Mientras la Fonteta vive una temporada de Euroliga de prestado, su hermano mayor en tamaño y pequeño en edad crece inexorablemente a escasos 200 metros.
Al tiempo que uno parece entonar sus cantos de cisne entre la élite del baloncesto patrio y continental, el otro afina sus gargantas de hormigón y hierro forjado.
La evolución
El primero no nació para esto y ha tenido que pasar por quirófano varias veces para poder albergar en su seno el mejor baloncesto. El primero Valencia, luego España y parece que definitivamente, patrocinador mediante, Roig Arena nace con vocación de servicio ciudadano, de utilidad pública y de centro cultural más allá del deporte.
Cualquier ciudad aspira a contar con los mejores eventos deportivos y para ello son necesarias las mejores instalaciones. Valencia las tendrá para el baloncesto, a la espera de que su hermano futbolístico se anime a hacerle compañía.
La ciudad
El centro de la ciudad se desplazará al sur, tendrá un aglutinador cultural que la empujará a ello. Mientras tanto, las noches de Euroliga le siguen dando relumbrón al mayor de la familia. Encantado con su papel de hermano mayor, el vetusto pabellón valenciano acaricia y tutela el sueño de una generación de aficionados al baloncesto. Esos que han visto crecer y hacerse mayor al club y al pabellón, a la institución y a su hogar.
Los que vimos hundir la pista para ganar un anillo, los que salimos de Mislata para llegar a la Font de Sant Llluis, anhelamos contar con uno de los mejores pabellones de Europa, la culminación de un largo camino y al que ya se le vislumbra su cercano final.
El futuro
Los padres que inculcamos el ritual Fonteta en nuestra descendencia, esperamos, deseamos vivir el ritual Arena. Los que sembramos aquellos vientos de Ron Crevier y Howard Wood, los que disfrutamos de Branson y Rogers y vivimos ojipláticos la copa de Valladolid, queremos saborear las mieles de la Euroliga con continuidad, con 15000 gargantas soñando con una Final Four. La levantará Bojan Dubljevic y Víctor Luengo será el maestro de ceremonias como anfitrión.
