Fútbol

El gran reto de Mbappé: dotar al PSG de grandeza

Kylian Mbappé es un privilegiado. Un talento único de esos que se reproducen un par de veces cada medio siglo. Por el hecho de haber coincidido con Cristiano y Messi en la línea temporal de la historia del fútbol no se debe pasar por alto que se trata de una dimensión de jugador bastante por encima de los que ocupaban el tercer escalón durante el reinado de los dos monstruos (esos Griezmann, Suárez, Salah y cía). Por este motivo el francés tiene la capacidad que solo ostentan ciertos elegidos de convertirse para siempre en la bandera de un club aún en ciernes como es el PSG, como ya hiciera Cruyff en el Ajax o Messi en el Barcelona.

¿HUIR A LO CÓMODO O DARLE LA VUELTA A LO COMPLICADO?

Cada vez son más voces las que le exigen a Kylian alejarse de París si quiere exprimir al máximo su juego e incluso ser considerado como el mejor jugador de la historia (hito para el cual ahora mismo tiene el potencial necesario). Es cierto que recalando en un club como el Real Madrid o el Bayern, tendría opciones reales de ganara la Champions League cada año, pero cada vez tengo más dudas respecto a que acabar tu carrera con 5 Champions en un club ganador como el Real sea más meritorio que llevar al PSG a sus primeras conquistas continentales creando un legado que te convierta en la cara de un (en caso de conseguirlo) grande de Europa.

Evidentemente en la decisión del crack francés de quedarse en París influyeron con mucho más peso otros factores como el económico, la gestión de los derechos de imagen o quién sabe si incluso presiones políticas, pero es de justicia señalar que en lo deportivo sí que existe esa pequeña ventana para ocupar un lugar excepcional entre los mejores que han practicado este deporte, en caso de que logre escribir las primeras páginas doradas de la historia del PSG, siendo el líder que les colocó en la verdadera élite europea.

La tarea es ardua como pocas. Con esta son ya once las eliminaciones en Liga de Campeones desde que llegara el dinero de Qatar, y durante ellas se ha transmitido la sensación de dar dos pasos hacia atrás por cada uno que se daba hacia delante.

Mbappé tras la final de Lisboa frente al Bayern.

Fuente: Made In Foot

 

ONCE ELIMINACIONES, 7 TÉCNICOS Y 0 CHAMPIONS

La etapa de Al- Khelaifi comenzó como suelen hacerlo este tipo de macroproyectos, fichando a golpe de talonario a las que por entonces eran estrellas mundiales, factor que no ha cambiado hasta ahora, que eran dirigidos por un entrenador de renombre como Ancelotti para controlar los múltiples egos de ese vestuario. 

No obstante, el caer (compitiendo) contra el Barcelona, entidad  que ya se había forjado en los duelos del viejo continente en años anteriores, fue lo que le costó el puesto a Carletto, y ahí reside la clave del problema del PSG, que aún no han logrado comprender que para ganar primero se debe haber perdido. Y se debe haber perdido mucho.

Laurent Blanc y Unai Emery corrieron la misma suerte que el técnico italiano. Mientras el francés llevó a cabo un trabajo aseado y sin grandes manchas, la destitución del español sí que parecía coherente. 

La imagen dada en el Camp Nou empezó a tildar al club de “perdedor”, poniéndole esa etiqueta de la que tan difícil es desprenderse, ya sea por el aspecto psicológico que causa en los rivales, o por el hecho de establecer un precedente que haga dudar a sus propios jugadores en situaciones similares, como se vería el año posterior en el que el Real Madrid  aniquiló el cruce en la ida (3-1), habiendo sido bastante inferior al PSG. Asimismo,  Unai nunca dio la sensación de ser respetado por los pesos pesados de un grupo que ya contaba con Mbappé y Neymar, contratados como reacción natural a la humillación del Camp Nou.

Thomas Tuchel fue el elegido para poner algo de mano dura en una plantilla acostumbrada a vivir en la relajación de jugar en la Ligue 1 cada fin de semana, y pese a quedar eliminado contra pronóstico en los octavos de final de su primer año (en otra eliminatoria que no pudo disputar Neymar), demostró en la segunda campaña en la que estuvo al mando que sí se estaba progresando, ya que solo el Bayern  (y no sin sufrir) pudo negarles la gloria en la final de Lisboa. Aún así, solo duró cinco meses más como DT por desavenencias con la directiva, por lo que se derrumbaron los pilares que ya había sentado el alemán (y que parecían por fin dar algo de credibilidad en Europa al club parisino) para tener que empezar de cero otra vez.

Al- Khelaifi, jeque del PSG.

Fuente: The Daily Telegraph.

Galtier venía de levantarle la Ligue 1 al PSG y se optó por este perfil bajo después de una etapa de mucho intervencionismo por parte de Tuchel y Pochettino, pero lo que se ha evidenciado es una total incapacidad del equipo para jugar como tal, al margen de las acciones individuales de inspiración de Messi, Neymar y Mbappé. El extécnico del Niza optó por jugar a que pasaran cuantas menos cosas mejor, teniendo en cuenta que la probabilidad de que estas fueran favorables a los suyos era muy alta con los tres supercracks en sus filas, pero cuando uno ha estado lesionado y el rival ha sabido cercar a los otros dos, han dado con sus huesos fuera de la máxima competición europea para tener de nuevo ese Déjà vu constante en el que viven desde hace una década.

 

El clima en la ciudad del amor es tenso, existe en el ambiente una ansiedad insaciable por hacerse con la Copa de Europa, que propicia una toma de decisiones deficiente por mandatarios que no saben como funciona esto del fútbol. Y por todo lo expuesto, el reto para Kylian es mayúsculo. Si alguien puede conseguir alzarse con el trofeo pese a todo ello, es él. Veremos si es tan bueno como para suponer el gran punto de inflexión en la historia del PSG.

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