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La sonrisa de Fabio

Hace poco más de un año, concretamente el 6 de agosto, la vida del joven corredor neerlandés Fabio Jakobsen dio un radical e inesperado vuelco. El día anterior celebraba con júbilo su vuelta a la competición tras el obligado parón provocado por la pandemia del COVID-19; y, además, lo hacía con doble premio: victoria de etapa y liderato en la clasificación general. Era el Tour de Polonia y Fabio, al igual que muchos otros corredores, se volvía a sentir ciclista de nuevo. Sin embargo, la alegría para el velocista sería efímera. Durante el sprint de la segunda etapa sufriría una terrorífica caída al ser empujado por Dylan Groenewegen lo cual le haría debatirse entre la vida y la muerte.

Politraumatismos

Contusión cerebral y pulmonar, cráneo fracturado, gran corte en la aurícula, nariz rota, partes de la mandíbula superior e inferior desaparecidos, paladar roto y desgarrado, diez dientes perdidos, cortes en la cara, un pulgar roto, contusiones en el hombro, el nervio de las cuerdas vocales dañado, los glúteos muy magullados…, así era el parte médico de Jakobsen. Un diagnóstico que auguraba un trágico desenlace. A pesar de todo, Fabio nunca se dio por vencido y luchó para seguir viviendo —ser persona de nuevo—, para seguir disfrutando de las dos ruedas —volver a ser ciclista—. Y así fue. Su “vuelta a la vida” no se trata de un milagro, es el resultado de un inmenso trabajo y esfuerzo para recuperarse física y mentalmente con la inestimable ayuda de profesionales de la medicina.

Doblemente especial

Por eso, su victoria en la cuarta etapa de La Vuelta con línea de meta en Molina de Aragón (Guadalajara) tenía un significado muy especial. No era una victoria cualquiera. “¡Esto es un sueño! Quiero agradecer a mi familia y al equipo, mi segunda familia, porque ellos son la razón por la que estoy aquí. Es la victoria más hermosa de mi carrera profesional y no puedo agradecer lo suficiente a todos por lo que hicieron por mí. Ha sido un largo camino desde el año pasado, y volver a estar aquí, ganador de etapa de una Gran Vuelta, me hace increíblemente feliz.”, comentaba pletórico una vez concluida la jornada. A pesar de ya haber levantado los brazos esta temporada —dos etapas en el Tour de Valonia—, las muestras de cariño y afecto por parte de sus compañeros en el pelotón fueron instantáneas.

Todo apasionado al ciclismo honra con entusiasmo la victoria de Fabio. Volver a disputar y ganar un sprint masivo en una Gran Vuelta ha supuesto un esfuerzo titánico y un verdadero reto de superación para el neerlandés. La Vuelta ha sido testigo de su renacimiento.

Sonríe Fabio, sonríe el ciclismo.

 

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