En plenas Navidades, en medio del despropósito vivido en Valencia por el enfrentamiento entre el ex entrenador valencianista, Prandelli, y los mandatarios del club, se hablaba paralelamente de la necesidad de fichar para reconducir el desastroso rumbo del equipo, que, tan solo un punto por encima del descenso, le veía más cerca que nunca las orejas al lobo.
Prandelli pedía 4 fichajes, entre ellos Zaza, un delantero clásico tanque italiano conocido por el peculiar penalty lanzado con la selección italiana la pasada Eurocopa. Cuando se decía que el fichaje ya estaba prácticamente cerrado, Prandelli explotaba ante la falta de palabra de Peter Lim y renunciaba al puesto. Sin embargo, Suso García Pitarch, que a la postre también dimitiría, cerró la cesión del ariete internacional, con opción de compra obligatoria a final de temporada en caso de jugar 10 partidos con el equipo.
En un primer momento, las referencias que llegaban desde Inglaterra del delantero, donde no había sido capaz de marcar ni un solo gol, y el elevado precio del fichaje, hacía que la afición no se mostrase en absoluto entusiasmada con la nueva incorporación. Sin embargo, la lesión para lo que resta de temporada de Rodrigo Moreno dejaba a Zaza como el único punta de garantías en el equipo ahora dirigido por Voro (capítulo aparte merece la labor del delegado valencianista).
De esta forma pasaron los dos primeros partidos del italiano con la camiseta blanca sin pena ni gloria. Hasta la semana pasada. En el encuentro con el Athletic de Bilbao, Zaza metía su primer gol che en un mano a mano con Gorka, demostrando a la afición que sí, que es posible tener un punta que define los uno contra uno. Zaza lo celebró llorando, soltando toda la rabia acumulada, pues no marcaba gol desde Mayo, y de ahí en adelante se vació tanto en ataque como en la presión, llevándose sonoras ovaciones de la afición.
Pero fue contra el Madrid cuando se vio definitivamente que ahí había madera de ídolo. En el primer balón que tocaba, dejaba el que es posiblemente el gol de la Liga hasta el momento, con una media vuelta que aún están buscando Varane y Keylor Navas. Además fue el líder en la presión, siendo tal su desgaste que terminó el partido con calambres.
Y es que eso es lo que más valorado la siempre criticada afición valencianista. Un tío que, más allá de tener calidad técnica, se vacíe por el escudo. Y Simone lo es. Desde luego, tiene en sus botas, o mejor dicho, en su esfuerzo, convertirse en uno de los ídolos del valencianismo actual, tan necesitado de ellos. En Valencia siempre han gustado los delanteros de raza, de carácter. Mundo, Kempes, el Piojo, Villa… Jugadores que obviamente están en otra dimensión pero todos goleadores insaciables y sobre todo, gente con carácter, incluso jugándose la expulsión en ciertos partidos, hecho perdonado siempre por la grada si viene de un esfuerzo por sudar la camiseta hasta el final.
A título personal, diré que estoy seguro que tú, Zaza, puedes llegar a ser ‘uno di noi’.
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Foto vía Google
