. Ya sucedió en el Mundial de Clubes con el PSG y ahora en Liga con el Atlético, primer rival de entidad y el castillo de naipes se viene abajo.
El Metropolitano empequeñece al Real Madrid
Xabi Alonso llegó al Real Madrid para revolucionarlo todo, pero hay cosas que nunca cambiar. El conjunto blanco llega al Metropolitano y parece diluirse en el derbi. Las luces se apagan en una plantilla donde muchos pasar de ser vitales a desaparecer. Lo que comenzaba a ser una máquina bien engrasada pasó a ser un desastres por diferentes motivos, pero lo único cierto es que llega el Metropolitano y el Madrid se olvida de jugar y revive a un Atleti que venía en horas bajas.
Xabi y su once: no era el día para experimentos
Hay muchas cosas que no se entendieron en el Real Madrid que se vio en el Metropolitano, pero la primera de ellas fue la alineación de Xabi Alonso. Por un momento pareció Ancelotti poniendo por decreto a estrellas aunque no fuera el momento. La aparición de Bellingham en el once titular carecía de sentido en un partido de vital importancia como era un derbi. El jugador viene de estar unos meses parado recuperándose de su hombro y apenas había jugado 20 minutos como para salir de la partida en un escenario como el Metropolitano. Su reaparición en el once fue más que prematura y su presencia en el campo así lo demostró. Por no hablar de que su presencia en la alineación y su encaje en el once sigue sin quedar clara visto lo que se vio en el derbi.
El damnificado fue un Mastantuono que venía brillando. En apenas media hora que jugó fue el que más centros puso al área y realizó uno de los seis disparo del Madrid. Acabó el partido con rabia y peloteando un balón a la grada.
El cambio de Güler
A pesar de que con la incursión de Bellingham en el once Güler movió su posición dejando de ser la batuta del equipo, fue junto a Mbappé el único que sí hizo las cosas bien en el Metropolitano con una asistencia y un gol. El Madrid empezó a levantar cabeza justo cuando Güler decidió quedarse con la pelota. Sin embargo, y de forma totalmente incomprensible, Xabi Alonso decidió cambiarlo y sacarlo del terreno de juego. Lo justifica el entrenador con que tenía amarilla, pero sin duda fue uno de los grandes errores del tolosarra en el Metropolitano.
Un Valverde sin brillo
Si Güler cambió de rol con la entrada de Bellingham, también lo hizo Valveder que, desde luego, está temporada está muy lejos de su mejor versión. Ya no solo por juego, que también, sino porque como capitán se espera más de él. Se mostró muy plano en el Metropolitano. No brilla ni con balón ni por su potencia física. Ante el Atlético no fue capaz de llevar el peso del equipo en ningún momento y su pérdida en el quinto gol lo dejó en evidencia. No encuentra su lugar desde la llegada de Xabi Alonso.
Faltó la seña de identidad
El Real Madrid de Xabi Alonso llegaba al Metropolitano lanzado y con una clara seña de identidad que era la presión al rival, la intensidad y ese defender con todo para robar y salir rápido con la potencia ofensiva que atesora. En concreto, el equipo venía promediando 6,5 recuperaciones por partido en el último tercio del campo, según datos de Opta. Ante el Atlético, solo ganó un balón en esa zona.