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De Quintero a King-tero, pasando por Tokyo

Natalia Arriaga
Tokio, 5 ago (EFE).- El ingeniero aeronáutico Damián Quintero, número uno de la clasificación mundial de katas, rueda por la pista despegue de Tokio con el objetivo de propulsarse hacia la medalla de oro.

Una vitrina a rebosar

Atesora en la casa de sus padres grandes reservas de ese metal, tras casi un cuarto de siglo de éxitos, pero ahora quiere ampliar el botín con una ‘chapa’ olímpica de color amarillo.
Bonaerense de nacimiento (1984), malagueño desde que su familia emigró y se instaló en Torremolinos cuando él tenía cinco años, Quintero aparcó la ingeniería aeronáutica que cursó en la Politécnica de Madrid para dedicarse de lleno al kárate.
Reconocido por la Federación Mundial como el mejor de todos los tiempos en katas, esa modalidad en la que se combate contra un rival imaginario, a Quintero le faltan en su historial los dos grandes títulos individuales: el campeonato del mundo, a cuyas puertas se ha quedado en dos ocasiones, y el oro olímpico, por el que peleará este viernes en el Nippon Budokan de Tokio.
La admisión del kárate en los Juegos de 2020 le llevó a abandonar la prueba de kata por equipos, en la que había ganado todo. Quería centrarse en la lucha por el podio olímpico individual, que afronta al final de su carrera, con la prórroga añadida del aplazamiento debido a la pandemia.

Jesús del Moral, el complemento perfecto

Durante todo el ciclo olímpico se ha entrenado en el CAR de Madrid a las órdenes del seleccionador Jesús del Moral. Su carácter “muy metódico y bastante estricto” fue el empuje que necesitaba para no desfallecer nunca. Porque el líder mundial está convencido de que, una vez en la élite, “no hay que limar mucho y lo único que hace falta es centrar la cabeza”.
En una disciplina en la que también puntúan la forma de respirar y la fuerza de la mirada, Quintero es el rey, el ‘King-tero’ que impresiona desde su salida al tatami. Con el ceño fruncido, con el paso firme, con el karategui bien tieso para que haga ruido en cada movimento, con sus gritos, el malagueño se come el escenario ante cualquier rival y ante cualquier panel de jueces. Su potencia y su velocidad hacen el resto.

Ryo Kiyuna, el rival a batir

El japonés Ryo Kiyuna, triple campeón mundial, será su principal obstáculo en el camino hacia el oro.
Nacido hace 31 años en Okinawa, la cuna del kárate, Kiyuna es, como Quintero, un obseso del kárate.
“Me entreno todos y cada uno de los días. 365 días al año. Siete días a la semana, seis horas diarias de preparación técnica y otras dos horas de entrenamiento físico”, explica.
Como parte de su formación ha estudiado los movimientos oculares de los leones y de los tigres.
Tras perder ante el japonés el título mundial de 2018 en Madrid, Quintero señalo: “Ryo no baja nunca. Es espectacular, es mejor técnicamente”. Pero inmediatamente aseguró que era posible revertir el orden en la final olímpica, si llegan a encontrarse, como dictan sus resultados previos.
Ambos se confesaron anímicamente tocados por el aplazamiento de los Juegos y por la falta de competición internacional. Kiyuna padeció el covid a finales de 2020. Pero la reanudación del calendario a principios de 2021 mostró a Quintero en plenitud física y técnica, campeón de la Premier League de Estambul y subcampeón de Europa, mientras que Kiyuna se concentró en los torneos locales y no dio pistas sobre su estado.

Casualidades del destino

A finales de los años ochenta los padres de Damián, Hugo y Miriam, decidieron dejar Argentina para emigrar a Australia. Un anuncio en el periódico en el que se ofertaba trabajo en España para odontólogos, su profesión, les hizo cambiar de destino. Gracias a ese canje de planes, el chaval nacido en Buenos Aires se dispone a entrar por la puerta grande en el medallero español con un deporte de origen japonés. Así es la universalidad del espíritu olímpico. EFE
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