El bádminton se queda sin representación española en el cuadro principal. Sin embargo, los dos deportistas que han acudido a la cita olímpica con la rojigualda han dejado el pabellón muy alto.
Hoy le tocaba el turno a Pablo Abián de nuevo. Frente a él, todo un titán, el señor Chen Long (China). El rival a batir era nada menos que el vigente medallista de oro de Rio 2016.
Pero a Pablo nunca le ha asustado un reto. Siempre con un punto extra de motivación ante los grandes contrincantes, saltaba al tapiz el de Calatayud, demostrando desde el primer momento, que no se lo pretendía poner fácil al asiático.
Durante los primeros once puntos, Abián seguía de cerca al chino, consiguiendo mantener un margen apretado en el marcador. Intensidad, fuerza en los ataques y defensas constantes consiguieron mantener a raya a la torre de Hubei. Sin embargo, pasado el primer intervalo, el asiático subió una marcha más a su juego. Se hizo imposible para el español dominar los tantos. Solo pudo arrancar un punto al chino, quien se llevó este primer set por 21-11.
Comenzó el segundo juego, y, tras unos puntos en los que Pablo trataba de continuar cerca de la puntuación de Chen, finalmente se le escapó. El asiático estaba intratable. Aún con el altísimo nivel de su oponente, Abián fue capaz de conseguir tantos de gran calidad, dejando ver que él también podía ponerle en aprietos. El español corría por la pista sin dar un volante por perdido hasta que este tocaba el suelo.
Sin duda ha sido un partido de alta intensidad. Hemos podido ver a un Pablo más metido en su juego habitual que en el partido anterior. Contra el estonio Must, el español reflejaba una imagen contenida, de calma y concentración. Su juego era más ordenado. Pero en este último encuentro de grupo, los más fieles seguidores del gladiador de Calatayud han podido reconocer el estilo único del sr. Abián. Fuerza, garra y sobre todo lucha. Un deleite y más contando con que su rival es un top ten del ranking mundial.
El partido se resolvía en favor de Chen Long 21-11 21-10. Un marcador no demasiado justo con Pablo, que se ha dejado el alma como ya nos tiene acostumbrados.
La participación española ha estado marcada, más allá de la ausencia de Carolina, por el buen debut de Clara Azurmendi y la cuarta representación en unas olimpiadas de Abián. El nivel expuesto por la donostiarra nos deja ver que hay mucho futuro en camino. Y la actitud luchadora del bilbilitano, un ejemplo para las nuevas generaciones.
Se despide el bádminton español de Tokyo con la mirada al frente y la cabeza bien alta. La cita más importante tras los juegos la tendremos en Huelva a finales de año con el Campeonato del Mundo Absoluto. Toca descansar, reponerse y, por si alguien lo dudaba, volver al trabajo.
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