Martes 17 de enero, 12:39 de la mañana. Se escucha un grito de tal potencia que llega a romper las ventanas de mi habitación. Alguien está pidiendo ayuda de manera desesperada. Es el colectivo arbitral, que tras pasar años y años inmutable ante las críticas diarias de la prensa, ha hecho lo impensable, emitir un comunicado pidiendo auxilio a la RFEF para incorporar la herramienta del fuera de juego semiautomático.
Ese organismo estoico que ha representado el máximo exponente del hermetismo durante décadas, ese comité fortificado como si de Numancia se tratara para prevenir cualquier tipo de ataque… Pues sí, han sido ellos mismos los que contra todo pronóstico se han mostrado humanizados por vez primera y han admitido no poder lograr la perfección en cada encuentro, y lo han hecho porque desde que se instaló el VAR se ha cometido un terrible error de concepto, en una mezcla dividida de responsabilidades entre la prensa y el Comité Técnico de Árbitros.
DÉFICIT DE COMUNICACIÓN
El mensaje que le ha llegado al público es que el VAR acabaría con la injusticia de este deporte y cada decisión sería la apropiada según la correcta aplicación del reglamento. Sin embargo, el pequeño detalle de que el reglamento es aplicado por personas, en las cuales existe la posibilidad de que se cometan errores, no ha calado todo lo que debería. En el caso de las decisiones interpretables, como la eterna polémica de las manos, incluso con una inmejorable ejecución del reglamento, el colegiado sigue teniendo que mojarse, por lo que siempre habrá adeptos y detractores de las decisiones.
Medina Cantalejo, presidente del CTA.
Fuente: epse.es
Aunque existe mucho forofo en nuestro país, para el aficionado neutral y no bufandero, lo explicado anteriormente es relativamente fácil de comprender. Ahora bien, en el caso de las decisiones no interpretables, como el caso del fuera de juego, en el que no hay medias tintas, la cabeza de los hinchas explota argumentando que las máquinas no tienen margen de error al tratarse de programas informáticos cuya fiabilidad es similar a la de un reloj suizo.
No obstante, vuelve a caer en el olvido que esas imágenes proporcionadas por el sistema informático son analizadas por personas, y por incomprensible que parezca, se pueden cometer errores tan flagrantes como el protagonizado por Iglesias Villanueva en la sala VOR del Cádiz-Elche.
Por supuesto, los responsables deben ser castigados para tratar de minimizar las equivocaciones, como correctamente ha hecho el CTA metiéndole en la nevera, pero esto no implica que se vayan a erradicar totalmente, de hecho nunca lo harán.
Por todo lo expuesto en este texto, creo firmemente que la incorporación del fuera de juego semiautomático tan solo será útil en cuanto a reducir el acoso que sufre el CTA semanalmente, en caso de que se complemente con una campaña de concienciación detallando que pese a que se vayan a reducir los fallos arbitrales, nunca se podrá extirpar la polémica de este deporte. El fútbol jamás va a ser una partida de dardos, un torneo de golf o una competición de bolos, y cuanto más tarden en explicarlo, más reacios serán los aficionados a entenderlo.
