Visitaba la cancha del Valencia Basket un clásico del baloncesto europeo. El Aris de Salónica, lejos de aquellos tiempos en que era más que temido en el contexto continental, vuelve a intentar ser grande aunque sin los Gallis y compañía. Hoy por hoy están lejos de un pujante equipo Taronja. Nadie está por encima del equipo y el equipo ayuda al lucimiento individual de todos sus miembros. El lema de los mosqueteros se le puede aplicar a los de Pedro Martínez sin ningún género de dudas. El inicio del partido resultó emotivo con el sentido aplauso que la afición de la Fonteta tributó a los griegos por su apoyo a Valencia tras la DANA del pasado mes de octubre.
Desde el salto inicial, las ideas del Valencia Basket parecieron claras. Agresivo en ataque y en defensa, ritmo alto de anotación y apretar al portador de balón para dificultar las líneas de pase. Dominio del rebote propio, transiciones rápidas y anotación fácil. Al contrario que en otras ocasiones. el tiro exterior no era en esta ocasión la principal arma de los de Pedro Martínez. Los cambios continuos en los de la Fonteta permitía continuar ahogando el ataque heleno y marcar las primeras diferencias (21-12 m.8). A los griegos se les hacía el aro cada vez más pequeño y las diferencias iban en aumento. Los brazos arriba de los valencianos y la intimidación bajo canasta impedían la anotación fluida en los de negro. El 28-16 del primer parcial era justo a tenor de lo visto sobre el parqué de la Fonteta.
Con el inicio del segundo cuarto, empezaron a aparecer los triples y el juego exterior para aumentar la renta valenciana. Aris quería aferrarse al partido pero su juego, basado en acciones más individuales que colectivas, no le daba para ello. La efectividad de Sestina disparó a los locales que seguían con una defensa intensa, alta y activa. Buena participación también de Reuvers que siempre aporta tanto en defensa como en ataque. Los tesalonicenses se mostraban impotentes ante la avalancha taronja que anotaba fácil, rápida y coralmente. Los valencianos doblaban en el marcador a los helenos pero sus fans daban una muestra de fidelidad inquebrantable animando sin desfallecer. El 55-33 en el minuto 20 dejaba bien a las claras la manifiesta diferencia entre unos y otros a día de hoy.
A la vuelta de los vestuarios, el partido no varió de rumbo. Las diferencias crecían sin descanso y la anotación del Valencia Basket parecía no tener freno. Pedro Martínez distribuía minutos para evitar desgastes innecesarios y todos sumaban su granito de arena para llegar a puntajes de partidos amistosos (80-50 m. 28) Coser y cantar para un conjunto local que se sabía tremendamente superior a un desbordado Aris Thessaloniki que está muy lejos de reverdecer viejos laureles. Larrea fue uno de los destacados en este continuista tercer parcial confirmando su crecimiento deportivo y la asunción de cada vez más responsabilidades en el «roster» taronja.
Nadar y guardar la ropa era la único que le quedaba por hacer a un Valencia Basket con el partido virtualmente ganado y el liderato del grupo en sus manos tras la derrota del hasta hoy líder de la competición. El objetivo de volver a la Euroliga en el Roig Arena se presenta cada vez más cercano por juego, por rendimiento y por sensaciones tanto individuales como colectivas. Los griegos cubrieron el expediente y los valencianos no hicieron más sangre de la necesaria.
Plácido transcurrir del último cuarto entre la fiesta local y la incansable animosidad de la afición visitante. Destacable el calentón de muñeca de Sestina que veía el aro como una piscina desde más allá de línea de 3 puntos. Lo único que mantuvo a los espectadores pegados a su asiento fue ver si la escuadra taronja alcanzaba la psicológica cifra de los 100 puntos. Un partido con poca historia y muy decantado desde el principio. 106-65 resultado final y a seguir con la liga doméstica con la Copa en el horizonte.
@VicentSarrion