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Nick Foles, el valor de un héroe terrenal

Los Eagles sobrevolaban la semana 14, cuando una accidentada jugada dejaba fuera para el resto de la temporada a su quarterback estrella, Carson Wentz. Era el turno de nuestro protagonista, Nick Foles.

Al día siguiente de la terrible noticia para los Philadelphia Eagles todo el mundo reflejaba que su vuelo había terminado. Lo que significaba dos cosas, una que Wentz estaba brillando con luz propia y firmando una temporada con números de MVP.

Y otra, que su sustituto, Nick Foles, no despertaba precisamente ninguna confianza para ser el líder de un equipo hasta la consecución de un título.

No seremos ventajistas, era fácil pensar así. Pero había una persona contenta de que todo el mundo pensara así, Nick Foles.

Nada se esperaba de él, pero a la vez, la presión era enorme, pues la gente estaba esperando el decaimiento del equipo. Una depresión que tuvo acto de presencia. Pero con matices.

Los Eagles venían más que ganando, aplastando a sus rivales, era lo que se esperaba ver.

Y los resultados abultados desaparecieron de la escena. El equipo ganó sus dos partidos siguientes, ante Giants y Raiders por 5 y 9 puntos respectivamente.

Donde Foles firmó 273 y 163 yardas de pase respectivamente y 5 touchdowns repartidos entre ambos encuentros. Los números no eran malos, pero estaban lejos de los de Wentz, es evidente, la semilla de la duda estaba sembrada.

Y quizás injustamente, porque si realmente nos paramos a pensarlo, Foles no es Wentz, pero no es que no lo sea en calidad de juego, es que son directores de campo radicalmente distintos.

Wentz es un quarterback de los que se dice moderno, adjunta mucha movilidad a su juego. Sale del pocket, improvisa realmente bien, y tiene multitud de jugadas en las que es el protagonista para lograr el primer down.

Foles es un mariscal de campo tradicional, más en la línea de Brady o Ryan. Aún así no  es precisamente un gato de escayola a la hora de tener que salirse de lo habitual, pero no es su juego.

Foles dirige, pasa y distribuye, se siente muy cómodo en el pocket y el diseño de jugadas obviamente tuvo que cambiar dadas las distintas características de uno y otro.

Pero seguramente esto no fue tenido en cuenta a la hora de darle algo de tiempo al equipo. Foles estaba condenado desde que Wentz dio su mal paso. Pero levantarse y seguir dependía exclusivamente de él y de su voluntad.

Llegó la semana 17 y los Eagles tenían asegurado su pase a playoffs como pick número 1 de la NFC, pero el partido era ante Dallas, y la rivalidad no daba tregua.

Ese partido Philadelphia ofreció una imagen muy pobre, cayó 6-0 y su ataque fue inoperante ante unos Cowboys que estaban eliminados. Foles completó tan sólo 39 yardas y fue interceptado en una ocasión.

Llegaba la hora de la verdad y los Eagles inspiraban muchas dudas a pesar de ser nº1 de la conferencia.

Era el turno de la ronda divisional ante unos Falcons que llegaban en una linea de juego brillante que le puso en una situación de favoritos ante la última imagen de los Eagles.

Foles lanzó para 246 yardas en un partido especialmente defensivo, y en el que la carrera se impuso como juego ofensivo. Se podía decir que el equipo le hizo fácil el partido a Foles, pero no era ese el objetivo.

Eso fue lo usado por los que venían diciendo que Foles no podía liderar a un equipo campeón. A lo que yo matizo, si un equipo no confía en su quarterback, se resiente al completo, incluso en la defensa.

Y los Eagles demostraron confiar plenamente en su mariscal de campo ante los Falcons.

Brillante diseño de jugada que puso la guinda a la redención de Foles. Foto: philadelphiaeagles.com

Pero el verdadero momento de la redención fue ante Minnesota. Los Vikings llegaban con un cartel de favoritos que habían tenido durante toda la campaña por merecimiento propio.

Los Eagles asumieron su papel de “underdogs” que supuso un ejemplo perfecto de lo que por dentro sentía su líder, Nick Foles. Siendo el nº1 y jugando en casa, era insultante la clara diferencia que se decía que existía entre ambos.

Y…la diferencia efectivamente existió, a favor de Philadelphia. Los Eagles aplastaron a los Vikings 38-7 en un encuentro donde Foles brilló con luz propia. Logró 352 yardas, 3 touchdowns y un rating de 141.

En una final de conferencia ante un rival que se presumía superior, Foles llevó y lideró a su equipo hasta la Super Bowl LII.

Esperaban los Patriots y a todo el mundo que no contaba con él no le quedó más remedio que rendirse al que fue, con todo merecimiento, MVP de la Super Bowl LII, Nick Foles.

Así es como un simple mortal, con cartel de suplente se sobrepuso a las circunstancias y superó el orden preestablecido.

No entraba en los planes que Foles fuera MVP de la Super Bowl LII. Y tampoco que fuera capaz de liderar así a su equipo.

Sin embargo escuchándolo hablar tras vencer en la máxima categoría profesional del deporte que practica, uno entiende muchas cosas.

Foles habló de que fracasar es lo que nos prepara para ganar, que sin el fracaso, no seríamos nada. Efectivamente todo el mundo esperaba que Foles fracasara, y lo que no sabían era que Nick ya había fracasado lo suficiente.

Y que esta vez, le esperaba una victoria a la que solo le fue posible acceder por medio del aprendizaje de todos sus fracasos.

Nick Foles nos dio una lección de vida, y pasará a la historia como el héroe que dejó de ser humano al vencer a los Patriots de forma brillante en la Super Bowl LII.

Pueden ver la crónica de la Super Bowl LII aquí

(Fuente de la foto principal: philadelphiaeagles.com)


Adrián Gaspar

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