Cuarta entrega de los resúmenes de la temporada 20-21 en la Liga ASOBAL, en esta ocasión analizamos la campaña del Fraikin BM Granollers que firmó una gran cuarta posición pero que deja un sabor amargo para los vallesanos ya que vieron como se les escapaba entre los dedos la clasificación europea en los últimos compases.
Crecer, mejorar y soñar con Europa
La inconclusa temporada 19-20 dejó al Granollers en la sexta posición, una posición para nada mediocre pero lejana de los puestos europeos. Para volver a soñar con la clasificación europea el equipo catalán debía renovar parte de su plantilla y hacer frente a bajas sensibles como la del pivote internacional español Adrià Figueres o las del lateral izquierdo Nicolás Bonnano y el lateral derecho Oswaldo Maestro que reforzaban a dos equipos rivales por el objetivo europeo como son Bidasoa Irún y BM Logroño La Rioja respectivamente.
A estas bajas se sumaban la del pivote Iván Popovich, el central Ian Tarrafeta y el lateral izquierdo Drasko Nenadic, para contrarrestar estas salidas llegaban a las filas vallesanas el central Chema Márquez, los pivotes Esteban Salinas y Oriol Rey y los laterales izquierdos Antonio García y Jan Gurri además de subir desde el filial al lateral derecho Marc Ferré, el extremo izquierdo Víctor de Sande y el portero Pol Varela. Todo bajo la batuta de Antonio Rama. Se completaba así una plantilla construida para luchar por los puestos europeos hasta las últimas jornadas.
El Granollers presenta sus credenciales
Para los de Antonio Rama el objetivo estaba fijado en hacer los mejores números posibles en Liga para convertir el sueño europeo en una realidad. Todo comenzaba de manera perfecta para los catalanes, pleno de victorias en septiembre, un cuatro de cuatro que permitía al Granollers quedarse como colíder, solo superado por el inexpugnable Barça. Pero pronto llegaría la primera derrota, el Ademar se llevaba los dos puntos del Palau d´Esports de Granollers.
La derrota quedaría olvidada con dos nuevas victorias pero una pésima racha con cuatro derrotas en cinco partidos alejaba al decano del balonmano nacional de los puestos que daban acceso a Europa. El Granollers se concienció y terminaba el año firmando un siete sobre ocho puntos entre los que se encontraba una victoria crucial ante el Bidasoa. Esta racha dejaba a los vallesanos a un solo punto del tercer puesto y con el parón por el Mundial para perfeccionar su juego.
Una versión casi perfecta
Antonio Rama y su staff supieron utilizar a la perfección el parón mundialista, puliendo el juego del equipo catalán para construir una versión casi perfecta. El mes de febrero dejo dos pinchazos difíciles de digerir, en especial el cosechado en casa ante el Cuenca con el partido ya finalizado. Para beneficio del Granollers ninguno de sus predecesores estuvo muy acertado y los catalanes se situaban a un único punto del tercer puesto y mucha tela que cortar.
Llegaba marzo y con ello la Copa del Rey, en la que el Granollers dejaba una gran imagen eliminando en cuartos al Puente Genil y cayendo en semis ante el Barça ante el cual compitió de tu a tu en la primera mitad pero acabo siendo superado en una gran segunda parte blaugrana. Volviendo a la Liga, los de Rama lograban dos meses perfectos ganando todos sus partidos de marzo y abril. Un seis de seis que daba a los vallesanos la posibilidad de depender de si mismos para acabar en Europa y la posibilidad de quedar subcampeón.
Salió cruz
El mes de mayo, último de la competición, arrancaba de buena manera para los catalanes. Tres victorias entre la que se encontraba el abultado triunfo ante su mayor perseguidor, el BM Logroño La Rioja. Todo parecía salir bien para el Granollers, pero de pronto llegó la tormenta. Derrota sin paliativos ante el Barça y en la última jornada derrota en Artaleku que dejaba a los vallesanos sin la posibilidad de ser segundos.
Pero los catalanes se guardaban un as bajo la manga, dos partidos aplazados para que la clasificación europea siguiese dependiendo de ellos mismos. Si ganaban los dos lograrían el billete a Europa y todo parecía de cara cuándo el primer rival que tendrían los catalanes en frente era un ya descendido Guadalajara que llegaba a tierras catalanas sin ningún aliciente. En un partido aciago para el Granollers, el Guadalajara conquistaba su pabellón y les dejaba sin opciones europeas. Para cerrar el año, los catalanes ganarían en León y concluirían así una gran temporada en la que saborearon las mieles europeas pero que al final se acabarían evaporando.
Foto vía: @BMGranollers
