Ciclismo Femenino Otras vueltas

La ciclista que se forjó bajo la lluvia del sur del mundo (II): los retos fuera del diluvio

Nació en una de las ciudades más lluviosas del planeta, construyendo su carrera en el ciclismo entre diluvios y vientos. Desde Puerto Montt, Chile, Nya Mansilla se formó como una promesa ilusionante se consagró campeona nacional en prácticamente todas las categorías juveniles y medallista Panamericana Junior. Hitos y orígenes que fueron relatados en la primera parte de esta historia.

Sin embargo, los desafíos que debe enfrentar esta joven de gran cadencia trascienden más allá de lo deportivo, enfrentándose a la compleja realidad de buscar su camino en tierras que no han construido estructuras deportivas que impulsen el desarrollo de esta actividad, al mismo tiempo que sueña con seguir avanzando en su carrera ciclística.

 

Metas claras

Los objetivos de la chilena están claros. Pone su vista en la clasificación a los próximos Juegos Panamericanos de Santiago 2023, donde correría como local, pero su mayor meta está en los Panamericanos Juveniles a los que llegaría con 22 años, es decir, estaría dentro de las mayores corredoras del cotejo en que fue medallista en 2021.

Sin embargo, las cosas no han sido fáciles para Nya, quien ha tenido que lidiar con complicaciones que van mucho más allá de su capacidad deportiva: las complejidades estructurales y la falta de apoyo en el deporte chileno.

La falta de oportunidades en regiones llevó a que la puertomontina tuviera que irse a la capital chilena, Santiago, donde vive sola en una habitación, para trabajar más activamente en pista y aumentar sus posibilidades en la selección nacional.

“Estoy participando de varias carreras que se hacen en Santiago, esa es una de las razones de que me viniera para acá, hay muchas carreras tanto en pista como en ruta. Además, acá estoy corriendo con las chicas adultas de mi categoría y así puedo ponerme a nivel con ellas”, explica.

 

El reto de ser deportista

A pesar de sus sacrificios, Nya no ha recibido mayor apoyo estatal, de hecho su postulación al Centro de Alto Rendimiento, donde habría contado con alimentación y estadía, dos cosas fundamentales para una deportista que se estaba autofinanciando y tuvo que partir a mil kilómetros de su hogar para buscar alternativas de crecimiento; además de gimnasio, kinesiólogo y nutricionista.

Los motivos de este rechazo fue que “no tenía logros suficientes”, algo curioso considerando que este beneficio está pensado para los deportistas de alto rendimiento que cuentan con la Beca Proddar, beneficio que la chilena obtuvo gracias a sus logros internacionales (aunque se le notificó que le sería arrebatada, debido a que en 2022 no ha podido competir en el extranjero). 

Pese a estas dificultades en el camino, Nya no se rinde. Al contrario, sigue avanzando en su carrera y apuntando a objetivos altos a nivel de formación y rendimiento, con la misma voluntad que forjó corriendo en las condiciones más adversas.

“Soy una persona muy soñadora, me gustaría estudiar él área deportiva a fondo y tratar que mediante marcas reconocidas el ciclismo vuelva a tomar fuerza”, declara.

 

Pedaleando hasta el final

Pero bajo estas condiciones, aún consagrándose como campeona juvenil de todas las categorías en que compitió, obteniendo medallas a nivel continental con corta edad, decidiéndose a partir a mil kilómetros de su hogar para vivir en una habitación con tal de competir en la capital y ser más visible en la órbita de la selección, la sureña está viéndose forzada a destinar menos tiempo a un deporte donde demostró un gran potencial, orillada a trabajar para conseguir los recursos con los que mantenerse y seguir buscando impulso en su carrera deportiva.

Forjada bajo la lluvia en el sur del mundo y sin apoyo desde su propia nación, Nya sigue pedaleando ante la mayor de las cuestas, la falta de estructuras sólidas para potenciar el deporte en su país, la poca visualización para los deportistas ajenos al fútbol, y la excesiva centralización de Chile, en que las figuras de regiones no cuentan con mayores posibilidades y deben apostar por correr el riesgo de dejar el hogar, muchas veces sin apoyo.

Pero ese es su sello, correr contra la tempestad y la adversidad. Tomando los retos que afronta para fortalecer su cuerpo y mente. En el tramo más difícil de la ruta, continúa pedaleando en el todo o nada, agotando sus músculos por la ambición de la meta y el sueño de una niña que entrando a su adultez, con todo en contra, sigue avanzando bajo cualquier tormenta sin rendirse.

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