Ciclismo Opinión Reportajes

El adiós del Tiburón (I)

El año 2022 a nivel ciclista se cierra con multitud de noticias, grandes victorias, algunas derrotas, otras sorpresas, pero muchas retiradas ilustres. Alejandro Valverde ha copado las portadas ciclistas e incluso alguna página en periódicos generalistas después de más de 20 años sobre la bicicleta.

Pero estas palabras me gustaría que fuesen un pequeño homenaje a uno de los ciclistas favoritos, no solo mío, sino también del público en general. “El Tiburón”, Vincenzo Nibali. Así que aprovecho, para hacer un pequeño repaso a su trayectoria.

Sus inicios

Vincenzo empezó en el anonimato, como todos los grandes deportistas de todos los deportes. Ahondar en cada uno de estos casos, es una delicia para los apasionados del “DEPORTE”. En su caso, todo comenzó en una isla, esa a la que la “bota” que forma Italia, da un puntapié. Esa pelota que el país transalpino parece lanzar hacia el Mediterráneo, si, Sicilia.

Tierra poco conocida en el mundo de la bicicleta, pero como todo este país, muy impregnado de la cultura épica del ciclismo y de grandes nombres como Coppi, Gimondi, Bartali……

Uno de estos enamorados del ciclismo era un barnizador que vivía en Mesina, localidad de unos 200.000 habitantes, casado con una chica que trabajaba en un videoclub. Fruto de este matrimonio, nacería Vincenzo, allá por el año 1984. Como tantos otros campeones, la pasión le llego por vía genética, su padre pasaba tiempo con él visionando carreras y montando.

Su hermano, Antonio Nibali, también ha sido ciclista. Su gran compañero, su cómplice en cada una de las aventuras que Nibali emprendió una vez tenía hecho su nombre. Tanto en Astaná, Trek o Bahrein. Siempre a la sombrea del Tiburón, Antonio ha sido su más fiel gregario, sin brillo de cara al espectador, pero con un papel importantísimo en la vida y en la carrera del campeón que hoy nos ocupa. Bravo Antonio, tú también fuiste parte de todo.

A los 10 años, Vincenzo sube el Etna, remolcado por un coche junto con un grupo de veteranos amigos de su padre, su primera bicicleta le llegó a los 8 años. Desde sus inicios destaco por su habilidad en los descensos.

Con Chiapucci de niño

Pero la isla carecía de la tradición y las infraestructuras ciclistas que si tenía el norte de Italia, así que Vincenzo, tras empezar a competir a los 14 años, decidió hacer el petate y marcharse a la Toscana con 16 años.

Allí, en el pueblo de Mastromarco, pasaba el año laboral, los resultados empezaron a llegar. Nibali era un corredor ambicioso y con carácter. Empezó a lograr alguna victoria en cadetes, afianzándose en juveniles y logrando ser convocado para el equipo nacional. Logrando su primer éxito internacional en los mundiales de Zolder (Holanda), medalla de bronce en contrarreloj.

Ya en sub 23, de nuevo repitió ese mismo resultado, demostrando que tenía un buen motor y llamando la atención de los cazatalentos. Con ese bagaje, Giancarlo Ferreti le da la posibilidad de pasar a profesionales con el Fassa Bortolo. Pero un escándalo de dopaje, en plenos años oscuros del ciclismo, deshace el equipo y provoca la llegada del Tiburón a Liquigas, el equipo verde, con el que logra su primera victoria como profesional, el gran premio de Plouay, clásica de la Bretagna francesa, por delante de otro combativo y clasicómano como era Juan Antonio Flecha.

Ya vemos alguna de las virtudes que dibujarían lo que Vincenzo podía llegar a ser, gran motor, visión de carrera y valentía.

Liquigas fue la escuela de nuestro protagonista, en la escuadra verdiazul, debutó en Giro y Tour, logrando su primer top 10 en una gran vuelta y el maillot de mejor joven en el Tour del 2009.

Como promesa en ciernes, tuvo problemas de adaptación, reconocidos por él mismo posteriormente. Su gran ambición, chocaba con los egos de los otros líderes veteranos. Pero como en tantos otros casos, el entorno familiar, los palos del deporte y la propia madurez, provocan que las piezas vayan encajando. De manera que esa ambición desmedida, pueda dar paso a una mucho más sana, que entiende que para ganar, y más en un deporte como el ciclismo, la humildad es muy necesaria.

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *